Concedido Premio Nacional de Literatura a la profesora, ensayista, poeta y narradora Mirta Yáñez

Laidi Fernández de Juan
30/12/2018

Foto: Internet
 

La rara e intensa mezcla entre ternura, rabia y humor distingue su obra de cualquier otra, y por ello sitúa a esta prolífica autora nuestra en el lugar donde se encuentra ahora mismo: en el de maestra del arte de narrar. La versatilidad de Mirta incluye sus incursiones en la literatura infantil, la poesía, el ensayo, y la narrativa.   Libros suyos son considerados material de estudio en  universidades del mundo, y varios de sus cuentos integran la lista de los denominados clásicos en la cuentística cubana (El búfalo ciego, El diablo son las cosas). Desde que en el año 1976 viera la luz Todos los negros tomamos café, (antes ya había publicado su primer poemario) hasta Falsos documentos, del año 2005, sin olvidar su libro de narraciones de 1980 La Habana es una ciudad bien grande, entre otros libros suyos, y en su novela Sangra por la herida.

Mirta transita a través por los conflictos humanos, universalizando lo que de local pueda existir en los ambientes genuinamente dibujados por su mano. Premio de la Crítica en cinco ocasiones, Mirta Yañez, es, sobre todas las cosas, una abridora de caminos para Eva, y es un acto de elemental justicia brindarle reconocimiento. Su labor de antologadora es más que encomiable, y es gracias a su generosidad que muchas de las narradoras cubanas actuales encontramos espacios dentro y fuera de Cuba.

En su libro de ensayos (no sé por qué catalogado dentro de una modalidad llamada “Miscelánea”)  Del azafrán al lirio, que es un delicioso muestrario de su agudo ingenio, enuncia  una idea que no resisto la tentación de transcribir, ya que nos define a todos: “….a los cubanos de fuera y de dentro nos unen tres aristas del destino: la angustia por la identidad, la pesadumbre de la separación y la jocosidad a todo trance…”  ¡Felicidades, maestra!