Casas de Cultura: encomiable trabajo en la base

Ernesto Cuní
4/2/2020

“Siento que la dirección del Consejo se ha tomado en serio este balance, maduro, óptimo y con dominio de sus estadísticas; es la única institución en el país que ha realizado este trabajo”, comentó el ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, durante el balance del Consejo Nacional de Casas de Cultura (CNCC), recientemente celebrado en el Centro Cultural La Llave, ubicado en el municipio capitalino del Cerro.

Alonso Grau destacó la guía de trabajo del CNCC, el conocimiento de sus fortalezas y debilidades, así como las deficiencias reflejadas en su banco de problemas con dominio del campo de actuación. “Han hecho un análisis profundo en su informe, recoge sus principales resultados y dificultades, es un informe crítico y autocrítico”, señaló.

El balance se caracterizó por productivos debates e intercambios. Foto del autor
 

A esta institución le queda claro la responsabilidad para con su público, aspecto que no tienen otras instituciones, estimó el titular. Ese trabajo parte de la acción de los instructores de arte en las comunidades, idea generada por Fidel y línea de acción que está en el programa cultural de la Revolución que “nació con la vocación de servir al pueblo”, recordó el también poeta.

En este sentido exhortó a un trabajo pleno en los estudios de audiencia en aras de abrirle el camino a la obra de arte: “no hemos estudiado ni teorizado sobre eso. Las instituciones se creen claustradas hacia sí mismas y los públicos tienden a ser los mismos, no desarrollan formas para ir ganando nuevos públicos con el mensaje de esas obras”, arguyó.

Lamentó la subestimación de que es objeto el sistema de Casas de Cultura, institución de noble vocación y empresa, que “hace una labor casi subterránea, la más pegada a la tierra, a la gente común, a la comunidad. Es la primera en el acercamiento al arte y a la formación de los gustos. Esa es su labor: generar nuevas sensaciones”, subrayó.

Incitó al CNCC a la búsqueda de nuevas alianzas, nuevas asociaciones. Igualmente recomendó un mayor incentivo en la divulgación de su trabajo. “Hay que promover, dar visibilidad y credibilidad a la labor de sus instituciones que son, al fin y al cabo, el corazón de la política cultural del país”, dijo.

Aunque no todo es color de rosa —el CNCC mantiene aún un estado constructivo regular, a pesar de la reparación de una buena cantidad de inmuebles—, existe un segmento tenue que hay que solucionar: el completamiento de las plantillas y de los cuadros.

Respecto a estos últimos, enfatizó la falta de claridad de estos en el significado social de la cultura y, en especial, el de Casas de Cultura. “No valoran lo que significa en términos de creación de valores e identidad”, afirmó. Resulta difícil que los cuadros ideales, los propios artistas, asuman esa tarea, “no se ha trabajado con intencionalidad este asunto desde la misma formación en las universidades, ahí comienza el problema, no conocen el sistema de la cultura”, acotó.

Logros como el estímulo salarial de los instructores —se elevó el salario, lo que permitió la reincorporación de varios de estos— fueron también tocados por el ministro. Ellos, los instructores, “son una cantera tremenda, comienzan estudios que luego continúan en las universidades, ya con conocimiento de base. En ellos hay que intensificar la mirada para que sean cantera de los futuros cuadros de la cultura”, afirmó.

Así mismo estimuló a que el sector de la cultura genere ingresos sin degenerar su esencia de cultivar a la población, “sin mercachifleo ni contaminación, con un sentido cultural y con dignidad, tenemos que contribuir a captar recursos, moneda libremente convertible. Hay que pensar cómo hacerlo, identificar los lugares en que podamos hacerlo”.

También abogó por el concilio del trabajo cultural con miradas a la tercera edad y los programas especiales, como comunidades de tránsito, hogares de ancianos, niños si amparo familiar, etc., “ese diseño hay que perfilarlo bien”, señaló.

El ministro alabó el peso de los proyectos socioculturales. Foto: ACN
 

El ministro alabó el peso de los proyectos socioculturales. Se refirió particularmente al concurso de artes plásticas De donde crece la palma: “de ahí sale un sentimiento de verdadera libertad, tenemos que sentir orgullo, es una realización completa de lo que significa el trabajo de Casas de Cultura”. Abogó por su promoción y permanencia, las nuevas maneras para estimular a esos niños, adolescentes y jóvenes.

Finalmente llamó al rescate, fomento y multiplicación de las ruedas de casino, elemento identitario de nuestra cultura. En el 2019 se logró movilizar cientos de estas. “Tenemos que multiplicar este movimiento, es un golpe al mal gusto que nos ha ido ganando en todo el segmento de la cultura, sobre todo en los jóvenes, inmersos en nimiedades seudoculturales. No saben bailar música cubana. Hay que empezarles a sembrar ese gusto desde temprano”, concluyó.

El balance se caracterizó por productivos debates e intercambios entre especialistas del CNCC. Todos los principales directivos de las filiales provinciales de esa institución, estuvieron presentes, así como el nuevo presidente de la Brigada de Instructores José Martí, Emilio Toledo.

Hoy el CNCC cuenta con 349 Casas de Cultura, de ellas, 174 municipales y 175 comunales. Catalogadas de bien 175, de regular 125 y de mal 49. De estas últimas, 18 están cerradas. Para la reparación en el año terminado se proyectaron 42, siendo terminadas 7, quedando las restantes para el 2020. Se actualizó el Programa de Desarrollo Cultural del CNCC y los Centros Provinciales.

Asistieron al encuentro Olga Fernández González y Sara Blanco Pérez, funcionarias del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido; Kenelma Carvajal Pérez, viceministra de Cultura; Nereyda López Labrada, secretaria general del Sindicato de Trabajadores de la Cultura; Dyango González, presidente del CNCC; entre otros representantes del gobierno territorial y personal de la cultura.