Cuba despide a su vedette. Adiós, Rosita Fornés

Thalía Fuentes Puebla
16/6/2020

La gran vedette de Cuba, Rosita Fornés, fallecida el pasado 10 de junio, recibió este martes el homenaje del pueblo cubano que pudo acceder al Teatro Martí de esta capital, emblemático sitio donde brilló la artista en reiteradas ocasiones.

Ofrendas del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz y del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, rindieron también honores a la artista.

En horas tempranas de la mañana, la familia desarrolló una misa íntima en honor a la actriz, cantante y bailarina, y depositó varias ofrendas florales. Después, cumpliendo las estrictas medidas higiénicas sanitarias por la presencia de la Covid-19 en Cuba, los habaneros llegaron hasta el sitio para dar su último adiós.

Homenaje póstumo a Rosa Fornés en el Teatro Martí. Fotos: Ariel Cecilio Lemus
 

Todos los entrevistados que llegaron hasta el teatro, coincidieron en que esta es una pérdida para la cultura cubana, porque no existen artistas de la talla de Rosa Fornés. Danilo Serrano, coordinador del proyecto Súmate, destacó la sensibilidad y humanidad de Rosa.

Igual criterio tiene Fernando Rojas, viceministro de cultura y presidente del Consejo Nacional de las Artes Escénicas quien, además, destacó la versatilidad que hizo a Fornés merecedora de los Premios Nacionales de Teatro (2001), Televisión (2003) y Música (2005). “Su trayectoria la hizo incursionar en una cantidad enorme de géneros en el mismo espacio de tiempo en que evolucionaron esas artes en Cuba. Es una pérdida enorme para la cultura”.

Señaló la importancia de mantener el legado de Rosita y qué mejor manera de hacerlo que mostrando a las nuevas generaciones su vida y obra.

Daniel Martin Subiaut, presidente del Instituto Latino de la Música, quien llegó hasta el Teatro para homenajearla, dijo que su institución recientemente le entregó la distinción Vedette por Excelencia, porque no solo ha marcado la cultura cubana sino la de toda América.

Desde la Víbora, Centro Habana, Plaza de la Revolución y otros puntos distantes de la geografía habanera, llegaron a pie los seguidores de la artista cubana para despedirse. Ni la pandemia ha podido evitar tantas muestras de afecto.

Realizaron guardia de honor en el féretro Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura; Luis Morlote Rivas, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba; Rafael González Muñoz, presidente de la Asociación Hermanos Saiz y los artistas Corina Mestre, Viengsay Valdés y Alberto Méndez.

Miguel Barnet, intelectual cubano y presidente de honor de la Uneac, consideró que Rosita Fornés fue y es un símbolo de la cultura que, aunque no era el prototipo de la mujer cubana, con su sensualidad, talento y buen gusto, se ha convertido en parte del alma de Cuba.

“El arte también es un ajiaco. Se nace con talento, belleza y la versatilidad se adquiere con el estudio y la perseverancia. Así le pasó a Rosita Fornés. Era atrevida y osada, le dio vida a la obra de grandes compositores cubanos. Es un símbolo de inteligencia. Además, fue una mujer extremadamente generosa”.

 

Por su parte, el intelectual cubano Eusebio Leal Spengler dijo que su fama y su nombre la harán escapar de los dos terribles acechantes: la muerte y el olvido.

“Creo que es una época que se va con ella, ella ha marcado profundamente el siglo del arte cubano. Llenó todos los espacios posibles, y dejó algo muy importante, su carácter, su bondad en medio de una personalidad tan fuerte, tan querida por todas las generaciones, por todos los sectores de la sociedad”, destacó el Historiador de La Habana.

A su increíble manera de ser también se refirió Luis Orlando Deulofeu, realizador del documental Rosita Fornés: mis tres vidas. Rememoró el estreno de este material en su pueblo natal en Pinar del Río, a petición de la propia vedette.

El cantautor Amaury Pérez resaltó que como Rosa no hay, ni habrá otra; y manifestó que ella pertenece a ese Olimpo donde están grandes artistas hispanoamericanas como Lola Flores y Libertad Lamarque.

Una vez concluyó la ceremonia y se cerró el féretro, la hija de Rosita aseguró que su madre será recordada como una cubana y una mujer brillante y bondadosa. “Se cumplió su voluntad de venir a la Cuba que tanto quiso y tanta alegría le dio. Mi madre tocó maravillosamente la sinfonía de la vida y llegó a la eternidad”.

El adiós final a Rosita Fornés

En el recorrido del cortejo fúnebre, desde el Teatro Martí y hasta la Necrópolis de Colón, miles de cubanos despedían a Rosita Fornés con aplausos y bravos. Ni una sola cuadra estaba vacía al paso de la vedette.

Una misa en la capilla localizada en el centro del cementerio despidió a quien, en vida, fue una mujer delicada, altruista y comprometida con las nobles causas. El Padre Nuestro bendijo el alma de la artista, para que descanse en paz.

El intelectual cubano Miguel Barnet fue el encargado de decir las últimas palabras a la Vedette de Cuba, a quien calificó como la más versátil y carismática artista de los últimos tiempos en la Isla.

“Con una larga y exitosa carrera nacida en la Corte Suprema del Arte en 1938, Rosita Fornés, desde sus inicios como cantante, caló hondo en el pueblo cubano”.

Artistas e intelectuales, junto al pueblo rindieron homenaje a Rosita Fornés
 

El presidente de honor de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba reconoció que es imposible apresar una carrera tan rica y fructífera en pocas líneas.

“Rosita no hizo otra cosa en su vida que trabajar con profesionalismo magistral para entregarle al público su encanto y glamour, atributos implícitos en su personalidad”.

“Fue fiel a todos los públicos y sobre todo a su país”, dijo. “Aunque dondequiera que esté un cubano, o una cubana, en cualquier latitud del mundo que respire, encontrará en ella a un admirador o una admiradora”.

Barnet aseguró que Cuba la exhibió con orgullo como el más preciado trofeo del teatro musical, la opereta, la zarzuela, el cabaret, la canción y el cine del continente.

“Reina del Teatro y de la Televisión, en la década de los cuarenta y de los cincuenta, el público la aclamó como una de sus figuras más célebres. Ella no fue otra cosa que un pueblo vestido de luz. Creó una imagen de la sensualidad femenina que ha quedado como un modelo del buen arte”.

El intelectual exhortó a recordar a Rosa, y la mejor manera de hacerlo es no olvidar nunca su imagen de mujer bella y fulgurante. “Su desaparición física será una resurrección de su incandescencia y la posibilidad de nunca perderla. Rosita, descansa tranquila porque nunca te vamos a olvidar. Gracias por todo”, concluyó.