Christophe Bruncher: “El productor cambia frecuentemente de gorra”

Muchas constituyen las exhibiciones que desde hace días llegan a La Habana como parte de la 43 edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. La Jiribilla conversó en exclusiva con el productor de cine francés Christophe Bruncher,quien desde 2005 ha encauzado su carrera en esta rama.

Bruncher tiene entre sus méritos el haber participado en festivales internacionales como el de Venecia, en Italia; el de Locarno, en Suiza, y el de Arte Dashanzi, en Pekín. Su interés se centra en desarrollar puentes entre profesionales del séptimo arte.

Contrario a lo que se piensa, la función del productor no recae solo en el financiamiento…

A menudo se resume a esto, pero es mucho más abarcador. El productor cambia frecuentemente de gorra. En un inicio debe acompañar al guionista en la reescritura del proyecto y darle seguimiento. Luego, le corresponde estar en diálogo y negociación con el director para encontrar soluciones en la dirección de arte y el casting. La función última del productor es hacer que el proyecto sea posible; el realizador no necesariamente maneja términos económicos en su cabeza, aunque esté al tanto de números.

El acompañamiento en la escritura del guion, la definición de la intención artística, y la decisión sobre la dirección de arte y el casting están comprendidos en lo que se conoce como producción creativa.

Después vendría la investigación de desarrollo, comparándola con la industria de mercancía. No todos los productores la tienen en mente, pero en este punto hay que pensar en términos de marketing. Ello obliga a determinar quién podría ser el público de esta película. A partir de ahí, comienza una etapa para posicionar el presupuesto. Todo ello exige una comunicación director-guionista-productor.

¿Son aconsejables las coproducciones?

Normalmente la primera y verdadera razón para una coproducción es encontrar más dinero, si bien hay otras razones. Digamos, por ejemplo, que se quiere hacer una película sobre la guerra de los franceses y alemanes. Puede ser muy interesante la coproducción en este sentido. Un productor se encargaría de buscar actores alemanes, y el otro, actores franceses. Estarán los dos puntos de vista representados.

“Hay curiosidad e interés por ver símbolos cubanos en el cine foráneo”.

Hablemos de otro caso: una película en la cual el personaje francés se pierde en Cuba y le suceden aventuras. Como productor no necesito dinero, sino un coproductor cubano para que me ayude en el desarrollo del guion para no reproducir clichés sobre la Isla. A esto se le llama coproducción natural: cuando hay motivos artísticos, no financieros, que te llevan a producir con alguien originario del país en donde se recrea el filme.

La otra razón podría ser lograr apoyo con la distribución internacional. En el camino me he encontrado con cineastas chinos que querían producir conmigo, no por tener escasez de dinero, más bien por llegar a otros mercados. En el caso de coproducciones como estas, la película se presenta también en el territorio del productor.

¿Qué posibilidades tiene Cuba en el camino de la coproducción con Francia?

Personalmente nunca he coproducido con Cuba, pero me gustaría mucho. Hay grandes posibilidades. Viajo a los grandes festivales internacionales y es muy raro encontrar filmes cubanos. Si uno llega con una película cubana enseguida llama la atención. Cuando se muestran representaciones de aquí en el extranjero, el público lo agradece. Hay curiosidad e interés por ver símbolos cubanos en el cine foráneo.

¿Qué consejos daría a quienes trabajan en el cine y a los que se especializan en la producción?

Primero, que tengan fe; no pierdan la persistencia y la intención de hacer, hacer y hacer. A menudo en el cine se ven diversas generaciones; los jóvenes se encuentran con nombres ya establecidos y creen que no hay sitio para ellos. Resulta realmente complicado trabajar con un actor o realizador que está en lo alto y tiene una carrera conocida, pues ocupan a veces todas las plazas. Solo hay que reemplazarlas e ir colaborando juntos. Deben tener coraje. Eso te dará una voz que, además de íntima, es tenaz, única y permitirá a cada quien definir su propio estilo.