Raúl Roa: Desordenado, inquieto y brillante (II y final)

Hassan Pérez Casabona
21/4/2020

Durante su infancia en la barriada de La Víbora se involucró, como el resto de los muchachos, en las travesuras propias de la edad. En aquellos años, ha dicho, “mataperreaba” en la zona divirtiéndose de lo lindo con la pelota de “manigua”. No le fueron ajenas tampoco las calles bulliciosas, de demarcaciones distantes a su morada, ni los tranvías traqueteantes a los que prefería “atornillarse”.

Roa vistió de traje en salones de encumbrado protocolo, pero jamás abandonó los atuendos culturales aprehendidos junto a muelles y solares. Ese constituyó, precisamente, uno de sus atributos de mayor significación: en el estrado de Naciones Unidas, conociendo también que su aldea no es el mundo, Roa era un pueblo que se expresaba mediante el verbo zigzagueante.

José Fernández de Cossío, uno de sus compañeros en el MINREX, con larga trayectoria diplomática —desempeñándose como embajador en diferentes naciones— expresó sobre él:

Roa aportó frescura, osadía, carácter. Fue un canciller exótico en el ámbito mundial, revistió a la esfera diplomática, en las circunstancias en que tuvo que hacerlo, de un nuevo lenguaje; Roa inauguró una época nueva en la manera de hablarles a los norteamericanos.[1]    

Toda su vida asumió los desafíos intrínsecos, desde variopintas barricadas, a la creación revolucionaria. Ora como dirigente estudiantil, profesor, director de Cultura del Ministerio de Educación o exiliado.

Sobre esta etapa poco conocida de la vida de Roa, su vástago contó:

Eran los años del priato y mi padre había aceptado ser director de Cultura del Ministerio de Educación, que entonces dirigía Aureliano Sánchez Arango […]. Fue la época de las “misiones culturales”, del “tren de la cultura” (que llevó al ballet de Alicia Alonso, el teatro, la música de concierto, la pintura y el libro a todo lo largo de la Isla), de los salones de humorismo en el Parque Central de La Habana, del resurgimiento de las ferias del libro, de la inauguración del Mensuario de Arte, Literatura, Historia y Crítica, la fundación del Ballet de Alicia Alonso y de programas como: “El teatro experimental del aire” (en la radio) y “Una hora de arte y cultura” (en la televisión), así como la publicación de obras de Pablo de la Torriente, Ortiz, Ramón Roa, Andrés Iduarte y otros escritores nativos y extranjeros.[2]

Un poema anónimo, escrito en aquellos años, recoge el singular aprecio que ganó Roa entre los cubanos:

El Director es un chorro/inunda calles y plazas./ Raúl Roa en la tribuna,/ Raúl Roa en la ventana,/ Raúl Roa está en el uso,/ el uso de la majagua./ está al bate el profesor,/ todo lleno de palabras,/ en la boca, en los bolsillos/ en el closet de su casa./ Raúl Roa desatado,/ fuentes, río, catarata/ carretas llenas de frases,/ sílabas en caravanas,/ trenes llenos de lenguajes,/ naves interplanetarias./ Raúl Roa entre esculturas,/ Raúl Roa allá en su cátedra,/ el director de Cultura,/ detergente de palabras.[3]

En el ejercicio de esa responsabilidad le remitió una emotiva carta a la joven matancera Carilda Oliver Labra, en agosto de 1950, en la cual le comunica que había ganado el Premio de Poesía convocado por la Dirección de Cultura.

Usted vino a la tierra con la gracia suprema del canto. Solo que en esta trágica coyuntura de la historia el poeta es como una alondra ciega en un bosque erizado de púas. No tiene otro destino que desangrase sin que el crepúsculo se entere.[4]

De izquierda a derecha Raúl Roa y Fidel Castro. Foto: Tomada de Bohemia
 

Su labor como “Canciller de la Dignidad” es uno de los ejemplos cumbres, en la historia reciente, de la identificación entre un dirigente y su pueblo. Eddy Martin, Premio Nacional de Periodismo José Martí, en 1998, y Héroe Nacional del Trabajo, en 1999, acompañó a Roa a diferentes reuniones internacionales, en calidad de corresponsal de Radio Rebelde. Desde la condición de testigo excepcional de tan original “bautizo” recordó muchos años después:

Como el “Canciller de la Dignidad” le calificó el periodista costarricense Mario Ramírez, de la emisora Radio Monumental de San José, en ocasión de la Conferencia de Cancilleres que se celebró en aquella ciudad en agosto de 1960 […]. Ramírez presentó a Roa y solicitó de este que explicara a Costa Rica y el mundo, el porqué de aquella determinación de abandonar el salón de sesiones de la OEA, a lo que Roa contestó […]: “Mario, mira si ha sido exitosa la Reforma Agraria en Cuba que ya estamos exportando huevos al mundo entero”. Ramírez, convencido, le dijo: “Ah sí doctor, eso es muy significativo, muy significativo”.[5]

Por cierto, en relación con la desprestigiada Organización de Estados Americanos (OEA), suele concedérsele a Roa la definición de que esta representa un Ministerio de Colonias. El reconocido historiador Evelio Díaz Lezcano, Profesor de Mérito de la UH, escribe que ello no es correcto.

