Tarde guevariana en la Casa del Alba Cultural

Raquel Marrero Yanes
29/9/2017

Sabemos cuán difícil es encontrar las palabras exactas para definir lo que hoy en día significa el legado de Ernesto (Che) Guevara, aquel hombre íntegro, superior en entrega, voluntad, formación y pensamiento, que llena de orgullo a América.

Fácil es para quienes desde la canción evocan con letras el testimonio de una vida calificada por Fidel Castro como “un paradigma y ejemplo, sin una sola mancha en su conducta y actitud revolucionaria”.

Así los trovadores Gerardo Alfonso, Martha Campos y Ángel Quintero, durante el concierto que ofrecieron este jueves en la Casa del Alba Cultural, atestiguaron, una vez más, que los cubanos siguen siendo consecuentes con el símbolo de rebeldía del Che.

Aunque no toda la selección de canciones interpretada por Gerardo Alfonso con su banda, se dedicaron al Guerrillero Heroico, marcan el ideal por el cual él luchó.

Martha Campos cantó varios temas acompañada de la guitarra, entre ellos, Cuando pasaste tú y Hay amores que, de manera diferente, recuerdan al gran estadista. Fue una oportunidad para reconocer que la música de esta mujer, en gran medida, es un canto a la solidaridad, esa de la que el Che resulta ejemplo para el mundo.


El Che sigue alentando los sueños de la gente
 

Aplausos de gratitud recibieron las canciones de Ángel Quintero dedicadas a Ernesto Guevara y a quienes como él forman parte de la generación que creció con el proceso revolucionario cubano.     

Momentos de poesía disfrutó el heterogéneo público en voz de la declamadora Fifi Izquierdo, quien emocionada se sumó con el poema Che Comandante para evocar al hombre que entregó su existencia buscando un mejor destino para la humanidad.

Son los sueños todavía fue el tema de Gerardo Alfonso que cerró el homenaje en la Casa del Alba Cultural, institución que de conjunto con las embajadas del Ecuador y del Estado Plurinacional de Bolivia recordaron al Che a 50 años de su asesinato en La Higuera, y que la historia recoge en la fecha del 9 de octubre de 1967, un día después de ser capturado por el ejército boliviano.

Sin duda fue una tarde guevariana, un espacio de canciones para recordar a ese hombre capaz de reencarnar en las personas de buen corazón y que sueñan con un mundo mejor.