La percusión es mi pasión

Ana María Domínguez Cruz
5/3/2018

“La rumba es Cuba, la llevamos dentro. Sigan mis palmas, acompáñenme y memoricen este coro…”, nos dice Brenda Navarrete. “Y funciona, porque los cubanos nos podemos conectar rápidamente con los simples acordes de este género, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”. Y en escenarios internacionales fluye también, asegura ella, “porque no hay nada mejor que mostrar lo que eres, lo que traes en tus raíces, lo autóctono de tu mundo… Los cubanos tenemos tanta riqueza musical y autóctona, que no es necesario echar mano de otras cosas”.

Hoy esta joven, ganadora de La Fiesta del Tambor 2010, en la categoría batá por mejor interpretación femenina, ha decidido andar su camino en solitario y próximamente la presentación de su disco Mi Mundo pondrá en evidencia sus deseos de mezclar, de experimentar y de crear en sus composiciones y en sus interpretaciones vocales. Pero desde antes, desde siempre, ha sido percusionista primero que todo lo demás.

Brenda Navarrete,ganadora de La Fiesta del Tambor 2010
 

A partir del 2007 Brenda se sumó al proyecto comunitario folclórico Alafia y al mismo tiempo como percusionista menor y cantante principal de la Jazz Band, agrupación con la que participó en diferentes ediciones del Jojazz, el Festival Internacional de Jazz, entre otros. Al egresar de la escuela se integró a Obbiní Batá, en el 2009, y se apropió de muchas herramientas para el baile, el canto, la actuación. Después Santa Habana e Interactivo, de donde nunca se ha ido.

“En mi vida lo más importante ha sido mi hermana Melvis Santa.  Ha sido mi guía, mi apoyo, la primera mano que tuve siempre para andar por los caminos de la música y para conocer, aprender, estudiar”.

La formación académica brinda las bases fundamentales que luego con el empeño personal y la propia autopreparación pueden posibilitar ampliar la ejecución musical en la percusión

En la escuela no aprendes lo suficiente. Recibes la base de la percusión en lo clásico, en lo sinfónico, y eso está bien, pero los estudiantes tienen que investigar mucho por su propia cuenta, sobre todo para desenvolverse en lo que llamamos percusión popular.

Recibí clases en la academia de tumbadora, de bongó, de güiro hasta que en tercer año, durante mi período de prácticas estudiantiles, fui a una escuela elemental a aprender a enseñar. Ahí trabajé con un alumno que con 14, 15 años me preguntó si yo sabía tocar batá. No sabía a esas alturas de la carrera, y eso es un error de la academia porque los jóvenes pueden recibir mucha información a la vez, no es necesario dosificarlo tanto y tan poco.

A partir de entonces me conecté con los batás. No me había definido en ningún instrumento aún porque no había profundizado mucho en ninguno. Era como un juego y la percusión es algo muy serio. Comencé a asistir a los tambores en el Cerro, en Marianao. Recuerda que los batás son instrumentos religiosos que se han llevado al escenario después. Aprendí mucho, investigué y pregunté mucho. Eso hay que hacerlo con el timbal, con las congas, con todos.

Escribir y leer partituras para percusión es muy complejo pero te ofrecen las herramientas básicas. Es cierto que pocos músicos escribimos o sabemos leer música de este tipo de instrumentos. En el exterior sí es frecuente porque todo es más cronometrado, más celosamente organizado, no sé cómo explicarte. En este país tan musical, el talento se respira. Decimos 1, 2, 3 y aunque el músico nunca haya tocado contigo, se pega y suena bien. Muchas veces sucede así.

No todas las mujeres percusionistas cubanas han tenido la suerte de Brenda Navarrete.

Es verdad y es lamentable. Existen muchas mujeres percusionistas en el país que merecen ser más reconocidas. Algunas son miembros de una banda, otras están en orquestas como Canela o Anacaona, de membrecía femenina, pero la mayoría no son visibles. Las que tocan batá, por ejemplo, carecen de publicidad, no están cerca de los medios de comunicación. En los barrios te encuentras a niñas y a adolescentes que sin ir a la escuela tocan muy bien ese instrumento, y que pierden la oportunidad de triunfar en la música porque no encuentran los senderos correctos o las personas idóneas para abrirse paso. Yo he tenido mucha suerte, es cierto.

A veces escuchamos “elogios” machistas del tipo “ella toca a lo macho” y el nombre de Brenda Navarrete no escapa de esto.

¿Así que toco macho? (SONRÍE) Sí, yo conozco la frase. Y de mis manos te cuento que gracias a Tata Güines y a Changuito mis manos son duras por dentro y por fuera, ni callos poseen. Ellos me dieron el remedio. Es un secreto.

De todas maneras, si mis manos fueran ásperas o duras, no me importaría. También me dijeron que podía enfermarme con frecuencia de los riñones. Ignoré la amenaza. La percusión es mi pasión y la defiendo fuera y dentro de Cuba.