Con el tema del enfrentamiento al cambio climático y las iniciativas institucionales orientadas a ello, tuvo lugar, en la Casa del Alba Cultural de La Habana, el Balcón Latinoamericano correspondiente al mes de julio, un proyecto de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Cuba). El panel estuvo moderado por la directora de esta organización, Marta Rosa Muñoz, y contó con la participación de Orlando Rey, asesor del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; Yaquelín Pérez, directora del Instituto de Ecología y Sistemática, y José Manuel Guzmán, director del proyecto ambiental Mi costa.

Orlando inició las presentaciones y destacó la necesidad de implementar políticas de enfrentamiento a las condiciones climáticas que afectan y afectarán al archipiélago cubano. En esa línea de acción, comentó que el proyecto Tarea Vida resume otras prácticas desarrolladas por el gobierno con un enfoque más amplio que el de las afectaciones causadas por eventos meteorológicos extremos. Asimismo consideró un error la no inclusión de FLACSO en la elaboración inicial de esa política, en tanto esa institución reune un conjunto de prácticas y proyectos de participación en aspectos sociales.

“Solemos equiparar el efecto ambiental al efecto social, y eso no es precisamente así”, comentó en referencia a las metodologías de las salvaguardas sociales y ambientales para el desarrollo de los proyectos. También enfatizó en la necesidad de tener más en cuenta los factores sociales en la elaboración de los planes de la Tarea Vida, y elogió la mirada profunda y rica en proyecciones que FLACSO ha aportado a esa iniciativa desde su integración a ella.

Se llamó a reducir las vulnerabilidades desde el fortalecimiento de los servicios y las condiciones de vida, con énfasis en la atención al agua y la agricultura. Imagen: Tomada de Pinterest

El experto también destacó el cambio permanente del clima en Cuba, que transita de subtropical a subtropical húmedo, y resaltó cómo los efectos de esa transformación nos van a alcanzar donde quiera que estemos, ante lo cual llamó a considerar las consecuencias ambientales de las actividades humanas y a realizar un análisis transversal del fenómeno en toda su complejidad.

Por su parte, Yaquelín Pérez puntualizó las perspectivas a futuro de la institución que dirige, y resaltó el fortalecimiento de la sostenibilidad ambiental en los proyectos turísticos en Cuba, los planes complementarios a la Tarea Vida y el establecimiento, a nivel institucional, de una regulación de los mecanismos financieros, principalmente en lo referente a bienes y servicios. También reseñó la significación de integrar la biodiversidad en Cuba mediante prácticas demostrativas, como pueden ser la jardinería en hoteles, el tratamiento de desechos sólidos y la protección de los manglares, y reseñó como, a pesar de las muchas dificultades, los estudios efectuados durante la pandemia permitieron el ajuste del proceso de certificación, que incluye una capacitación a los auditores y la inclusión de varias normas de calidad y eficiencia energética, requerimientos con los cuales se prevé ya certificar a cuatro entidades hoteleras.

En referencia al asesoramiento y la intervención de los especialistas de FLACSO, Yaquelín expresó que hubiera sido imposible la elaboración del proyecto sin su intervención, que valoró de determinante en el análisis y en las sugerencias de acción de género de una propuesta que debe ejecutarse desde el mes de septiembre y donde se valoran, entre otros aspectos, los estándares y procedimientos de tecnologías con bajas emisiones, el monitoreo y la gestión del conocimiento, los riesgos ambientales y los planes de manejo para enfrentarlos.

El proyecto Mi costa, preliminarmente, debe tener una duración aproximada de 30 años y prevé mejorar la resiliencia al clima de más de 1,3 millones de personas, así como la protección de los hábitats costeros vulnerables de 24 municipios y siete asentamientos costeros pertenecientes a igual número de provincias en el país.

En su intervención, José Manuel Guzmán ofreció sus valoraciones sobre cómo el proyecto Mi Costa se enriqueció con la presencia de los elementos sociales en el campo investigativo proporcionados por FLACSO. Esa colaboración, de acuerdo con sus palabras, propició la unión de todas las aproximaciones en un proyecto que apuesta por la complementariedad. Comentó cómo probaron la eficiencia del proyecto frente a inversores internacionales y reseñó la importancia de socializar esas prácticas. En términos de futuro llamó a reducir las vulnerabilidades desde el fortalecimiento de los servicios y las condiciones de vida, con énfasis en la atención al agua y la agricultura.

En referencia a los años de mantenimiento y monitoreo que requieren este tipo de iniciativas, destacó como retos la identificación de líderes dentro de las comunidades y el mantenimiento de buenas prácticas de modo que las personas se sientan acompañadas. El proyecto Mi costa, preliminarmente, debe tener una duración aproximada de 30 años y prevé mejorar la resiliencia al clima de más de 1,3 millones de personas, así como la protección de los hábitats costeros vulnerables de 24 municipios y siete asentamientos costeros pertenecientes a igual número de provincias en el país.

La directora de FLACSO-Cuba, Marta Rosa Muñoz, expresó el privilegio y los desafíos de ese organismo académico en el acompañamiento, adiestramiento y capacitación de otras instituciones involucradas, sobre todo a partir de las salvaguardas sociales y ambientales del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). Las colaboraciones, comentó, requirieron la participación de las cinco áreas de investigación que integran dicha facultad, a la cual se sumaron las contribuciones de otros especialistas que aportaron su experiencia en temas como el de los derechos humanos y el patrimonio cultural. También destacó la utilidad de la gestión del conocimiento y la protección de la propiedad intelectual, la articulación de las universidades en los niveles locales y en la gestión de los gobiernos y el necesario respeto y conocimiento de los saberes de las personas en las comunidades.

Las interrogantes de los asistentes a la presentación apuntaron a la necesidad de tener datos contrastados para convencer a los decisores de las políticas sobre la rentabilidad de los proyectos verdes, el manejo de la comunicación y el vínculo con otras disciplinas.

La directora de FLACSO-Cuba, Marta Rosa Muñoz, expresó el privilegio y los desafíos de ese organismo académico en el acompañamiento, adiestramiento y capacitación de otras instituciones involucradas, sobre todo a partir de las salvaguardas sociales y ambientales del PNUD.

En el debate los panelistas señalaron la disponibilidad pública de las informaciones generadas en los proyectos, la urgencia de institucionalizar esos emprendimientos y sus resultados con vistas a su sostenibilidad económica a largo plazo, y la consecuente apuesta por soluciones naturales y la reducción de los gastos. También apuntaron la pertinencia de analizar el impacto de las soluciones y la falta de un vínculo a nivel comunitario, ante lo cual destacaron la necesidad de tener una perspectiva para vivir en un clima cambiante sin recurrir al alarmismo. Al respecto, resaltaron la urgencia de emprender una descentralización, en tanto las organizaciones municipales carecen de independencia y dinamismo en la toma de decisiones.

Otros aspectos sobre los cuales opinaron los especialistas fueron el enfrentamiento al cambio climático sobre la base de soluciones prácticas, el necesario equilibrio entre soluciones para potenciar el desarrollo y la administración requerida de los recursos naturales.

En las palabras finales del encuentro, Marta Rosa señaló la existencia de una brecha entre el conocimiento producido y su implementación, la pertinencia de lograr un nivel de apropiación con el cual se manejen códigos comunes entre los diferentes organismos e instituciones y el fomento de una discusión de diferentes temas en el seno de la academia. “Las personas tienen mucho que aportar, y a veces los subestimamos”, concluyó.