Había una vez… un libro del mes

Félix Bolaños Leyva
20/12/2018

Hay libros para todos los gustos y edades, para todos los usos y necesidades. Unos vuelan inmediatamente de las librerías, mientras otros acumulan polvo en los anaqueles. También los hay que son demandados constantemente por los lectores y las editoriales se ven precisadas a reeditarlos año tras año. Son los imprescindibles; esos que disfrutaron los padres y ahora les quieren entregar a los hijos.


Cubierta de Había una vez… Foto: Cortesía del autor
 

Uno de esos libros es Había una vez…, cuya presentación en el espacio Libro del Mes, que realiza el Instituto Cubano del Libro (ICL) en la Plaza de Armas de La Habana Vieja, fue el pretexto que convocó a una nutrida representación de niños, padres y abuelos, para de paso celebrar el Día del Educador.

El Libro del Mes es un proyecto reciente que el ICL ha incorporado en su cartera de actividades para apoyar el Programa Nacional por la Lectura. Los textos propuestos, generalmente dirigidos a niños y jóvenes, se escogen entre los más atractivos y se favorecen con una significativa tirada, que ronda los 20 mil ejemplares, de manera que, con idéntico objetivo, lleguen a todas las librerías y bibliotecas del país.

Había una vez… es un compendio de los más famosos cuentos para niños realizado por Herminio Almendros. Fue publicado por primera vez en el ya lejano 1946 con el título Cuentos y poemas para el hogar y la escuela, y contiene relatos tan atractivos para los más pequeños como “La caperucita roja”, “Los tres cerditos”, “El soldadito de plomo”, “Cenicienta” y “Blancanieves”, entre muchos otros.

Con el triunfo de la Revolución y la creación de un grupo de editoriales nacionales, alcanzó su máximo apogeo —ya como Había una vez…— con un hatajo de ediciones y reimpresiones que lo han llevado al lugar destacado que ocupa hoy dentro de nuestra literatura infantil.


Presentación de Había una vez… en el Libro del Mes
 

La presentación en el espacio Libro del Mes se destacó por la organización y desarrollo: comenzó a tiempo, concurrieron los niños de las escuelas cercanas, en definitiva, los principales destinatarios de la oferta literaria; se dispuso una buena cantidad de ejemplares para su venta que literalmente volaron, y no quedó ni uno siquiera para este reportero. Por suerte descubrí allí una oferta del mismo título para descargar y llevar en soporte digital que brindaba sin costo alguno la Editorial Electrónica Cubaliteraria.

A propósito de la Campaña Nacional por la Lectura y valorando lo que significa para el país en términos monetarios la industria del libro, sobre todo porque no producimos papel, esta experiencia de Cubaliteraria bien vale la pena extenderla a otros espacios, como el Sábado del Libro, y promoverla de manera tal que llegue a los lectores y a quienes se acercan a estas actividades.

El libro digital, sobre todo en estos tiempos de socialización de los accesos a internet, es una opción a tener en cuenta. Claro, antes se debe informatizar toda la labor editorial, lo cual, sabemos, implica una inversión financiera, pero no hay opción; así como también la promoción de nuestros libros debe inundar las redes sociales.

Retomo el Libro del Mes para insistir en lo valioso de esta acción, que se puede y debe extender a otros espacios de la ciudad y del país, tal como pretende la dirección del ICL, que apuesta por ello y lo prioriza garantizando una cantidad apreciable de ejemplares, que son pautados para distribuir por toda la geografía nacional. Y que siga el buen camino sin detenerse ante las “sillas peligrosas” que le esperan, invitándole al descanso.

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