El germinar de una utopía posible

Ernesto Cuní
17/4/2019

La XIII Bienal de La Habana 2019 ha sido amplia en sus propuestas: un total 12 proyectos colectivos que reúnen a más de 170 artistas de 45 países, y más de 250 colaterales con un aproximado de 852 creadores, que incluyen muestras colectivas, personales y bipersonales, open estudio e intervenciones en espacios públicos.

Escultura de neón sobre la frase del paisajista y escritor francés Gilles Clément, realizada por
el artista visual chileno Enrique Ramírez. Foto: Pepe Cárdenas

 

El Proyecto Semillero, ubicado en la Casa Museo Simón Bolívar, en la Habana Vieja, y curado por la artista chilena Luz Muñoz, es una de esas propuestas que, sin tener un despliegue intenso de búsqueda artística, propone desde la simplicidad una profunda reflexión sobre aspectos de la existencia que merecen una particular atención.

Dicha iniciativa incluye artistas de países diferentes, y aboga por la restauración e implementación de valores hacia el entorno. Sus integrantes han deseado recuperar la candidez de la flora, la fauna, así como la voluntad y aptitud humana para desarrollarlas.

El proyecto contiene videoarte, instalaciones, talleres comunitarios, pintura y lumínicos de neón. Uno de sus integrantes es el chileno Enrique Ramírez, quien trajo a La Habana un material fílmico titulado La memoria verde. Fue realizado en el Parque Metropolitano de la ciudad, conocido popularmente como el Parque Almendares.

Su trabajo consistió en invitar a caminar en la noche a una mujer común de este país, por esa inmensa y bella extensión de la rivera del conocido río Almendares, afectado en algún momento por la contaminación del vertimiento residual de varias fábricas capitalinas.

En el filme, esa mujer sin nombre y sin asideros desanda por parajes y valles del lugar. Imágenes de varias plantas fueron filmadas en un microscopio, dando la sensación de que se transita a través de sus ideas.

Una voz en off va comentando poéticamente recuerdos sobre diversas aristas de la existencia humana, mientras que se muestra el verdor del lugar en contraste con el color de las aguas y ciertos sitios deprimidos biológicamente en el Almendares.

Largos plano-secuencia, trávelin del paso de esa mujer y planos detalles van construyendo una narración que aúna lo visual y lo sonoro, redimensionándolo y dando una nueva lectura al espectador.

La memoria verde cuestiona el futuro de la flora cubana. El 53 % de la Isla son áreas verdes y no estamos exentos de los efectos del cambio climático; una gran cantidad de especies endémicas de la flora aparecen en una lista roja de extinción, y debemos tomar partido desde la voluntad humana y política.

“Este filme habla de la memoria, las plantas, la historia, la condición política de la isla”, me comentó Enrique.

A la entrada del local donde se proyecta este material, aparece una escultura de neón sobre la frase del paisajista y escritor francés Gilles Clément que reza: Para construir un jardín, necesitamos de un trozo de tierra y eternidad. “Es una frase que no solo te lleva a pensar en la tierra, sino en cómo las cosas se van construyendo”, afirmó el artista.

Emiliano de la Masa, de profesión pedagogo, vino a La Habana a realizar un proyecto educativo, incluido en el Proyecto Semillero. Consistió en la construcción de un huerto educativo por niños y niñas de un aula-museo de la escuela primaria Antonio Machado, en febrero pasado.

“Hoy en día ya dejó de ser un jardín ornamental para convertirse en un jardín comestible y biodiverso, que atrae polinizadores y es mucho más rico de lo que es un jardín estético”, señaló.

Esta acción, y el Proyecto Semillero en general, demuestran la importancia de la tan socorrida sostenibilidad, que varios convenios mundiales y países han reconocido desde el formalismo burocrático, pero sin la acción práctica, como el caso de Tratado de Kioto, del cual Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, se retiró.

“Puedes encontrar en la naturaleza y en la relación del ser humano con esta, una forma de sostenibilidad del medioambiente, que actualmente tiene una crisis muy grande de biodiversidad, de plantas y especies que están en peligro de extinción. Tenemos también muchos problemas con las sequías y eso puede conllevar, finalmente, a la extinción del ser humano”, subrayó Emiliano.

Desde el arte, este grupo de creadores ha querido dar otra mirada, otro tipo de búsqueda, de diferente matiz: contribuir a un mundo mejor y hacer germinar la semilla de la esperanza a través de la responsabilidad en la praxis comunitaria.

 

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