Hace 35 años, HaruhikoKono decidió vivir en Cuba. Más de una vez, seguramente, alguien habrá pronunciado mal su nombre, pero lo más importante es que este japonés deseó fundar una banda fuera de lo común en la que se mezclaran los ritmos auténticos de su país natal con los de esta Isla.

“Si algo evidenció Kono y los chicos de Cuba es que la música puede hermanar dos islas, ubicadas en puntos geográficos opuestos y con diferencias culturales tan marcadas”.

Así creó Kono y los chicos de Cuba, donde prima el arrojo de los jóvenes que le acompañan: Greter Ortega, en la trompeta, la voz líder, chekeré y percusión menor; Adner López, paila con batería y chekeré; Roberto Vázquez, bajo y sanshin; Jorge Sergio Ramírez, saxofón y flauta; YannerRascon, piano, cencerro y chekeré.

Haruhiko Kono fundo una banda fuera de lo común en la que se mezclan los ritmos auténticos de su país natal con los de esta Isla.

Ellos, junto a los invitados especiales, la tresera Olivia Soler y el trompeta Félix Miguel Martínez, demostraron que su discurso de jazz contemporáneo es totalmente coherente al mezclar el folclor afrocubano y el tradicional japonés durante el concierto programado en el Festival Internacional de Jazz este viernes en el Teatro Martí.

Desde que la banda lanzara su primer álbum, Universos Paralelos, muchos éxitos han acumulado. Uno de ellos, el más reciente, es el tema “Tokio a las 7 de la noche”, utilizado en la clausura de las Olimpiadas en esta ciudad y escuchado como colofón de la presentación.

Interpretaron además “Donpanbushi”; “Nooebuschi”, “Akita Daikokumai”, “Soranbushi II & I” y “Hoy, mi Habana”, de José Antonio Quesada, cuyo videoclip fue estrenado justamente dos días atrás.

La interacción con el público fue agradable y primó el respeto en un espectáculo donde cada cual mostró su talento y se favoreció que todos y cada uno brillaran.

“La música puede hermanar dos islas”.

Si algo evidenció Kono y los chicos de Cuba es que la música puede hermanar dos islas, ubicadas en puntos geográficos opuestos y con diferencias culturales tan marcadas. Además, que la tierra natal nunca se olvida y que la cultura aprehendida puede enriquecer, a pesar de la nostalgia, cualquier creación.