Raúl Roa, nuestro Canciller de la Dignidad, utilizó reiteradamente este calificativo de Ministerio de Colonias Yanqui para caracterizar la OEA y erróneamente se le atribuye su paternidad […]. Como previera el héroe nacional cubano, muy pronto la Unión Panamericana, con sede en Washington —a mitad de camino entre el Departamento de Estado y la Casa Blanca— y regentada por Estados Unidos, que era su principal sostén financiero, y hoy lo es en mayor medida aún, se convirtió en un verdadero Ministerio de Colonias Yanqui, según la acertada expresión de Manuel Ugarte, destacado intelectual y político argentino de firme vocación latinoamericanista.[6]

Su destreza como polemista quedó validada en los más insospechados anfiteatros decenas de veces. En ese ámbito se inscribe la misiva remitida a Jorge Mañach el 18 de noviembre de 1931 desde el Hospital Militar de Columbia:

Desde luego, tú puedes seguir considerando y sosteniendo que el marxismo es un dogma, y confundiendo deplorablemente a Carlos Marx con el Papa. Pero lo evidente, amigo Mañach, es que, aun para los círculos intelectuales menos sospechosos de radicalismo, el marxismo es, en su contenido histórico, una interpretación dialéctica de los procesos sociales, una verdadera sociología, y, en su contenido filosófico, una visión peculiar de la vida y de sus problemas, una explicación materialista del mundo, que aspira también a transformarlo.[7]

A raíz del sesenta aniversario de la creación por Roa del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) —cuyo festejo desbordó con creces la fecha del 23 de diciembre del 2019—, varios de sus discípulos destacaron su impronta desde la cancillería, para llevar adelante la política exterior de principios concebida por Fidel.

Jorge Bolaños, con una hoja de servicios muy destacada, subrayó el alcance de Roa en la defensa de la revolución en los foros internacionales a partir de su personalidad irrepetible. Dijo: “Nos enseñó a representar con pasión a la Revolución, a fajarnos cuando había que fajarse y, sobre todo, a no escondernos nunca, a no evitar el debate, el diálogo”.[8]

Mery Flórez, a quien desde joven se la consideró una de las “muchachitas de Roa”, expresó sobre esta figura: “Era un ser excepcional, simpatiquísimo; algunos querían imitar hasta sus malas palabras, pero nunca salían igual. Él las decía en el momento preciso”.[9]

Raúl Roa en Naciones Unidas. Foto: Tomada de 5 de Septiembre
 

Eduardo Delgado, quien se incorporó al Servicio Exterior muy joven —y era el embajador en Japón cuando se produjo la visita de Fidel, en diciembre de 1995—, afirmó: «Para mí, la relación con Roa está sintetizada en la dedicatoria que me hizo sobre la primera página de Retorno a la alborada: “Para Eduardo Delgado, compañero de la jodienda revolucionaria”».[10]

Isabel Allende, quien a finales de la década de los 80 de la pasada centuria se convirtió en la primera viceministra del MINREX, expresó por su parte:

Roa dijo en la plenaria del Minrex, en 1963, lo que para mí es la definición más acertada de diplomacia: que un funcionario del servicio exterior de Cuba debía ser, ante todo, un revolucionario ejemplar, diestro en el arte del tacto, de la táctica y el contacto, pero ante todo revolucionario. De eso tenemos que aprender todos.[11]

Abelardo Moreno, quien también fungiera como viceministro —y antes embajador en la ONU, entre diversas responsabilidades—, consideró que: “Roa sentó las bases para la transformación del antiguo Ministerio de Estado en un organismo revolucionario, antiimperialista, invencible”.[12]

Sobre él escribió Fernando Martínez Heredia una valoración, inspirada en el homenaje que el estudiante Roa realizó sobre el apóstol, que tiene plena vigencia: «Dice Roa de José Martí algo que cabe enteramente decir de él: “Todo el que cumple ampliamente con su tiempo, lleva en sí una partícula de eternidad”».[13]

El martes 6 de julio de 1982 dejó de existir físicamente. En el Aula Magna de su queridísima Universidad de La Habana miles de personas le rindieron homenaje.[14]

En la despedida de duelo Armando Hart, miembro del Buró Político del PCC y Ministro de Cultura, expresó: «No se podrá escribir la historia de la diplomacia moderna en el mundo, sin recoger las luchas y la obra que en este campo llevó el “Canciller de la Dignidad”».[15]

Como resumen —en tanto atrapa con hermosa lírica uno de los rasgos que lo distinguieron— el poema “La mano de Roa” que escribió Cintio Vitier, Premio Nacional de Literatura y condecorado años más tarde con la Orden José Martí, en ocasión del cumpleaños setenta del revolucionario.

