La identidad cubana es una mezcla de raíces que puede ser recreada desde diversos ambientes. Esta vez ha sido representada en Alma. La revolución de un sueño, una saga musical y danzaria que será estrenada el próximo viernes 16 de diciembre en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.

Previo al estreno mundial, tuvo lugar el 7 de diciembre de 2022, en conferencia de prensa, un encuentro en la galería-taller Gorría, con Iván Belaustegui, director creativo de la puesta en escena; Efraín Chibás, Pacho, director musical y compositor del espectáculo, y Joan Morell, responsable de la coreografía. El Centro de la Danza de La Habana ha acompañado desde el inicio el montaje del espectáculo junto al Consejo Nacional de Artes Escénicas. La conferencia fue moderada por el Dr. Noel Bonilla.

“Es una historia paralela que no solo muestra la lucha por la libertad, sino las ansias de todo ser humano por alcanzar sus sueños”. Fotos: Tomada del sitio web de Alma. La revolución de un sueño

Se abrieron las puertas esa tarde para dar vida al espectáculo danzario. Se proyectó una escena del primer acto, que refleja la lucha de identidades y la diferencia de culturas a través del baile, exponiendo la danza clásica y el folclor como expresiones identitarias de la obra.

Alma es un proyecto que nace en 2018 de conjunto con Joan Morell como coreógrafo y Pacho como compositor. Es una historia que narra cómo llega la cultura africana a Cuba. Obra dividida en dos actos: el primero cuenta la historia de Yaya, una mujer africana, líder de su aldea, que es sometida a la trata de esclavos en Cuba a finales del siglo XVI; y el segundo se centra en cómo ha evolucionado esa herencia cultural africana en el tiempo (400 años). Es una historia paralela que no solo muestra la lucha por la libertad, sino las ansias de todo ser humano por alcanzar sus sueños; con una herencia en común, pues Alma es descendiente de Yaya.

El teatro Fausto, como lugar de ensayo, se ha convertido en un espacio creativo donde los sueños de muchas almas han encontrado un lugar para renacer. Comenta Iván Belaustegui que el teatro se encontraba en pésimas condiciones para los ensayos, pero con mucha dedicación, en los dos primeros meses de su estancia en Cuba, fue reconstruido para convertirse en el local de ensayo del grupo.

Desde los inicios del proyecto, el Centro de la Danza acompaña al equipo creativo con distintos bailarines. Los miembros de este espectáculo no son parte de una compañía unitaria, sino que se han fusionado los bailarines y se ha conformado una gran familia.

La música, a cargo de Efraín Chibás, presenta nuevos registros que combinan ritmos del folclor africano con otros de la música sinfónica y la de cámara. Fue realizada en un estudio en México, donde encontraron diversos instrumentos de la cultura africana ideales para incorporar nuevos ritmos musicales a la obra. El espectáculo presenta música en vivo, la cual encarna la energía del músico cubano y hace referencia a las descargas que componen nuestra musicalidad.

“La fusión de movimientos y ritmos deja de lado los pasos preconcebidos para crear movilidades que hagan sentir y vivir la historia”.

Como peculiaridades coreográficas, Juan Morell afirma que existe un vínculo con su experiencia personal, su paso por distintas compañías danzarias y su influencia internacional, pues introduce nuevas formas creativas, incorpora distintos movimientos y fusiona estilos. “Puse mi imaginación a volar, y pretendo que el espectador vuele”, confiesa el coreógrafo. La obra tiene como coreógrafa invitada a Nilda Guerra, enfocada en el segundo acto. La fusión de movimientos y ritmos deja de lado los pasos preconcebidos para crear movilidades que hagan sentir y vivir la historia.

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