Fiódor Vasiliévich Karzhavin arriba a Cuba el 11 de agosto de 1782, casi veinte años antes de que lo hiciera el alemán Alejandro de Humboldt. Por lo tanto, no solo fue el primer ruso que descubrió Cuba para Rusia, fue el primer científico que arribó a Cuba y realizó importantes estudios durante sus dos años de estadía. En la sección de rarezas de la Biblioteca Estatal de la Federación de Rusia, se conservan sus estudios y escritos originales realizados durante su estancia en Cuba.

Indudablemente la primera resonancia lingüística del idioma ruso en Cuba se debe a Karzhavin. Lo demuestra en su trabajo “Observaciones sobre la incorrecta pronunciación y escritura de innumerables términos extranjeros”, publicado en 1791 por la imprenta de la Universidad de Moscú, el que incluye su estudio sobre la transcripción del español al ruso. Su historiador, M. P. Alexéiev, en el ensayo Las observaciones filológicas de V. Karzhavin, refiere que existen numerosos trabajos de Karzhavin en francés, inglés y español olvidados o totalmente perdidos. A su pluma pertenecen las primeras descripciones de Cuba y de La Habana, en ruso. En su libro Acerca de la isla de Cuba, publicado en San Petersburgo, sobresale su estudio sobre el tabaco como una planta que podría tener interés para su país. Traslada las primeras semillas de tabaco de Vueltabajo a San Petersburgo, donde son plantadas en una granja experimental. Los escritos de Karzhavin están llenos de detalles y análisis de la cultura, la política y la economía de los países del Caribe que visitó.

La primera resonancia lingüística del idioma ruso en Cuba se debe a Karzhavin. A su pluma pertenecen las primeras descripciones de Cuba y de La Habana en ruso.

Además de otras descripciones, señala la situación de los esclavos negros en las plantaciones de azúcar. Sobresale el hecho de que en sus escritos —publicados en la prensa rusa— fue el primer extranjero en denunciar la opresión racial y la esclavitud colonial imperante en las posesiones españolas de ultramar. Condenó el exterminio de los indígenas y el uso de mano de obra esclava, y no estuvo de acuerdo con el concepto expuesto por los europeos, que consideraban salvajes a los aborígenes.

“Fue el primer extranjero en denunciar la opresión racial y la esclavitud colonial imperante en las posesiones españolas de ultramar”.

Se dedicó a la práctica de la medicina, a las investigaciones antropológicas, al estudio de las yerbas medicinales cubanas. Ayudado por el influyente comerciante habanero Juan de Miralles, comisionado de la Corona española en Norteamérica, al cual había conocido durante su estancia en Virginia (EE. UU.), Karzhavin fue registrado a su llegada a La Habana bajo el pseudónimo de Capitán Bach. Miralles le ofreció un considerable apoyo a su viaje a Cuba, a su labor como médico y le suministró cargamentos de medicina.

Tarja erigida en honor de F. V. Karzhavin en la Quinta de los Molinos, La Habana.

En su libro Un sabio peregrino que narra los sortilegios de los espíritus, publicado en San Petersburgo en 1795, describió la vida de los cubanos y testimonió las riquezas de Cuba, sobre todo el azúcar y el tabaco.

Karzhavin no solo es considerado el primer ruso que pisó tierra cubana, sino que fue aceptado por el gobierno español en la Isla como representante de las Trece Colonias británicas, sublevadas contra el Reino Unido, al cual España le había declarado la guerra en apoyo a la independencia de estas. Realizó estudios de antropología. Durante su estancia logró abordar la naturaleza, describir la flora y la fauna, y familiarizarse con el orden existente y con los residentes locales. Escribió y publicó varios artículos y libros al respecto.

“Karzhavin fue aceptado por el gobierno español en la Isla como representante de las Trece Colonias británicas, sublevadas contra el Reino Unido”.

Realizó traducciones del alemán, el inglés y el ruso. Sobre todo, trabajos de medicina y química. A menudo debió escribir cartas en el idioma serbocroata a los marineros que zarpaban de Ragusa (actual Dubrovnik) al puerto de La Habana.

La estadía de Karzhavin compulsó el boom de expediciones científicas rusas a Cuba, entre las que se destacan las de Alexandr Rochev, Vilhelm Karvinsky, Egor Sivers y Alexandr Lakier.

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