Esa mano relámpago, más viva/ que la ardiente palabra en que estalla,/ esa mano zigzag de la batalla/ a pecho limpio de la patria altiva:/ esa mano vibrante, afirmativa,/ disparando el strike que no le falla/ hipérbole la pólvora en que estalla/ y sale de sí misma, rediviva:/ esa mano de Roa que flamea/ invicto airón sobre la dictadura/ y en la cueva del yanqui centellea:/ esa mano que increpa, rapta, jura,/ garabato de luz, fulmínea idea,/ es la estrella mambí, ardiendo pura.[16]

 

Notas:
[1] Manuel González Bello: El Canciller […],  Ob. Cit., p. 202.
[2] Raúl Roa Kourí: Bolero y otras prosas […], Ob. Cit., p. 124.   
[3] Danay Ramos Ruiz: Ni juramentos ni milagros. Raúl Roa en la cultura cubana, Editorial UH, La Habana, 2016, pp. 150-151.
[4] Raúl Roa: “Carta a Carilda Oliver Labra”, en: Carilda “…abrazar todo el planeta en Calzada de Tirry 81”, Ediciones Vitral, Colección Memoria, Pinar del Río, 1999, p. 100.
[5]Eddy Martin: Memorias […], Ob. Cit., pp. 93-94. 
[6] Evelio Díaz Lezcano: Fracaso de una conjura. El panamericanismo contra Cuba (1959-1964), Editorial Universitaria Félix Varela, La Habana, 2017, p. 5.
[7] Raúl Roa García: Bufa […], Ob. Cit., pp. 193-197.
[8] Dianet Doimeadios y Ana Álvarez: Jorge Bolaños: “Roa revolucionó la diplomacia”, en Cubadebate, 12 de diciembre del 2019. Dirección URL. <http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/12/12/jorge-bolanos-roa-revoluciono-la-diplomacia/#.XhSpQcrh-M8>.
[9] Dianet Doimeadios y Ana Álvarez: Mery Flores: “Ser mujer nunca ha sido un impedimento para representar a Cuba”, en Cubadebate, el 10 de diciembre del 2019. Dirección URL. <http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/12/10/mery-florez-ser-mujer-nunca-ha-sido-un-impedimento-para-representar-a-cuba/>.
[10] Dianet Doimeadios y Ana Álvarez: Eduardo Delgado: “Compañero de la jodienda revolucionaria”, Cubadebate, 18 de diciembre del 2019. Dirección URL. <http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/12/18/eduardo-delgado-companero-de-la-jodienda-revolucionaria/>.
[11] Dianet Doimeadios y Ana Álvarez: Isabel Allende: “Cuando se vulnera la dignidad se acaba la diplomacia”, Cubadebate, 20 de diciembre de 2019. Dirección URL. <http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/12/20/nuestra-isabel-allende-cuando-se-vulnera-la-dignidad-se-acaba-la-diplomacia/>.
[12] Dianet Doimeadios y Ana Álvarez: Abelardo Moreno: “Cuando Cuba compromete una posición, la cumple”, Cubadebate, 23 de diciembre del 2019. Dirección URL. <http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/12/23/abelardo-moreno-los-secretos-del-arte-y-la-ciencia-de-la-negociacion/#.XhSjrcrh-M8>.
[13] Fernando Martínez Heredia: “Su pensamiento político. Aniversario 35 de la muerte de Raúl Roa”, Trabajadores, edición impresa, lunes 3 de julio del 2017, p. 2.
[14] Hassan Pérez Casabona: “Raúl Roa, inspiración permanente para los revolucionarios”, Trabajadores, edición digital, 6 de julio de 2015. Dirección URL: <http://www.trabajadores.cu/20150706/raul-roa-inspiracion-permanente-para-los-revolucionarios/>.
[15]Ver en: Granma,  Ed. Cit., pp. 1-5.
[16] Ver en: Evelio Díaz Lezcano: Fracaso de un conjura […], Ob. Cit., p. 145.