Cinco siglos y dos años cumplió recientemente una Villa, cuyos moradores recuerdan para bien en cada tarea emprendida el magisterio de Eusebio Leal. El Historiador que en sus habituales recorridos por las añejas calles de su ciudad, educó a los capitalinos en la necesidad de preservar sus valores patrimoniales, resguardados muchos de ellos en emblemáticas instituciones por él creadas, como el Museo Casa de África considerado único de su tipo en Cuba y el mundo.

“El Museo Casa de África forma parte del conjunto de instituciones culturales pertenecientes a la Oficina del Historiador. Su fundación, el seis de enero de 1986, fue una iniciativa del propio Eusebio Leal Spengler y del inolvidable Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque. Ambos decidieron que era necesario contar en Cuba con una institución cultural que explicara la historia, la cultura y el arte del continente africano”, dijo en exclusiva el licenciado e investigador Alberto Granados Duque, su director.

“Eusebio Leal (…) educó a los capitalinos en la necesidad de preservar sus valores patrimoniales”.

Aunque la instalación está dedicada básicamente a la preservación de elementos culturales identitarios del África subsahariana, muestra en sentido general la herencia legada a los cubanos por todo el continente africano. “Es un Museo, subraya Granados, muy bien intencionado para explicar a nuestro pueblo el valor de esa preciada herencia que, sin proponérselo, nos dieron los pueblos de África”.

“Aunque la instalación está dedicada básicamente a la preservación de elementos culturales identitarios del África subsahariana, muestra en sentido general la herencia legada a los cubanos por todo el continente africano (…)”. Fotos: Tomadas de Bienvenidos

Seguidamente refiere que en 1986 “ya se visibilizan mucho más las relaciones entre Cuba y África. Por aquellos años se encontraban en ese continente centenares de miles de cubanos luchando por la independencia de estos pueblos hermanos. Y al propio tiempo arribaban a Cuba centenares de jóvenes africanos para estudiar en distintas regiones de nuestro país, principalmente en esa región que Fidel llamara la Isla de la Juventud. Muchos de esos jóvenes que por aquellos años estudiaron en Cuba, son hoy reconocidos dirigentes en sus respectivos países”.

Significativo resulta el hecho de que todo el caudal museográfico de esta institución, enclavada en la calle Obrapía entre San Ignacio y Mercaderes, está compuesto por piezas y objetos procedentes de distintas regiones de África. “Pueden existir en el mundo muchos sitios que posean piezas que tengan un valor etnográfico o antropológico de mucha importancia, pero lo que identifica a este Museo, lo que lo hace verdaderamente exclusivo es que la totalidad de los objetos africanos que en él se exhiben, todos sin excepción, han sido adquiridos mediante regalos y donaciones que han hecho dirigentes africanos al pueblo cubano.

“¿Por qué? La respuesta es obvia para todos los nacidos aquí, pero quiero recordársela a los jóvenes. En estos últimos sesenta años Cuba ha profundizado y también ampliado sus lazos de solidaridad y amistad con el continente africano. Y por qué Cuba ha hecho y hace tanto por el continente africano, porque como dijese nuestro líder histórico durante la celebración del centenario de nuestras luchas por la independencia, el aporte africano a esas luchas fue muy importante. Primero, como esclavos recién liberados de sus amos y, después, porque muchos de ellos se convirtieron en oficiales, se convirtieron en parte insustituible de ese Ejército Libertador. En nuestras guerras independentistas la contribución africana fue esencial.

“Por ello debía de existir en Cuba un lugar donde se reconociera toda esa historia, toda esa cultura africana, que no ha sido aportada solamente a través de la religión, sino en muchos aspectos de nuestra identidad cultural”.

“(…) debía de existir en Cuba un lugar donde se reconociera toda esa historia, toda esa cultura africana, que no ha sido aportada solamente a través de la religión, sino en muchos aspectos de nuestra identidad cultural”.

Estructuralmente, el Museo está conformado por tres pisos. En su planta baja, junto a la biblioteca, reciben a los visitantes “grandes esculturas procedentes  de diferentes países de África, mostrando un poco esa majestuosidad del arte, de la cultura africana. Y a continuación se encuentran elementos que explican cómo África llega a América y específicamente a nuestra Isla. Es decir, ese triste proceso de la trata y de la esclavitud. Insistimos en ese proceso inhumano y terriblemente cruel porque no podemos olvidar la memoria histórica. En ese contexto explicamos diversas manifestaciones de rebeldía, distintas sublevaciones esclavas y el uso indiscriminado de la mano de obra africana esclavizada, que a través del castigo, del trabajo continuo, particularmente en las plantaciones de caña, hizo posible el desarrollo de lo que es hoy esta Villa de San Cristóbal de La Habana.

