Fue noticia hace pocos días la presentación del disco Pa’ mi tres,el primero de la bayamesa Yarima Blanco, enamorada del instrumento desde que comenzó a estudiar música. Feliz estaba de mostrarle al público cubano su trabajo, minucioso e intenso, a través de esos 12 temas compilados en el álbum, coproducido por la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem) y Soundware Productions.

Ahora, con dos nominaciones al Cubadisco 2022, en las categorías de Ópera Prima y De la tradición sonera y campesina, es este disco (que cuenta en la producción musical con Roniel Alonso Mella) el pretexto para conversar con ella, fiel defensora de la música cubana, pero osada y por tanto, dispuesta a trascender las fronteras.    

“La mezcla, la fusión con otros géneros, le da otro color al tres”, asegura Yarima Blanco.

“Son pocas las treseras en el país. Cuando empecé a estudiar en 1996 me di cuenta de eso y supe que tenía en mis manos la posibilidad de darle otro colorido a la historia musical de este instrumento. Pese a ser uno vinculado a la música cubana tradicional o campesina, descubrí otras sonoridades, gracias a la creación de las cátedras de tres y de laúd a lo largo del país.

“Me di cuenta de que el tres podía estar en muchos géneros. Debido a su riqueza sonora, su dulzura, las cuerdas de acero le dan una tímbrica diferente. Se puede hacer jazz, música clásica, salsa, timba, música caribeña… Quise entonces desplegar todo el abanico de posibilidades del instrumento hacia todos los géneros.

“La primera persona que puso el tres en mis manos y que me ayudó a descubrirlo en su plenitud, y a quien le agradezco el giro de 360 grados que dio mi vida, es Niurka Trueba. Ella llegó a mi ciudad natal, Bayamo, egresada de la Escuela Nacional de Arte, a cumplir su servicio social. Me propuso entonces que estudiara el tres y que me presentara por esa especialidad a la prueba de pase de nivel. Fue una gran oportunidad”.

¿Cuáles son tus referentes?

Habría que hablar de Cotó, Isaac Oviedo, César “El lento”, Arsenio Rodríguez, El Niño Rivera… Hay muchos referentes en el tres cubano, y cada uno ha aportado a la historia de este instrumento.

Comencé a estudiar el tres con el profesor Julio Martínez, con quien aprendí a amarlo, y con Efraín Amador, fundador de las cátedras de tres y de laúd en el país.

Además, está el referente de los treseros cubanos, Pancho Amat, a quien le debemos mucho por su legado, por su aporte a la historia musical cubana, por haber revolucionado el instrumento, desde el punto de vista del lenguaje… le dio un sonido nuevo.

Este disco constituye “un regalo a las nuevas generaciones para que valoren el instrumento más allá de lo que se conoce”.

Pancho Amat dijo que la sonoridad del disco se debe a la manera de tocar el instrumento y a los arreglos. ¿De qué manera tocas el tres que pueda diferenciarte? ¿Qué puedes decir de los arreglos?

Creo que se debe a todo el recorrido que he tenido. Mis primeros estudios desde la música clásica hasta la fecha me han aportado conocimientos, y la mezcla, la fusión con otros géneros, le da otro color al tres.

A los 18 años toqué en un importante festival para la guitarra, Mujer 2000, que se hizo en Costa Rica. Ahí me di cuenta de las posibilidades técnicas e interpretativas que tiene el tres. Luego integré dúos, tríos, cuartetos, quintetos, septetos, hasta que llegué a la orquesta Anacaona al graduarme. Fue una manera de abrir más el libro, ampliar el abanico de posibilidades. En esa orquesta tocaba pop, baladas, salsa, timba, merengue… Mi pensamiento cambió.

En una orquesta grande no solo eres protagonista, también haces un acompañamiento al piano, básico en todas las orquestas. Debe haber un mano a mano a la hora del contrapunto, de un tumba´o. Cambié mi visión sobre el instrumento, más allá de lo conocido en formatos pequeños, y me propuse defenderlo con mi agrupación, Son latino.

Con los arreglos de Roniel Alfonso todo fue excelente. Nos gusta su manera de componer, sus arreglos, la manera en la que trabaja los metales… Tengo una sola trompeta en el grupo y era importante que sonara como sucede en una orquesta grande, y también en el trabajo con las percusiones, que las trabajo con fuerza.

¿Cuáles alegrías te ha traído este disco?

Muchas. El disco, formado por 12 temas, fue grabado en el estudio 18 de la Egrem, en coproducción con Soundwear Productions. Participaron diferentes invitados, como Pancho Amat, Alain Pérez, Kelvis Ochoa, Bárbara de los Ángeles Zamora, el clarinetista Alejandro Calzadilla… Incursioné como cantante en una balada, y en ese tema me hice acompañar de Rolando Luna. Fue una bonita experiencia.

Incluyo temas de mi autoría en el repertorio y, además, del tresero César Lozada, el puertorriqueño Tomás Pérez, Juan Antonio Gil y Yunior Alejandro Molina.

En el disco nos extendimos en los géneros, a partir de un formato de septeto.

Pa’ mi tres es también “una invitación al bailador y a todas las mujeres emprendedoras que se deciden por instrumentos quizás poco comunes en ellas”.

¿Qué le aporta Pa’ mi tres y tu proyecto en general al panorama musical cubano?

Este disco es un homenaje al tres, lo que explica el título. Es un regalo a las nuevas generaciones para que valoren el instrumento más allá de lo que se conoce. Mayormente tocado por hombres, es también una propuesta para ser mirado de otra manera, por las propias alumnas que eligen el tres para su carrera. Es un instrumento noble que te brinda la posibilidad de ser diferente y cada día crece más.

Es además una invitación al bailador y a todas las mujeres emprendedoras que se deciden por instrumentos quizás poco comunes en ellas.

¿Cuáles son tus ambiciones?

Llevar la música más allá de lo cubano, hacia el terreno internacional; ganar público. Deseo incursionar en otros géneros y con otros instrumentos como la guitarra eléctrica. Proponer la diferencia, de eso se trata.

Agradezco a todos los que colaboraron con la realización del disco, desde el diseño, la grabación, los músicos… a mis padres, a mi hija, a todos los que me apoyan y me acompañan en este largo camino de la música. Una de mis ambiciones es también que pueda siempre contar con ellos.

“Dos con tres”, “Pa mi tres”, “Déjate besar”, “Adonde”, “El amor de mi vida”, “El presumido”, “Amiga”, “Muda mi alma”, “Quien no ha querido”, “Monipulado”, “Mala memoria” y “Adán” son los títulos de los temas de este álbum que Yarima Blanco propone. Enhorabuena, ¡a degustarlo!

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