El Congreso de la Uneac y los desafíos de la cultura cubana

Félix Bolaños Leyva
1/7/2019

Temprano en la mañana del domingo 30 de junio comenzó en el Palacio de Convenciones la sesión final del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), con la presencia de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba.

 “Somos una Revolución que puede presumir de haber sido contada y cantada, desde sus orígenes, con el talento
y la originalidad de sus artistas y creadores”, expresó Miguel Díaz-Canel. Foto: Cortesía de Trabajadores

 

Se llegó a esta segunda jornada del importante concilio luego de una sesión previa donde destacaron los debates realizados en las diferentes comisiones previstas, las cuales se caracterizaron por profundas reflexiones y recomendaciones enfocadas a lograr mayor incidencia en el vínculo de la vanguardia artística y literaria con el sistema institucional de la cultura.

En las comisiones se analizaron temas como la creación artística y la relación con las instituciones; proyección social de la cultura; los medios y las redes sociales y su vínculo con la cultura; turismo y mercado; enseñanza artística y correspondencia con los jóvenes creadores, y estatutos.

Precisamente la jornada dominical se inició con la lectura de los dictámenes de las comisiones, las cuales llegaron a acuerdos como: propiciar espacios cotidianos de crítica como herramientas de orientación y difusión, en programas de radio, televisión y nuevos medios, y estimular la creación de foros para trazar estrategias y acciones; contribuir a perfilar una proyección internacional de la cultura cubana no solo orientada al reconocimiento de la producción artística y literaria de los miembros de la Uneac, sino también a la irradiación del pensamiento emancipador, descolonizador y humanista que enfrente el hegemonismo imperial; reactivar el grupo de análisis Cuba-Estados Unidos; la necesidad de estimular la creación destinada a los públicos específicos, especialmente el infantil y juvenil, y a temáticas de gran impacto social como las de género, racialidad, participación y ejercicio del criterio; fortalecer el papel de la cultura no solo en la esfera del turismo, sino contribuir con las capacidades intelectivas a seguir forjando de la mejor manera, a escala nacional y territorial, un movimiento cultural que sea de todos y para todos, nacionales y extranjeros, convencidos de que el diálogo fraterno y desinteresado será el mejor camino para cumplir los fines que se persiguen; potenciar la investigación y preservación de la memoria histórica de la enseñanza del arte en Cuba, y crear estrategias para la formación de críticos especializados que permita un ejercicio profesional ético, orientador, jerarquizador y comprometido con la cultura, entre otros dictámenes que fueron recogidos y serán objeto de revisión mensual entre la nueva directiva de la Uneac y el Consejo de Estado, con el objetivo de “arrancarles cada vez un pedazo mayor a los problemas y dificultades”, según afirmó Díaz-Canel.

Desafíos actuales de la cultura cubana

Posteriormente se realizó la lectura y debate del informe Desafíos actuales de la cultura cubana.

Desde que se iniciaron los trabajos preparatorios del IX Congreso de la Uneac, los intercambios en las diferentes comisiones y en los comités provinciales de la organización, se ha propiciado entre los miembros una honda reflexión colectiva en torno a los desafíos que encara la cultura cubana en los tiempos actuales, íntimamente vinculados con los que enfrenta hoy la Revolución, afirmó Miguel Barnet en el informe, al tiempo que señaló algunas preguntas esenciales que han estado presentes en todo momento: ¿Cómo podemos los escritores y artistas agrupados en la Uneac ayudar más a nuestro país en la presente coyuntura?; ¿cómo contribuir de manera más activa al perfeccionamiento de nuestra política cultural?; ¿cómo combatir con mayor eficacia los intentos de dividirnos y el impacto de la oleada colonizadora global en la sociedad cubana?, y ¿cuáles propuestas podemos hacer que nos aproximen a la conquista de nuevos espacios para el crecimiento de la vida espiritual de la nación?

En ese sentido advirtió que como parte de esos desafíos convendría distinguir entre consumo y recepción: el primero presupone pasividad; la segunda, participación activa. “La batalla de nuestro tiempo es eminentemente cultural, entre la imposición hegemónica y los paradigmas emancipatorios, entre la estulticia y la libertad”. Y concluyó su informe recordando que cuando Fidel, en el Congreso de la Uneac de 1993, llamó a salvar la cultura, no se refería en un sentido estrecho a la protección de obras, programas e instituciones; sino a la vida espiritual de los cubanos, concentrada en expresiones y valores culturales. “En efecto, la cultura es lo primero que hay que salvar, porque la cultura es el imaginario y la memoria de la nación, el núcleo de su resistencia y futuridad”.