“Con bastante frecuencia digo que es muy justo reconocer el trabajo de los prestigiosos arquitectos que concibieron estas imponentes construcciones que nos rodean y admiramos por su extraordinaria belleza y solidez constructiva, pero su edificación jamás hubiera sido posible sin la utilización de la mano de obra, esclavizada o ya libre, de origen africano. En ellas permanecen impresos para siempre los vastos conocimientos y las habilidades de nuestros ancestros africanos en el trabajo en la madera, el trabajo en metal y en la piedra”.

En el piso intermedio pueden apreciarse “todas las maneras de expresión de la cultura africana, a través no de países, sino de manifestaciones culturales. Así se exhiben las máscaras, los instrumentos musicales, el vestuario, las tallas en madera, el trabajo en bronce, en marfil. Y conjuntamente con estas expresiones de la cultura africana, tenemos, también en esa segunda planta, un espacio muy importante dedicado a Don Fernando Ortiz, con los aportes africanos a la cultura cubana. En ese espacio recreamos un poco todos esos elementos de la religiosidad popular oriundos de África, teniendo en cuenta la Regla de Osha, el Abakuá, el Palo Monte y otros muchos que fueron objeto de interés de este prominente estudioso de nuestras raíces”.

Finalmente, la tercera planta está destinada a exhibir obras de creadores mayoritariamente africanos, quienes a través de exposiciones transitorias muestran hechos relevantes alegóricos a determinadas fechas de carácter político o cultural. En ese tercer y último piso de la instalación, “se exponen igualmente algunos momentos demostrativos de las relaciones de intercambio entre África y Cuba”.

“(…) lo que identifica a este Museo, lo que lo hace verdaderamente exclusivo es que la totalidad de los objetos africanos que en él se exhiben (…) han sido adquiridos mediante regalos y donaciones que han hecho dirigentes africanos al pueblo cubano”.

Con relación a las actividades que desarrolla el Museo Casa de África, Granados Duque asegura que “son numerosas y diversas” y en las que tienen una participación muy activa todos los grupos etarios, además de que están dirigidas en primer lugar a los residentes en la comunidad.

Destaca como una de las más relevantes la celebración del Festival de tradiciones y costumbres habaneras, La Habana de José Luciano Franco, que en su edición anual número 18, celebrada el pasado 13 de noviembre, tuvo una connotación muy especial “porque la dedicamos al aniversario 502 de la fundación de La Habana. Es este un evento científico cultural itinerante que tiene como propósito esencial el rescate de nuestras tradiciones y que, una vez inaugurado en el Museo, recorre toda La Habana con sede en las Casas de Cultura, radicadas en los distintos municipios de la capital”.

“Precisamente por el aniversario 502 de nuestra ciudad, denominamos Pintar La Habana al concurso de pintura que tradicionalmente incluye este evento. Convocamos a niños de diferentes edades y niveles de enseñanza. Con los trabajos que resultaron premiados conformamos una exposición que se exhibe por estos días en el espacio destinado a nuestra aula-museo.

“Significativas son también las actividades que realizamos con los niños integrantes del proyecto aula-museo, quienes concurren a nuestra instalación de lunes a viernes, alternando con su horario docente. Este proyecto, creado por Eusebio Leal, forma parte del trabajo educativo que realiza la Casa de África con los niños de su comunidad, lo que les permite conocer de manera más profunda la presencia de África en la cultura cubana.

“Contamos además con un taller de antropología social afroamericana que celebramos todos los seis de enero coincidiendo con el día de fundación de la Casa. Asimismo cada mes de abril tiene lugar en nuestra institución un evento muy significativo que llamamos De África a La Higuera, el pensamiento vivo del Che. La trascendencia de esta actividad no radica solo en su contenido, también le conceden gran relevancia sus participantes pues corre a cargo de internacionalistas cubanos que cumplieron misión en África y parte de la tropa que estuvo junto al Guerrillero Heroico en tierras africanas”.

Con carácter anual la institución realiza igualmente una amplia Jornada que se extiende a todo el mes de mayo, a propósito de la celebración mundial del Día de África. “En el marco de esta Jornada, de gran júbilo para nosotros, desarrollamos eventos teóricos y culturales durante todo el mes, porque un día como tampoco una o dos semanas alcanzarían para efectuar todos los festejos que África merece”.

El Museo Casa de África acoge de la misma manera actividades de música y danza protagonizadas por agrupaciones folclóricas, las cuales, a la par de la destacada labor desempeñada por los especialistas que laboran en la institución, devienen salvaguardas de la valiosa carga de tradiciones, costumbres, creencias y sentimientos, que nos trajeron en sus almas los africanos, cuando como esclavos arribaron a nuestros puertos.