Gracias, Chucho

Ana María Domínguez Cruz
25/1/2021

A Chucho Valdés se le agradece tanto. Por lo que ha hecho en la música cubana, por haberla llevado tan lejos, por hacerla vibrar en cualquier escenario, por mantenerse fiel a su herencia y, a la vez, por experimentar. Gracias, Chucho, le diríamos en este año que cumplirá 80 de haber llegado a esta tierra. Gracias.

Y en franco homenaje a su legado, aún inagotable, los saxofonistas Alfred Thompson y Carlos Miyares, miembro del Cuban Sax Quintet y líder de Cuban Quintet, respectivamente, y el musicólogo Miguel Ángel García confluyeron en la sesión Tributo de este domingo en el XVI Coloquio Internacional Leonardo Acosta in memoriam.

A Chucho Valdés se le reconoció su trascendental legado, durante la sesión Tributo de este domingo en el Coloquio Internacional Leonardo Acosta in memoriam. Fotos: Tomadas de Streaming Cuba
 

Recordaron la trayectoria de Chucho, desde que fue ese niño prodigio en medio de una familia de genios. La Orquesta Cubana de Música Moderna, el combo, luego en 1973 Irakere, el cuarteto, Chucho Valdés y los Afro-Cuban Messengers, el quinteto… incansable, Chucho.

De este cubano universal, seleccionado tempranamente como uno de los cinco mejores pianistas del mundo junto a Bill Evans, Oscar Peterson, Herbie Hancock y Chick Corea, ¿cuánto no pudieran decir quienes le acompañaron en momentos importantes de su vida profesional y quedaron inspirados con su virtuosismo?

Thompson, con experiencias vinculadas a Chucho y a Irakere, se refirió a ese traslado del pensamiento pianístico a los instrumentos de viento. “Chucho era exigente desde su música. Podíamos cambiar, sugerir, nos permitía opinar. La música es compleja y llevarla de un instrumento a otro requiere análisis, estudio”.

Los Mensajeros Afrocubanos fue esa especie de Irakere reducido. Carlos Miyares integró esta agrupación, “aunque tengo que mencionar que el cuarteto de Chucho era el cuarteto más cuatro metales: Germán Velazco, Alexander Abreu, Mayquel González y yo, con el repertorio de Irakere sumado a sus temas para el cuarteto y Mayra, su hermana. Recuerdo muchas giras, conciertos increíbles con Bebo, con Mayra… espectacular”.

García lo cataloga como un genio criollo, con trascendencia internacional pero apegado a las raíces cubanas, como lo hizo su padre Bebo.

“El ambiente en el que creció favoreció su formación, su versatilidad, sus inquietudes musicales. Chucho reúne la tradición pianística del país de la danza, de la contradanza; también el jazz como centro de su creación y el pianismo centroeuropeo. Su cultura en torno al repertorio del piano a nivel mundial es vasta.

“Chucho sabe trabajar el virtuosismo, la velocidad. Hay un Chucho íntimo, discreto, profundo, además del que levanta al público en el teatro. Es una figura… como Capablanca en el ajedrez o Alicia en el ballet. Genera admiración, ansias de superación”.

Además de Ernán López-Nussa, José María Vitier, Robertico Carcassés, muchos músicos, y pianistas de manera particular, también pudieran expresar sus ideas sobre Chucho.

Un antes y un después en la música cubana se marca a partir de la creación de Irakere, esa explosiva mezcla de jazz, rock, clasicismo y música tradicional cubana.

Chucho confesó en una ocasión que quería buscar otra sonoridad, diferente a las jazz band: “Quise hacer un grupo de jazz con madera, y el nombre lo pensé desde mucho antes. Fuimos esencialmente tres columnas en la base de Irakere: el bajista Carlos del Puerto, el percusionista Oscar Valdés y yo. La idea fue ganar público, hacer música bailable, levantar a la gente de sus asientos, rescatar la cultura yoruba, romper, cambiar…”.

Fue válido mencionar las “ramificaciones” que se desgajaron de Irakere, cada uno de los proyectos que lideran músicos de esa formación como José Luis Cortés, César López, Orlando Valle (Maraca), entre otros.

En la sesión Pensar el jazz de esta jornada se propuso el tema “Los desafíos para orquestar para jazz band”, con la presencia del productor y multinstrumentista Emilio Vega, el saxofonista Michel Herrera, líder de Madre Tierra y el también saxofonista Jorge Sergio Ramírez, miembro de varios proyectos. Los tres, con experiencia en el manejo de la interpretación y la composición para las jazz band, coincidieron en que se necesita no solo el dominio de la técnica, sino amplia cultura para darle vida a este tipo de formato.