La epopeya del pueblo de Cienfuegos

Onelia Chaveco
9/9/2019

Conforman la gran epopeya de la ciudad de Cienfuegos esas mil historias que protagonizaron combatientes del Movimiento 26 de Julio, algunos miembros de la marina de guerra del ejército, y el pueblo en general, durante el levantamiento armado popular del cinco de septiembre de 1957 contra la dictadura de Fulgencio Batista.

El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el homenaje por el XX aniversario a los héroes y mártires, calificó la insurrección cienfueguera de “aliento moral extraordinario para los combatientes de la Sierra Maestra”.

Porque la idea de atacar los enclaves militares, apertrecharse de armas y municiones y marchar hacia las montañas del centro de Cuba para formar un segundo frente guerrillero en el Escambray, constituía una ayuda extraordinaria para las luchas que desarrollaba el Ejército Rebelde en el oriente del país.

El Comandante del Ejército Rebelde Julio Camacho, rinde homenaje a los caídos
en la epopeya del Cinco de Septiembre. Fotos: Modesto Gutiérrez Cabo

 

Los antecedentes de la asonada estaban en mayo de ese año cuando un grupo de 35 jóvenes del M-26-7, acuartelados en una vivienda en el reparto Buena Vista de la centro-sureña urbe, fueron detenidos y torturados; pero la entereza de esos muchachos permitió mantener en secreto el objetivo mayor, que se desarrollaría en septiembre de 1957.

En esa segunda ocasión se unió un grupo de oficiales de la Marina de Guerra, quienes desde el 10 de marzo de 1952 conspiraban contra Batista y habían tenido contacto con el Movimiento revolucionario y por ello la ayuda dada en la toma de Cayo Loco, sede allí de la Marina de Guerra, desde donde distribuyeron armas y municiones, y encarcelaron a los máximos dirigentes castrenses.

Monumento a los combatientes del Cinco de Septiembre en Cayo Loco, hoy Museo Naval.
 

A partir de ahí, divididos en grupos, los jóvenes tomaron la estación de la Policía, realizaron detenciones y se hicieron fuertes en el colegio San Lorenzo ubicado en el parque José Martí, donde resistieron heroicamente a los refuerzos, armados con tanques y aviones enviados por el gobierno para someter a los amotinados.

Por casi 24 horas la localidad marinera estuvo en manos de los combatientes, hasta que disminuyó el parque de municiones y los últimos reductos fueron abatidos o hechos prisioneros.

Otras historias conmovedoras atesoran los cienfuegueros que vivieron ese día y que dan idea de cómo transcurrieron las horas en que se hermanaron mucho más los jóvenes de la clandestinidad, del propio ejército y civiles para combatir al tirano.

Las imágenes logradas por aficionados muestran a un Cienfuegos en efervescencia, que empuña las armas y tiene dominio de los principales enclaves por varias horas. Fotografías que en antiguo formato negativo serían resguardadas en un bloque de cemento para protegerlas de los registros de la policía.

La joven Norma Acosta fue la única mujer que aprisionaron y torturaron por aquellos acontecimientos. En una entrevista contó que en su casa se concentraron varios combatientes con el armamento horas antes del alzamiento, y luego serían asesinados por las hordas batistianas.

Una boda concertada para las primeras horas de la fecha, en la propia catedral local, fue amenizada con el retumbar de los fusiles que a pocos metros combatían a la dictadura.

El pueblo de Cienfuegos protagoniza la peregrinación cada año,
para rendir tributo a los mártires del Cinco de Septiembre.

 

En el reparto Reina, la adolescente Olimpia Medina caería bajo el fuego de la metralla de la aviación, y sería una de las bajas civiles por el ataque indiscriminado contra la ciudad.

En lo alto del colegio San Lorenzo, el joven José Gregorio Martínez, quizás dedicó un pensamiento amoroso a su esposa, con la que apenas unos meses antes se había casado. Y pensaría que el inmenso amor que ambos se profesaban le haría invulnerable a la muerte, hasta que una bala certera le arrebató el ímpetu, y la vida.

Horas después el teniente Dionisio San Román, era detenido y asesinado por participar, dentro del grupo de marinos, en las acciones.

No se logró el objetivo del alzamiento, pero el ejército batistiano se tambaleó desde sus cimientos resquebrajado por fisuras entre sus miembros, las cuales salían a la luz pública en esa ocasión.

La insurrección demostró que las ansias libertarias no eran solo de un grupo de jóvenes, sino del pueblo en general capaz de salir de casa y correr a buscar armas para combatir al gobierno dictatorial.

A 62 años de aquella epopeya las viejas y nuevas generaciones se unen para rendir tributo sentido por los mártires, y homenaje sincero a los héroes que junto a los años cargan el estoicismo de haber enfrentado a un enemigo superior en armamento y fuerzas.

Los niños tradicionalmente realizan el asalto simbólico al Cayo, hoy Museo Naval; al Ayuntamiento; y al otrora colegio San Lorenzo,convertido en secundaria básica Cinco de Septiembre.

La enorme enseña nacional que preside cada peregrinación por los mártires del Cinco de Septiembre.
 

Una enorme bandera cubana preside la peregrinación de la población,que por cuatro kilómetros avanza hasta el cementerio Tomás Acea, donde reposan los restos de los combatientes caídos ese día.

Peregrinación hacia el cementerio Tomás Acea para rendir tributo a los mártires del Cinco de Septiembre.
 

Y cada año los cienfuegueros tienen en esa jornada un baluarte que les incentiva a mejores metas tanto productivas, educativas, como en la salud y la cultura, todo por el bienestar del pueblo. (ACN)

Homenaje en el cementerio Tomás Acea a los combatientes del Cinco de Septiembre.