El debate por parte del plenario fue amplio y desbordó el espacio concedido antes de la clausura oficial. Algunas de las cuestiones que motivaron la reflexión fueron: el diferendo Cuba-Estados visto desde la cultura y el pensamiento; la necesidad de proteger y contar la memoria narrativa cubana, aquella que entraña no solo a los hechos, también a los significantes y símbolos que erigen un país; el papel de la cultura como antídoto de salvación; el combate a la penetración cultural colonizadora; el desafío que implican las nuevas formas de consumo de productos culturales, sobre todo en los jóvenes; la cultura como lucha, como vanguardia estratégica en defensa de la humanidad y por un mundo mejor; la construcción de la identidad nacional; el papel activo y participativo de la vanguardia artística hacia el interior de la sociedad cubana; la cultura como comportamiento humano y sustancia de la patria; el respeto al magisterio y la calidad de los claustros; el compromiso de los jóvenes artistas de poner vida y obra al servicio de la nación, y la necesidad de que la Uneac continúe siendo esa casa para pensar Cuba.

La Uneac se renueva

Esperen de este equipo una entrega total para dar respuesta, mostrar caminos, pensar colectivamente y organizar la hoja de ruta que seguirá los valiosos planteamientos que emanaron como parte del proceso asambleario de este cónclave, aseguró Luis Morlote Rivas, cuando se dio a conocer su designación como nuevo presidente de la Uneac.

La Uneac será siempre un espacio para contribuir a la construcción de esa Cuba que todos queremos, que todos soñamos, resaltó Morlote, quien propuso a los delegados declarar a Miguel Barnet Lanza como Presidente de Honor de la organización, “por su capacidad para convocarnos a pensar juntos, porque ha sabido unir a todas las generaciones de escritores y artistas, por poseer una obra más grande que el Turquino”.

Acompañarán a Morlote en su nueva tarea: Marta Bonet de la Cruz, como vicepresidenta primera; Corina Mestre, Magda Resik y Pedro de la Hoz, como vicepresidentes; y Guido López-Gavilán y Cira Romero Rodríguez, como secretarios.

Se les otorgó en este congreso la condición de miembros honoríficos a: Alicia Alonso, Leo Brouwer, Alfredo Diez Nieto, Ambrosio Fornet, César López, Eusebio Leal, Jesús Chucho Valdés, Graziella Pogolotti, Marta Rojas, Omara Portuondo, Pablo Milanés, Roberto Fernández Retamar, Rogelio Martínez Furé, Rosita Fornés, María Teresa Linares, Fina García Marruz, Silvio Rodríguez, Nancy Morejón, Jesús Ortega, Verónica Lynn, Pedro de Oráa y Jesús Chucho Cabrera. 

¡Somos Cuba!  ¡Somos continuidad!

“Ha concluido su IX Congreso. No digo estos días de análisis y debate en el Palacio de Convenciones, sino los largos meses de intercambios y aportes desde las bases.  ¡Cuánta inteligencia y talento, cuánto se aprende de ustedes!”, afirmó Díaz-Canel en el discurso de clausura, que fue ampliamente ovacionado por todos los presentes en el plenario.

El presidente cubano expresó que “durante estos meses, estos días, estas horas, más de una vez nos hemos sentido entre ustedes, compartiendo lo que expresan y comprometidos con lo que hacen”.

Asimismo manifestó que “somos una Revolución que puede presumir de haber sido contada y cantada, desde sus orígenes, con el talento y la originalidad de sus artistas y creadores, intérpretes genuinos de la sabia popular y también de las insatisfacciones y esperanzas del alma cubana”.

Díaz-Canel concluyó su discurso felicitando a la nueva dirección de la Uneac:

[…] a su presidente electo, Morlote, con la certeza de que comprenden que su misión más importante es desatar una irreconciliable batalla contra la incultura y la indecencia, y en ese bregar los creadores deberán ser, como siempre, como pidió Fidel en Palabras a los intelectuales, más que espectadores, actores.

Un mundo mejor es posible. Esa certeza la heredamos de nuestros padres y tenemos el deber de sostenerla para nuestros hijos.

¡Somos Cuba! ¡Somos continuidad!