Danza Fragmentada: compañía, escuela, escultora de bailarines

Yaymara Villaverde Marcé
22/10/2018

Cuando allá por 1993, en pleno período especial, el recién graduado bailarín Ladislao Navarro y un puñado de osados jóvenes fundaban Danza Fragmentada, imponiéndose a escaseces y al escepticismo de muchos, nadie imaginó que tiempo más tarde se convertiría en uno de los pilares de la danza en Guantánamo.

 Danza Fragmentada se impuso a escaseces y al escepticismo de muchos.
Fotos: Lorenzo Crespo, Periódico Venceremos

 

Teniendo en cuenta que la provincia cubana más oriental es una reconocida plaza de esa manifestación en la Isla, mayor es el mérito, y para llegar aquí no fueron pequeños los obstáculos que Ladislao y sus muchachos tuvieron que sortear. Patios de tierra u otro rinconcito prestado fueron los sitios iniciales de ensayo, y la mayoría en el grupo carecía de formación en dicha disciplina.

Apelaron a la única riqueza que tenían, las ganas de hacer y el amor a ese sublime arte. Pocos de aquella docena de fundadores contaban entonces con todas las exigencias físicas. Muchos eran apenas aficionados, pero se trabajó con el material humano existente, se explotó más la expresión corporal, el rigor en el entrenamiento y se sumó a otras artes, lográndose una obra integradora.

De esta manera lo recuerda con noble orgullo —tras un cuarto de siglo de aquel debut en octubre—, el fundador de esta compañía-escuela, que es hoy genuina cultivadora del estilo contemporáneo, y parte de la tríada emblemática del movimiento profesional danzario en el guaso, uno de los más prolíficos del país.

“No siempre coincidíamos todos a la hora de ensayar en esos años singulares”, rememoró Ladislao en entrevista a la ACN y explicó que ello se debía a la falta de sede y las responsabilidades diversas de los integrantes fuera del tabloncillo; lo mismo eran estudiantes de otras carreras, que obreros o amas de casa, y por eso la idea de nombrar al grupo Fragmentada, y así se quedó”.

Desde la arrancada, el joven coreógrafo, Licenciado en Artes Escénicas con especialidad en Danza Contemporánea, inculcó en sus bailarines el trabajo colectivo y la libertad de adentrarse en el gratificante mundo de la creación coreográfica, se preocupó, además de educar en valores, e incentivó al quehacer pedagógico para contribuir a asegurar el futuro dancístico de Guantánamo.

De este empeño da fe hoy la reconocida labor docente de sus integrantes, tanto en la Escuela Provincial de Danza, como en la Academia Infanto-juvenil adjunta a la labor del grupo, creada hace 23 años como iniciativa comunitaria para impartir a niños y niñas clases elementales de ballet, creación, ritmo, folclore y danza contemporánea.

Más allá de códigos formales, Danza Fragmentada priorizó entre sus fortalezas la diversidad, la fuerza y libertad expresiva, y en la última década ha incursionado airosa en la denominada danza callejera, aprovechando la interactividad con el público y sirviéndose de la arquitectura urbana y el entorno natural como escenario ocasional de sus proyecciones.

 Danza Fragmentada priorizó entre sus fortalezas la diversidad, la fuerza y libertad expresiva
 

Pronto aquel proyecto experimental surgido en octubre de 1993 logró establecer un sello de calidad y originalidad, acogido positivamente por la crítica especializada y premiado en varios festivales de la disciplina.

Hoy todos sus bailarines son graduados del sistema de enseñanza artística cubano, pero Ladislao no descarta incluir uno que otro aficionado con talento, empeño, y desde la Academia infantil estimula el gusto estético, el amor a la danza, y moldea a quienes luego devienen estudiantes de la especialidad y más tarde exitosos profesionales.

Un ejemplo de ello es Esteban Aguilar, ganador del prestigioso premio Ramiro Guerra, quien no partió de escuela profesional, sino de la labor formadora de  Danza Fragmentada; o Alexeider Abad, que entró al conjunto como percusionista, se enamoró de lo danzario, se profesionalizó aquí, luego llegó a formar parte de la compañía alemana de Pina Bausch, y ahora dirige su propio proyecto.

“Hemos sido cantera, arboleda, camino para muchos. El que entró aquí cambió su vida para bien y la mayoría integra actualmente la nómina de importantes agrupaciones nacionales o internacionales”, comenta satisfecho Ladislao, mientras rememora este cuarto de siglo de trayectoria, aniversario celebrado por estos días en Guantánamo, durante la Jornada de la Cultura Cubana.

Para la ocasión, este año el experimentado colectivo programó una temporada de actividades poco usuales, divididas en dos partes: una del 1 al 5 de octubre, que se enfocó más a lo teórico y tuvo como maestro invitado a Rubén Rodríguez Martínez —figura imprescindible de la danza moderna en Cuba—; y otra etapa del 11 al 14, más dedicada a los espectáculos.

Pero el reconocimiento del sector cultural y el pueblo, prosigue en todo este octubre, y junto a la compañía es agasajado su fundador y director, por sus 40 años de vida artística —varios de ellos dedicados a la enseñanza—, quien asegura que de cada generación ha aprendido, ajustándose, buscando nuevas fórmulas.

Desde la confortable sede que hace 8 años acoge a Danza Fragmentada en la Villa del Guaso, a sus presentaciones habituales y a un grupo fiel de seguidores, Ladislao asegura: “mi interés es seguir creando con calidad para el público, que es el principal objetivo del artista, y no pretender hacer una danza o espacio elitista, pues esta es y será una casa para todos”.