La serie Calendario, producida por Cubavisión y RTV Comercial, logró lo que habitualmente no sucede: conquistar a buena parte del público desde el primer capítulo. Magda González, la directora, me confesó que “No, la verdad no esperaba tanto”. La explosión de aplausos en las redes fue casi unánime. Algún comentario en contra de que se transmita el domingo y me pregunto: ¿Por qué no? Ya se retransmite los martes a las diez de la noche.

Pero bueno, comentaré sobre Calendario en algún momento, ahora les presento a Amalia, el alma de las historias. Mejor dicho, a Amalia usted ya la conoce, pero quizás desea saber quién es Clarita García, la actriz que le da vida. Aquí está su historia…

¿Recuerdas haber actuado de niña? ¿Para quién?

Sí. La primera vez que me paré en un escenario tenía cinco añitos, estaba en pre-escolar y canté “Vinagrito”, de Teresita Fernández, para un concurso de canto. Recuerdo verme vestida con una bata de encaje rojo y dos lazos rojos en las motonetas. Me gané el primer premio y mi mamá me besaba mucho.

La actuación, ¿es algo genético en la familia?

Bueno, en mi familia, mis padres siempre han sido informáticos, aunque confieso que con un gusto muy especial por la belleza, el arte y la música. Siempre ponían a Silvio y a Pablo y mi padre que me crió siempre hablaba de su actriz preferida Meryl Streep, y de Isabel Santos. Por otra parte, tengo a mi padre biológico que siempre ha estado vinculado al mundo de la cultura. Tiene su payaso llamado Rollo. Desde los 14 años, queriéndome preparar para presentarme a las pruebas en la Escuela Nacional de Arte (ENA), comencé a hacer actividades infantiles junto a él.

“Estuve rodeada de excelentes profesores, que me guiaron con su luz y verdad”.

¿Cómo y cuándo hiciste las pruebas de ingreso para la carrera?

Con 15 años me presenté en Caimito para el taller provincial de captaciones y así entrar a la ENA. Y luego, al graduarme, con 19 años a las pruebas para el Instituto Superior de Arte (ISA).

¿Qué te aportó la Academia?

Tanto la ENA como el ISA han sido mi camino de formación. Ese tiempo de escuela es inolvidable y lo recuerdo con alegría e intensidad porque siempre decidí aprovechar mi tiempo al máximo para aprender todo lo posible. Estuve rodeada de excelentes profesores, que me guiaron con su luz y verdad y nos entregaron a mí y a mis compañeros muchísimas herramientas para tener siempre cómo crear cada personaje. Yo amé la ENA y amé el ISA. En mi interior me siento muy feliz de haber seguido estudiando, y si se pudiera seguiría.

¿Cómo llegas a El Público?

Yo estaba filmando Mucho Ruido, y aunque mi querida Mariela López me había ofrecido la posibilidad de graduarme con escenas de la serie, yo quería graduarme en el teatro. En aquel entonces compartía una relación sentimental con Yanier Palmero, actor también de Teatro El Público. Él habló con Carlos Díaz para ver si me podía graduar. Carlos dijo que sí. Recuerdo que su primera palabra cuando le presentamos un ensayo de mi tesis fue: “¡Candela!”, je je je. A partir de ese entonces pertenezco a la compañía.

He participado en obras como: Noche de Reyes, Gotas de aguas sobre piedras calientes, La otra Orilla, El Decamerón, Las amargas lágrimas de Petra Von Kant, El otro cuarto, Ana en el Trópico, Antigonón un contingente épico, entre otras piezas.

“La serie Calendario, producida por Cubavisión y RTV Comercial, logró lo que habitualmente no sucede: conquistar a buena parte del público desde el primer capítulo”.

¿Y a la televisión cuándo y cómo?

Estaba en tercer año de la ENA cuando avisaron de un casting que estaba haciendo Rafael González (Cheito), para una versión del cuento de Julio Cortázar Final del juego. Me presenté y me escogieron. Eso fue lo primerito que hice en televisión. Después no volví hasta Mucho Ruido.

¿Cómo te preparaste para el casting de Amalia?

Me emocioné mucho desde la primera reunión de casting. Me dieron muchos deseos de presentarme y hacerlo bien. Nos dieron tres escenas. Busqué enseguida con mi padre el vestuario en colores de una titiritera y un títere que él usa en sus presentaciones. Mi niño me servía de público mientras ensayaba en la sala de la casa La marcha de las vocales. Así hice con las otras dos escenas. El día del casting pedí permiso para cambiarme de ropa y comenzar a mostrar mi versión de Amalia.

¿En que momento Magda González te dijo que el papel era tuyo?

Terminando la última escena, Magda llamó a todo el equipo de producción y les dijo que había tomado una decisión. Me miró y me dijo: “Tú eres Amalia”. Me emocioné mucho.

¿En qué forma te preparaste? ¿Hay alguna Amalia en la vida real que te sirvió de inspiración?

En la primera persona que pensé fue en el actor Ray Cruz, pues él había interpretado excelentemente al profesor de Historia Manuel, en Entrega. Me preguntaba cómo él había podido hacerlo y cómo se había aprendido tanta letra. Quise llamarlo, pero no me dio tiempo.

“Tanto la ENA como el ISA han sido mi camino de formación”.

Pensé mucho en mi camino como estudiante de secundaria. Pensé en mi maestra y amiga Dania Hechenique, bibliotecaria de la secundaria donde estudié, en su pasión por los libros, su sensibilidad y la manera en que creaba una obra de teatro con sus estudiantes y llena de valor la presentábamos en diferentes lugares de Artemisa. Eso me sirvió de inspiración. También conversé con mi amigo Osvaldo Hernández, quien fue mi maestro de Estudios Cubanos en el ISA. Él me aconsejó encontrar el espacio del aula como un escenario y moverme dentro de eso con la verdad del personaje.

Aunque no tuve tiempo para otras cosas que quería hacer, me enfoqué en la biografía de Amalia, en leerme un libro biográfico de Dulce María Loynaz llevándolo como cabecera y ver varias veces más Hello Hemingway. Eso me ayudó mucho.

¿No temiste repetirte con los antecedentes de Conducta y Entrega?

Magda habló mucho de Conducta en el proceso de ensayo. El recuerdo de Alina en Carmela lo tuve siempre conmigo. No me dio temor repetir códigos. Recuerdo un día de filmación que el actor Ernesto Codner, que interpreta el personaje de Orestes, me dijo que me parecía a Alina en Carmela. Eso me dio mucho ánimo y orgullo.

“Yo quería graduarme en el teatro”.

Con sinceridad, ¿te sorprendió esa explosión de halagos en las redes?

Me sorprendió muchísimo. Todos estábamos de alguna manera preparados para que el público la fuera recibiendo con calma, ya que el primer y el segundo capítulos son de presentación de personajes y también, de acostumbrarse al nuevo horario. Y de pronto fue de una gran alegría ver a tanta gente en las redes expresando sus comentarios tan positivos y sinceros.

Lo que no te haya preguntado y desees decir

El sueño siempre es que el público, para quién trabajamos, se logre identificar con los personajes. Que la serie pueda llenarlos de ánimos, motivación, de fuerza para nunca rendirnos y seguir adelante. Esperamos todos que siga gustando y que sigan acompañando a cada personaje en su viaje.

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