“Los logros de la enseñanza artística cubana y el pensamiento de Fidel” es el nombre del panel celebrado este 9 de junio en la Casa del Alba Cultural de La Habana. El encuentro estuvo dedicado a las seis décadas de la creación de la Escuela Nacional de Arte (ENA) y forma parte del conjunto de actividades que se desarrollarán durante el resto del año en conmemoración de ese acontecimiento, para el cual se prevé la realización de conciertos, talleres y exposiciones, conjuntamente con el primer simposio internacional de graduados de las escuelas de arte previsto para noviembre.

Fidel fue un fundador de esencialidades, de renovaciones y de ratificaciones.

El conversatorio, acaecido en la sede de Línea y D en El Vedado,contó con las intervenciones de Lesbia Vent Dumois, Vivian Velunza, Cecilio Tieles, Jesús Gómez Cairo, Eduardo Morales y José Loyola Fernández, personalidades vinculadas al sistema de enseñanza artística en Cuba.

En la charla los asistentes expresaron su agradecimiento a la escuela y manifestaron la significaciónde la misma en su formación profesional.

“Es un centro donde todos nos conocíamos, donde todos participábamos”, comentó, al tiempo que resaltó la vinculación con otras instituciones como Casa de las Américas y la trascendencia de lo que se estaba realizando por aquellos años con la Campaña de Alfabetización recién concluida.

Los asistentes expresaron su agradecimiento a la escuela y manifestaron la significación de la misma en su formación profesional.

Jesús Gómez Cairo, por su parte, recordó la importancia de la ENA al permitir el acceso a la instrucción a personas de diferentes extracciones sociales y con una representación de todas las regiones del país. El también musicólogo e investigador reseñó el valor de integrar la formación cultural de los estudiantes con experiencias de vida y lamentó la pérdida de la biblioteca perteneciente a la escuela de música.

El estímulo a la enseñanza de las artes y su unidad con la práctica centraron la intervención de Cecilio Tieles, quien resaltó la trascendencia de la formación desplegada en aquel tiempo, el grado en el cual estaba representada la actividad artística y la avidez de superación de los estudiantes.

Ahí estaba lo mejor de lo mejor de lo mejor enseñando en nuestra escuela”.

El destacado profesor y pianista recalcó cómo la escuela se convirtió en un centro que irradiaba cultura hacia toda la Isla. “Había unidad de criterios aunque no todo el mundo pensara igual”, comentó y reseñó la conformación de las materias de estudio con un programa académico que tenía como base el ofrecerle a los alumnos cuatro horas diarias para estudiar.

Además, aclaró que nunca se prohibió la música de Ernesto Lecuona ni se estuvo en contra de la música popular, no obstante al rigor inherente en toda formación en las disciplinas artísticas.

“Para mí la ENA es un motivo de querer la Revolución, de ver las capacidades de nuestro pueblo. Estoy a su disposición para lo que me necesite”, declaró.

José Loyola, a su vez, enfatizó la calidad de los educadores y la preocupación de estos por integrar a los alumnos en la vida cultural del país, como una forma de vincular la instrucción con el trabajo en las comunidades. “Ahí estaba lo mejor de lo mejor de lo mejor enseñando en nuestra escuela (…) Esa idea de que los mejores profesores sean los que estén ahí fue lo que nosotros recibimos, pero además, su cultura, que no era solo tocar bien el instrumento, era el universo cultural que cada uno de ellos tenía y transmitía”.

La ENA permitió el acceso a la instrucción a personas de diferentes extracciones sociales y con una representación de todas las regiones del país.

Para el crítico e investigador Eduardo Morales el enfoque educativo de la ENA tuvo como mérito fundamental la perspectiva intra y transdisciplinar del programa de enseñanza, con un cuidado por el rigor teórico y metodológico, aspectos que considera perdidos y sujetos a prejuicios en la formación universitaria de las artes en la actualidad.

En comparación con lo que sucedía anteriormente, el también profesor de estética del Instituto Superior de Arte calificó de esfuerzo voluntarista el propósito de unir la escuela con la comunidad. “Antes existía una manera más viva, orgánica”, declaró en referencia al proceso de unión de las vanguardias artísticas en las localidades, cuando en aquel entonces esas mismas vanguardias tomaban la iniciativa para la difusión de la cultura.

En el conversatorio se refirieron al valor de ver y estudiar la cultura cubana (…) como parte de los procesos históricos de la nación.

Morales también resaltó la significación del trabajo realizado durante estos años y la importancia del líder histórico de la Revolución en la enseñanza de las artes. “Fidel fue un fundador de esencialidades, de renovaciones y de ratificaciones”, concluyó.

Como parte de las palabras finales que engalanaron este conversatorio los panelistas se refirieron a la necesidad de mantener un sentido práctico en la formación, al tiempo que se lee y vuelve a pensar en base a la sensibilidad de los cubanos. También se refirieron al valor de ver y estudiar la cultura cubana desde una visión más abierta y desprejuiciada y como parte de los procesos históricos de la nación.

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