Me duele tanto Matanzas como me indignan los miserables que usan la tragedia para aguijonear a Cuba.

Horóscopos, vaticinios, profecías bíblicas, memes y choteos encubren muchas veces los ataques demostrativos de la absoluta impiedad, expresión de la carencia de los más elementales principios humanos.

Algunos hablan de salación, castigos divinos, karma, incapaces de reconocer que el peor maleficio sobre la Isla es ese vecino soberbio y poderoso que la hostiga con crueldad envalentonado por esos pobres diablos nacidos en territorio cubano, pero carentes del gen que permitió a este puñado de tierra convertirse en nación soberana.

Las actitudes complacientes, declaraciones onerosas, burlas, ofensas, ante algo tan doloroso para todo cubano de bien, dentro o fuera del país, como el incendio en Matanzas, muestran la catadura inhumana de quienes pretenden acabar con el sistema político cubano para instaurar otro a la medida de su impiedad que, por supuesto, no incluye el bienestar para todos, como demuestra la situación en la mayoría pobre del planeta.

¿De verdad alguien puede creer que bajo influjo de la rapiña consustancial al prepotente país del norte van a solucionarse los problemas que sufre Cuba, en buena medida condicionados por el asedio de ese vecino de enfrente?

Las actitudes complacientes, declaraciones onerosas, burlas, ofensas, ante algo tan doloroso para todo cubano de bien, dentro o fuera del país, como el incendio en Matanzas, muestran la catadura inhumana de quienes pretenden acabar con el sistema político cubano para instaurar otro a la medida de su impiedad que, por supuesto, no incluye el bienestar para todos, como demuestra la situación en la mayoría pobre del planeta.

Y esos son temas sobre los que debemos hablar con mayor fuerza y profundidad las cubanas y cubanos a pesar de la agobiante situación, a la par de las exigencias sobre lo que puede funcionar mejor, de la audacia imprescindible para vencer la adversidad que no solo enfrenta Cuba, como se puede apreciar estando al tanto de las noticias.

Me duele tanto lo que está ocurriendo en Matanzas como me indignan los que aprovechan la tragedia para atacar con argumentos miserables, pero me enorgullecen esas mujeres y hombres que enfrentan el fuego con la pasión de la entrega y los que, desde toda Cuba y el mundo, brindan su solidaridad, que es la mejor brujería para hacer trizas cualquier maleficio.

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