Las letras triunfaron en Pinar del Río

Evelyn Corbillón Díaz
17/3/2020

En días de tensiones en Cuba ante la confirmación de los primeros casos con la COVID-19, Pinar del Río estuvo de plácemes a causa de la Feria del Libro, cita que siempre convoca a toda la familia y triunfa pese a las adversidades.

Porque el hábito por la lectura no ha muerto y los lugareños esperan cada año con impaciencia la llegada de novedades o la opción de adquirir textos reeditados.

Durante cinco jornadas esas fueron las principales motivaciones, además de las actividades que tradicionalmente acompañan la presentación y venta de materiales, aunque en esta ocasión no pudieron concretarse en su totalidad debido a la decisión del Ministerio de Cultura de posponer los eventos artísticos masivos, como medida de prevención.

Dedicada al editor y escritor Alfredo Galiano, a los 25 años de la revista Cauce y con el municipio de La Palma y la provincia de Sancti Spíritus como invitados, atractivas propuestas marcaron los días de la Feria de la mano del sistema de ediciones territoriales. Sobre todo de las pinareñas Loynaz y Cauce, responsables de unos 50 títulos de autores del patio y otras provincias.

Dedicada al editor y escritor Alfredo Galiano y a los 25 años de la revista Cauce, transcurrió la Feria del Libro en Pinar del Río. Fotos: Rafael Fernández Rosell
 

Carlos Fuentes Rodríguez, director de Cauce, explicó que la revista homónima, perteneciente al Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, se distingue por su experiencia de un cuarto de siglo; entre tanto mantiene su premisa de promover la obra de los grandes escritores cubanos y los noveles. Y con esa línea de trabajo, se presentó su número más reciente, dedicado a la música cubana y principalmente a la pinareña.

De acuerdo con fuentes del Centro Provincial del Libro, las 14 entidades participantes vendieron unos 50 mil ejemplares, resultando la Constitución de la República de Cuba el texto más solicitado, seguido por Cortinazos, de José Manuel Cortina.

Ese material constituyó un regalo para los amantes del béisbol, pues su autor compendia anécdotas y curiosidades, como parte de sus cinco décadas consagradas al deporte de las bolas y los strikes.

Pero más allá de cifras, la complacencia en el rostro de personas como la joven Arasay Rodríguez Martínez, farmacéutica, quien llevó a casa varios libros de poesía y de colorear, son objetivos en esta edición del evento cultural considerado el mayor del país.

El hábito de lectura no ha muerto en los vueltabajeros y cada edición de la Feria del Libro es muestra de ello.
 

En condiciones tan difíciles de bloqueo de Estados Unidos a la Mayor de las Antillas y la consiguiente escasez de papel, se hizo un esfuerzo grande y la gente está satisfecha, aseguró el escritor Juan Antonio Martínez de Osaba.

De 10 de la mañana a 10 de la noche, los vueltabajeros también disfrutaron de exposiciones de artes plásticas y peñas en las cuales se dialogó sobre diversos temas de la literatura, entre las cuales destacan ¡Como pan caliente!, La tendedera, Café entre dos y El Hormiguero.

Asimismo la Casa del Joven Creador acogió lecturas de narrativa, la librería Ateneo se reservó para charlas y la descarga gratuita de materiales digitales en diferentes formatos, el patio de la Casona fue la sede del Espacio de Tradiciones y La Picuala abrió sus puertas al Patio de la Poesía.

La fiesta del libro es siempre acogida con júbilo por los habitantes de Pinar del Río.
 

La fiesta de las letras, para el escritor Alberto Peraza, sin embargo, contó con algunos problemas de organización, especialmente en los horarios, que influyeron en la concreción de las actividades.

Los espacios profesionales, no obstante, estuvieron marcados por la afluencia de público y el interés de acercarse a las interioridades del proceso de creación de los artistas; así como la participación de las escuelas en las iniciativas destinadas a los más pequeños.

No faltó el homenaje al dramaturgo Eugenio Hernández Espinosa, Premio Nacional de Teatro y una de las personalidades a las cuales se dedicó el evento internacional en La Habana.

“Gracias Pinar del Río”, fueron sus palabras en el teatro José Jacinto Milanés; y posteriormente, en declaraciones a este medio, confesó que Pinar del Río es “un pueblo muy culto, sensible, que recepciona hasta los matices más simples”.

Cerró un capítulo de la Feria del Libro en el extremo más occidental de Cuba y con él, la certeza de que la cultura está en manos de la gente, de que cuanto se haga debe llevar el sello de autenticidad de cada sitio y que cualquier obra humana es perfectible.