Lyceum,una particular revista de y para la cultura cubana

Cira Romero
25/2/2016

Es menester, antes de hablar de la revista Lyceum, precisar los orígenes de la institución a la que representó: Lyceum y LawnTennis Club. Fue fundado el 1ro. de diciembre de 1928 por iniciativa de Berta Arocena y Reneé Méndez Capote, futura autora de esa obra excepcional que es Memorias de una cubanita que nació con el siglo (1963). El propósito fundamental de esta asociación femenina era fomentar en la mujer el espíritu colectivo, alentando y encauzando actividades de orden cultural, social y deportivo. Sus socias se interesaron por las nuevas tendencias culturales que conmovían la actualidad del mundo, de ahí que sintieran la influencia del Grupo Minorista, que liderado por Rubén Martínez Villena, se hacía sentir en la vida política y cultural cubanas desde mediados de la década del 20. Entre las actividades que propició estuvieron la apertura de una escuela nocturna para adultos, convocó concursos literarios y artísticos y en sus salones numerosos intelectuales y artistas de la plástica dictaron conferencias o montaron exposiciones.

En febrero de 1936 apareció el primer número de Lyceum, codirigida por Uldarica Mañas y Camila Henríquez Ureña, intelectual dominicana radicada en Cuba. Aparecía trimestralmente. En el número inicial expresaron:

Uno de los ideales del Lyceum ha sido el de poder mantener un órgano oficial que recoja en sus páginas la síntesis de nuestras actividades. Este ideal ha encontrado siempre múltiples obstáculos que impedían su realización, los cuales, aunque no desaparecidos se han tratado de obviar, y este primer número que aparece al conmemorarse el séptimo aniversario de nuestra fundación, será el taladro  que destruya los que aún quedan por salvar.

Entre otras las figuras de la intelectualidad cubana vinculadas a la revista ocuparon diversos cargos Vicentina Antuña, destacada luchadora revolucionaria y profesora universitaria, Carolina Poncet, estudiosa del romance en Cuba,Mirta Aguirre de decidida filiación comunista, y Mercedes García Tudurí. Suspendida tras la aparición del número correspondiente a noviembre-diciembre de 1939 debido a la carestía del papel, se reanudó en febrero de 1949, que ahora, dicen, “entra en una nueva fase de su evolución impulsada por el afán de mejorar y renovar, no solo aquellos aspectos relativos a la riqueza y variedad de su contenido, sino a la manera y la forma de presentarlos. En esta segunda aparición decidieron introducir  nuevas secciones “del interés más vivo y palpitante, en que se haga referencia a aquellos temas que […] se encuentran a tono con los gustos, los intereses y las aficiones de las socias”, así como “se presentará un panorama lo más variado posible de los acontecimientos de actualidad y del movimiento cultural de la época contemporánea, ya en la vida nacional como en las relaciones internacionales”. Confirmaron que la Revista Lyceum “aspira a reflejar en sus páginas la obra que realiza la mujer en los diversos sectores de la vida y la cultura, y a enaltecer la memoria de las precursoras y las fundadoras, para mantener vivo el entusiasmo por la noble causa del progreso y la superación y la superación femeninas”.

Bajo la dirección de Isabel de Amado Blanco, la revista publicó ensayos que abordaron problemas sociológicos, filosóficos, pedagógicos, científicos y relativos a la cultura en general. Estos trabajos eran casi siempre los textos completos o fragmentados de conferencias ofrecidas en la institución. También se publicaban poemas, obras teatrales y artículos de crítica e historia literarias, tanto de autores cubanos como extranjeros. Presentaban una sección informativa sobre las conferencias programadas, así como de actividades relacionadas con conciertos, espectáculos deportivos, musicales y de artes plásticas.

Dedicó números monográficos a Goethe, al centenario de la bandera cubana, al estudio de problemáticas infantiles y a la propia institución. Entre sus colaboradores fuguraron intelectuales de gran prestigio, además de los ya mencionados, como Roberto Fernández retamar, CintioVitier —valga la pena recordar queen los salones del Lyceum, en Calzado y 8, impartió un ciclo de conferencias que posteriormente darían cuerpo a su libro Lo cubanoen la poesía—, Fina García Marruz, Juan Marinello, José Antonio Portuondo —quien en su momento presentó en esos propios salones a Virgilio Piñera, que dio un recital de poesía—,  Emilio Roig de Leuchsenring y RenéePotts, entre otros. Numerosos extranjeros impartieron conferencias, como Gabriela Mistral. Juan Ramón Jiménez, Max Henríquez Ureña, Eva Frejaville y María Zambrano, entre otros nombres notables.

En 1955 la revista, al parecer, desapareció, no así la institución que la cobijaba, que se mantuvo activa hasta comienzos de los años 60. En la actualidad, el local que ocupaba sirve de sede a la Casa de Cultura del municipio Plaza de la Revolución, por lo que, en cierto modo, ha habido una continuidad en las labores culturales que animaron a esta institución. Su revista ha sido estudiada y es referencia obligada cuando se trata de dar información sobre revistas culturales de relevancia en la Cuba anterior a 1959.