Pablo Milanés tenía que regresar y cantarle a Cuba. Era una deuda y, para saldarla, ofreció un concierto en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana, donde miles de personas, desde las gradas, alumbraban con las luces de sus teléfonos un espectáculo cargado de reencuentros y viajes en el tiempo.

Con la entereza de la voz de este cantautor y guitarrista cubano, fundador de la Nueva Trova, y las letras de Comienzo y final de una verde mañana inició el recital que se extendió poco más de una hora. Desde las gradas del centro deportivo, los asistentes a esa cita con la buena música coreaban canciones que han marcado a varias generaciones de cubanos.

Sus canciones fueron las protagonistas de la noche, además del público, como bien dijo el propio Pablo.

El breve espacio en que no estás, De qué callada manera, No ha sido fácil, Para vivir y Yolanda fueron algunos de los temas protagonistas —además del público, como bien dijo el propio Pablo— de una puesta en escena con un formato más íntimo y reflexivo.

Más de 400 canciones se integran en la discografía de Milanés, que cuenta con más de 40 álbumes en solitario, otra quincena de fonogramas con el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (GESI), más sus trabajos en álbumes colectivos y colaboraciones con otros artistas.

Miles de personas, desde las gradas, alumbraban con las luces de sus teléfonos un espectáculo cargado de reencuentros y viajes en el tiempo.

El concierto de la noche de este martes es parte de la gira Días de luz, con la que el artista recorre actualmente teatros de España y Estados Unidos.

Pablo Milanés no cantaba en la Mayor de las Antillas desde el 2018, cuando ofreció un espectáculo en el teatro Karl Marx por los 500 años de La Habana, y luego, en el 2019, en un recital en el Teatro de Bellas Artes junto a su hija Haydée Milanés. La cita con su público cubano era impostergable.

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