Si de procesos de estimulación y promulgación se trata, con el objetivo de salvaguardar y viabilizar los valores tradicionales existentes en comunidades cubanas, son entonces las expresiones centenarias que cumplen aniversario cerrado las primeras en ocupar un sitio privilegiado en nuestras pretensiones. Nuestro homenaje en esta ocasión lo protagoniza una manifestación tradicional que se encuentra celebrando su cumpleaños 110, lo cual demuestra el sentido de perdurabilidad y resistencia cultural protagonizado por cientos de sus más fieles y celosos guardianes, pertenecientes a varias generaciones, quienes han sido capaces de transmitir y mantener un legado imperecedero como parte del mosaico de elementos carnavalescos, dentro de la cultura popular tradicional, por más de un siglo en nuestro país. Se trata de la Conga de Paso Franco, expresión tradicional partícipe como elemento distintivo del Carnaval santiaguero, declarado Patrimonio Cultural de la Nación. 

La Conga de Paso Franco, expresión tradicional del Carnaval santiaguero, cumple 110 años. Foto: Cortesía del autor

Sin duda, la conga es la manifestación tradicional más populosa y raigal en Santiago de Cuba. Se cuenta que fue surgiendo de manera espontánea con el propio desarrollo del jolgorio carnavalesco. Según los moradores santiagueros desde la época colonial se realizaban cada 25 de julio festividades religiosas en honor a su Santo Patrón, Santiago Apóstol, las cuales tenían como inicio la celebración de una misa en la Catedral. Una vez concluida esta, comenzaban las procesiones religiosas por todas las calles aledañas a la institución clerical.

No es hasta el siglo XVII que las autoridades decidieron incorporar a los negros africanos a esta festividad y se sumarán así a los honores y tributo a Santiago Apóstol. Fue así como estas celebraciones, en sus inicios de marcado carácter religioso, fueron convirtiéndose en paganas. La conga cuenta con una historia y origen prácticamente desconocido, se dice que este ritmo tiene su paradigma hace más de un siglo en el barrio santiaguero de Los Hoyos, uno de los lugares más populares y antiguos de Santiago de Cuba, caracterizado por diversas costumbres populares llegadas desde África y el Caribe insular, sobre todo por los emigrantes franco-haitianos.

En una conga un grupo de tocadores de tambores, campanas, corneta china y otros instrumentos musicales van arrastrando tras ellos por todas las calles santiagueras, a través de ritmos auténticos, hasta conformar una nube de cientos de seguidores, los cuales arrollan e improvisan estribillos ocurrentes y espontáneos por varias horas de duración.

La populosa e histórica Conga de Paso Franco surge en 1911 como un desprendimiento de El Tivolí, manteniendo como base el tradicional golpe de columbia, mientras la caracterizan los colores de la bandera cubana: azul, blanco y rojo, utilizados principalmente en el vestuario de sus mamarrachos, mostrando un sólido contraste, el cual imprime vistosidad con el ritmo que interpretan. En esta comparsa se incorporan máscaras a pie, como “el caballito”, “la muerte en cueros”, “la muñeca”, entre otras.

Como principales tesoros humanos vivos se destaca el legado de figuras siempre homenajeadas y recordadas durante su historia por las nuevas generaciones congueras de Paso Franco, personalidades como: Feliciano Mesa, Eladio Pérez Zoa (Tatita), Nino Videaux, José Ballar (padre e hijo), Mario Arranz (Capero Mayor), entre otros, los cuales se reconocieron por su rol de informantes, creadores y guardianes de la tradición centenaria.

Sus instrumentos iniciales fueron una conga pilón, bocúes, un cencerro y un güiro. Con el paso del tiempo se acompañaron con dos congas redoblantes y sustituyeron el cencerro y el güiro por las campanas. Tradicionalmente las congas se visitan unas a otras, y por cualquier motivo, no necesariamente durante el carnaval, salen a la calle. La partida se produce de sus propias sedes y después de recorrer todo su territorio se unen a otras congas produciéndose lo que se conoce como “la invasión”, tras la cual va un mar de pueblo. Esta expresión centenaria generada a través de ritmos cubanos, que tiene como base elementos de influencia africana y caribeña, cuenta en la actualidad con instrumentos típicos como: tres congas (tamboras bimembranófonas conocidas popularmente con el nombre de pilón y redoblantes o galletas), además aparece el requinto y detrás, como complemento, encontramos hasta diez bocúes (también denominados tambores membranófonos). El quinto tiene gran importancia en la sonoridad del grupo, porque le da entrada al toque contagioso de la conga, que es particularmente excelente, a la percusión le continúan tres campanas metálicas seleccionadas por sonoridades especiales (tamboras de automóviles desechadas). La presencia de la corneta china es trascendente, porque es el único instrumento de viento. Tanto es así, que lo primero que se escucha, como un llamado a la diversión y la fiesta es el conocido sonido de la corneta china, insertada en las congas santiagueras en 1916. Además, incluye una bella capa llevada por una doncella con el tema de la comparsa, así como algunos instrumentos musicales ilustrados artísticamente en la misma.

“Sin duda, estamos en presencia de una joya que atesora el Patrimonio Cultural de la Nación”.

Sin duda, estamos en presencia de una joya que atesora el Patrimonio Cultural de la Nación, a la cual, en el 2007, se le otorgó merecidamente el Premio Nacional Memoria Viva en el apartado de “Preservación de Tradiciones”, entregado por el Instituto de Investigaciones de la Cultura Cubana Juan Marinello del Ministerio de Cultura. Además la conga es considerada embajadora permanente del Festival del Caribe, y en el 2019 sus miembros fueron invitados por el Consejo Nacional de Casas de Cultura al Taller Nacional Cultura-Identidad, celebrado en Santa Isabel de las Lajas, en la provincia de Cienfuegos, experiencia significativa al representar la primera manifestación carnavalesca santiaguera en arrollar por las calles de la tierra del Benny con su bella gente, al ritmo de tambores y el llamamiento de la populosa corneta china.

Lleguen a cada cultor practicante y a los seguidores de la emblemática Conga de Paso Franco en Santiago de Cuba las felicitaciones por mantener por varias generaciones una tradición que hoy rebasa el siglo de existencia, convirtiéndose en baluarte inigualable de la cultura cubana.

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