“Implacable con el error, generoso con quien lo comete”

Yoamaris Neptuno Domínguez
11/10/2018

Sentí remover mis sentimientos al ver a Ernesto Limia Díaz con lágrimas en los ojos. Un hombre de carne y hueso, con sangre en las venas, ofreciendo una conferencia que cataloga como “la que más va a amar hasta el día que muera”.

A veces quedan en recuerdos (bien gratos por cierto) las oportunidades que me ha dado mi formación como instructora de arte. La satisfacción de contribuir modestamente a la preparación de promotores culturales en centros y establecimientos penitenciarios fue una de las mejores experiencias, y me hace comprender que esta no es una conferencia cualquiera, no es un lugar cualquiera, no es un público cualquiera. Es hablar de historia, es un centro penitenciario, los receptores son reclusos. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo llegar a las 12 del día a hablar sobre Cuba antes del 10 de octubre?


Marcados por esta exitosa y fructífera experiencia, Ernesto Limia y Raul Paz, junto a otros intelectuales
y artistas cubanos, comparten su trabajo con reclusos cubanos. Foto. Radio Rebelde
 

Limia le prometió a su hija ofrecer esta conferencia a como diera lugar… y lo logró. Esta es la última de tres que se propuso hacer en centros de este tipo, iniciativa que es responsabilidad de una persona que ahora lo mira inquieto y han sentado en el centro del auditorio. Su curiosidad por los temas históricos lo hizo contactar con el investigador e incentivó en él la idea de transmitir de manera diáfana sus conocimientos a estas personas que tanto lo necesitan.

Vienen al discurso los negros, los ingleses, los españoles, conspiraciones, independencia, cubanía… y nosotros, todos escuchando atentos. Nuestro aplauso de aprobación ante la afirmación de Ernesto: “Estoy seguro que si un día los yanquis se tiraran, muchos de los aquí presentes estarían dispuestos a dar la vida por este país”.

Pero el historiador no ha estado solo en la aventura. Lo han acompañado la actriz Corina Mestre, los músicos Eduardo Sosa, Annie Garcés, Albertico Lescay, Raúl Paz y su grupo, los humoristas Kike Quiñones, Michel Pentón, y el director de la publicación humorística Dedeté, Adán Iglesias. Por suerte, tenemos “defensores de causas perdidas”, los que como Martí creen en el mejoramiento humano, los que se sienten con la honrosa responsabilidad de dar segundas y hasta terceras oportunidades a personas que, a pesar de todo, pueden llegar a ser mejores.

Dicen los entendidos que la cultura hace que los ánimos y las pasiones se calmen; quizás por eso la tropa fue dispuesta a ofrecer su arte cuando, en ocasiones, nos olvidamos de personas y lugares como estos. Los que estábamos fuera del guion no podíamos quedarnos con las ganas y ahí salió “un negro bembón”, recordando a Guillén; una canción al Comandante, interpretada por un pionero que estaba en el público, y los aficionados demostraron también sus habilidades declamando poemas de agradecimiento a la Revolución y cantando como Polo Montañez, José José y Alci Acosta.

Fidel, siempre presente, también fue fuente de inspiración en esta jornada; su legado nos exhorta a ser “implacable con el error, generoso con quien lo comete”.