Tantas veces me salió en redes sociales el último video del rapero mexicanoestadounidense Tekashi 6ix9ine, en compañía del cantante cubano Lenier Mesa, que al fin me picó la curiosidad y pinché a ver.

Lo consumí con paciencia. ¿Qué es esto?, me dije, cuando se terminó. La letra no expresaba nada del otro mundo: ciertamente, acabo de emplear un eufemismo. Quiero decir, cuando ya parecía imposible una vez más el tópico del niño pobre que alcanza la fama —tantas veces usado en rancheras mexicanas, telenovelas lacrimógenas, y películas de cuarta categoría de hace 80 años—; ahora aparecía de nuevo en pleno siglo XXI con pródigo abuso de lenguaje llano, frases hechas y lugares comunes, y sin ni siquiera una mínima elaboración dramática en la historia que cuenta.

“El procedimiento de inculturación es conocido: (…) se pretende anexionar a un público amante de la banalidad y alejado del pensamiento crítico y los mejores valores no ya de la cultura cubana, sino de la propia civilización humana”.

El video arranca con el rapero en simulacro de cortar cañas y limpiar de hierbas una vega de tabaco del campo cubano: quizá con el objetivo de mostrar cuánto luchó para sobrevivir en su infancia. Es sorprendente: yo no sabía que en Nueva York, ciudad donde nació y se crio el rapero, hubieran esos campos de caña y de tabaco, y crecieran palmas reales.

Luego Tekashi se envuelve en una bandera cubana, y empieza a repartir billetes de cien dólares a vecinos de una comunidad de Pinar del Río, lugar de la filmación.

Entre col y col, en la edición del clip aparece metido a la fuerza el cantante Lenier Mesa, pues a las claras se ve que se trata de un añadido posterior, una cuña, sin que se tenga cuidado de establecer elementales justificaciones espaciales, narrativas o dramáticas a semejante accesorio.  

Hay cosas que no ocurren por casualidad. Yo recuerdo a los medios que ya sabemos, los mismos de la guerra mediática contra Cuba, que divulgaron hasta el cansancio aquella aventura de dólares al aire frente al hotel Packard, en La Habana, donde entonces el rapero se hallaba hospedado. Esto es algo que Tekashi suele hacer en cualquier lugar a donde va, sin que ocurra tanto despliegue informativo; pero la acción de esa vez ni siquiera fue obra suya, sino de otros que llegaron en un auto y de inmediato se fueron.

La respuesta creo tenerla ahora: era necesario informarle al público general cubano quién es este rapero; que obviamente ya tenía el plan de realizar este video, cuyo principal objetivo es insuflar aire a la vela de Lenier Mesa; preparar condiciones para que, por transferencia o contagio, este adquiera un poco de la fama mundial que sí tiene el otro.

Este libro, publicado en 1999, revela cómo en la agresión propagandística contra Cuba, el gobierno estadounidense recluta intelectuales y artistas cubanos como simples operadores de esa política.

En buen cubano, coger botella en un carro de lujo, y pasear saludando por donde todos te miren: en este caso por las redes sociales, de modo que se le dé amplia visibilidad a alguien que sobre todo funge como operador político contrarrevolucionario, desde su participación en la campaña anticubana en torno a las protestas del 11 de julio de 2021.   

En realidad, estamos en presencia de una operación mediática relacionada directamente con las matrices hegemónicas de guerra cultural contra Cuba. El procedimiento de inculturación es conocido: con semejantes banalidades se pretende anexionar a un público amante de la banalidad y alejado del pensamiento crítico y los mejores valores no ya de la cultura cubana, sino de la propia civilización humana.

El método tiene una larga historia, y forma parte de las políticas de dominación de los Estados Unidos. No es una invención, son hechos probados y comprobados: recientemente salió a la luz un documento del comando de operaciones especiales del Ejército de Estados Unidos, de marzo del 2015, titulado: “Apoyo de las Fuerzas de Operaciones Especiales a la Guerra Política”; donde se explican las acciones a seguir en esta clase de guerra asimétrica.

“El método tiene una larga historia, y forma parte de las políticas de dominación de los Estados Unidos. No es una invención, son hechos probados y comprobados”.

En el caso de Cuba, también hay referencias documentales desde al menos 1979, cuando Zbigniew Brzezinski, entonces consejero de Seguridad Nacional del gobierno del presidente Jimmy Carter, elaboró un memorando orientando acciones a seguir para aumentar la influencia de la cultura estadounidense sobre el pueblo cubano.

El libro Psywar on Cuba. The Declassified History of US Anti-Castro Propaganda, de Jon Eliston, publicado en 1999, revela cómo en la agresión psicológica y propagandística contra Cuba, el gobierno de los Estados Unidos usa libros, periódicos, historietas, películas, panfletos y programas de radio y televisión, en los que recluta intelectuales y artistas cubanos que sirvan como simples operadores de esa política.

Durante todos estos años el método se ha incrementado, y ahora tenemos un nuevo caso, en realidad el terreno abonado para las próximas acciones que se derivarán de ese autostop a la sombra de un cantante famoso.

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