Con este pensamiento del Apóstol nos adentramos en las esencias de la exposición Patria, del artista de la plástica Sándor González Vilar, como un preludio de lo que podrán apreciar quienes la visiten. Quizás aquellos que no conozcan las principales motivaciones de Sándor en su extensa trayectoria pudieran pensar que la razón de Patria en estos momentos tiene que ver con la compleja situación que vivimos como país; pero en realidad tanto la imagen de la bandera cubana como la del escudo y el contorno de nuestra amada Isla constituyen temas prendidos de una emotiva reiteración desde hace tiempo, proyección que el artista alterna con sus ya características edificaciones acompañadas por los diminutos seres con escaleras. Tan es así que, de las 14 piezas expuestas en Patria, todas se  corresponden a distintas fechas de realización, lo cual no es óbice de que se encuentren entrelazadas por un idéntico sentimiento de profunda veneración patriótica.

Tanto la imagen de la bandera cubana como la del escudo y el contorno de la Isla constituyen temas de emotiva reiteración en la obra de Sándor González.

Los artistas de una sensibilidad del rango que singulariza a Sándor vuelcan en su obra el saldo de intensas experiencias que los hayan marcado humanamente. En tal sentido, valga recordar su visita a una complicada favela de Río de Janeiro osu estancia como parte de la Brigada Marta Machado con el imprescindible aporte moral a los pineros tras el azote del huracán Ike, decididos a dormir en el piso porque no eran tiempos para reclamar ningún tipo de comodidad. Es esta la brigada en la que se encuentra Sándor, la que accede hasta lo más hondo del sufrido pueblo haitiano, a solo horas de ocurrido el devastador terremoto que asoló a la nación caribeña en el 2010. Entonces, dicho fogueo, cual tatuaje tallado en el alma misma, ha contribuido a moldear la exaltada pasión de un carácter cada vez más entregado a la redención de la patria.

La exposición está dedicada a la memoria del pintor Ernesto Rancaño, a quien se le rinde emocionado tributo.

En cualquiera de las piezas que conforman esta muestra, ya sean las banderas, el escudo o el mapa de Cuba, no predomina un aliento decorativo en sí mismo, al entregársenos señales del amor con que, desde la mayor libertad creativa, rinde el debido homenaje a estos simbólicos valores pictóricos. Siempre encontramos algún rasgo, un trazo o un colorido matiz frente al cual nos resulta imposible permanecer indiferentes. Culmina esta inequívoca reverencia artística de Sándor al sentido integrador de patria, con los 27 tomos de la colección de Obras Completas de José Martí, colocados uno encima del otro dentro de una urna, resguardados por la hermosa enseña nacional que le entregara su abuela Laura como recuerdo de la última lucha insurreccional.

Esta muestra permite apreciar la exaltada pasión de un carácter cada vez más entregado a la redención de la patria.

No obstante, nos queda una obra por comentar que es, justamente, la que da lugar a esta muestra que se exhibe en la galería Servando Cabrera Moreno del capitalino municipio de Playa. En el 2014, el artista presentó la emblemática pieza “Si te metes con uno…”, consistente en el diseño físico del contorno geográfico de una Cuba conformada por la estrecha unión de miles de fósforos, para entregar así una imaginativa síntesis de lo que pudiera suceder en caso de verse amenazada nuestra existencia como nación libre y soberana. Pero es hacia finales del pasado año, cuando Sándor decide recrear conceptualmente el destino definitivo de una pieza semejante a aquella otra por medio del impactante videoarte “Si te metes con uno…”. Con una banda sonora a cargo del joven pianista Rodrigo García Ameneiro, somos espectadores de esta reconocible porción de tierra del planeta, compactada por la apretada unión entre miles de fósforos; pero a la vez aparecen muchos más que están quemados, flotando en un mar que la rodea, respetuosa alusión a los que han entregado sus vidas a lo largo de nuestras luchas independentistas. Es el propio clímax de la música el que nos advierte del inicio del gran incendio, que no por gusto comienza en la histórica costa de la Playita de Cajobabo en Guantánamo, con esas dramáticas llamas que, si llegan a cubrir todo el país, es porque somos un pueblo capaz de responder en defensa de sus conquistas hasta las últimas consecuencias, fieles al espíritu de uno de los versos de nuestro glorioso Himno Nacional: “(…) morir por la patria es vivir”.

Conformada por 14 piezas, Patria se exhibe en la galería Servando Cabrera Moreno.

Epílogo

Al dedicar a la memoria del pintor Ernesto Rancaño la exposición Patria, Sandor González rinde emocionado tributo al hermano de tantas complicidades que con el transcurrir de los años se convierten en uno solo, al patentizar el apego de Rancaño a la patria. Justamente, la presencia de uno de los habituales colibríes del Ranca en Patria no solo ratifica el derecho de hacernos sentir que esta muestra es también suya, sino que a la vez se le ofrenda a Sándor su épica sanadora del arte cuando afirmara en una ocasión la convicción de que este “riega con esmero la belleza interior, y desde la belleza, se cura lo oscuro del alma. Y el alma luminosa cura al ser humano. Y un ser humano ennoblecido, cura a los demás. Los salva”.

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