Teatro Roberto Blanco: el sueño de lo posible

Ana María Domínguez Cruz
7/10/2019

El afamado director de teatro Roberto Blanco (fallecido en diciembre de 2002) concebía el teatro como un ente multidisciplinario y soñaba con tener un espacio en el que su axioma se pusiera en evidencia. Dejó una huella irrefutable de su trabajo extraordinario en las tablas cubanas y justamente uno de sus discípulos, Raúl Martín, le rinde tributo.

Raúl Martín, director de Teatro de la Luna. Fotos: Etienne Armas
 

Martín fundó en 1997 Teatro de la Luna y después de llevar una vida nómada para los ensayos de sus puestas en escena y para su obra creativa en general, no dudó en aceptar la oferta de escoger uno de los cines abandonados de la capital cubana para devolverle la vida, convirtiéndolo en más que una sala teatral, un espacio para la cultura cubana.

“Recorrí varios lugares y preferí el antiguo cine Pionero, por la ubicación tan céntrica que tiene. Estamos cerca de la Universidad de La Habana, en esta franja colindante con Centro Habana y Plaza de la Revolución, cerca de varias paradas de ómnibus y de rutas frecuentes de taxis. Ello facilitará que las personas lleguen hasta acá.

“Desde que accedimos al local en 2005, lo utilizamos como local de ensayo cuando trabajábamos en la puesta Delirio Habanero, pero sin poder recibir público. Así hicimos uso del espacio para los montajes de las puestas en escena El dragón de oro, La dama del mar, La primera vez… y las llevábamos al escenario en la sala Adolfo Llauradó. No obstante, no disponíamos más que de las condiciones elementales y eso es contraproducente para crear”.

El antiguo cine Pionero devendrá un espacio ideal para la confluencia de diferentes manifestaciones artísticas, además de ser la sede del grupo Teatro de la Luna.
 

El también diseñador, coreógrafo, actor y modelo elogia el hecho de que la futura sede del grupo que dirige lleve el nombre de quien fuera su profesor y además, a su juicio, “el más grande director que ha tenido el país en el perfil de la dirección escénica”. No solo por rendirle tributo y concretar, al fin, uno de sus deseos profesionales, “sino porque cuando la gente va al teatro, piensa en los artistas, y son sus nombres los que deben darle vida a los espacios”.

La obra, refiere, ha sido difícil porque el estado de deterioro del antiguo cine Pionero era considerablemente alto y su ubicación ha sido un factor que ha complejizado todas las labores debido al tráfico constante de vehículos y de personas en la calle San Lázaro, teniendo en cuenta el descargue de materiales, por ejemplo, y la restauración de la fachada, como sucede por estos días.

Adelanta Martín que, al culminarse la obra de reconstrucción a la que se somete el inmueble, se contará con El Balcón de Roberto, donde se concentrará todo el material que la viuda de Roberto Blanco atesora y que está dispuesta a donar.

 

“Además, tendremos espacio para las exposiciones de artes plásticas en el lobby, lo que agrada a los artistas que saben que tienen público garantizado. La sala de teatro tendrá capacidad para alrededor de 200 espectadores y proponemos también el Varilla’s Bar, un bar bohemio para los actores, tomando el nombre del bar de Delirio Habanero. Un salón de ensayo con grandes dimensiones, un estudio de sonido para poder hacer grabaciones, espaciosos camerinos y lo que más me emociona es el closet inmenso para guardar el vestuario porque la vida de nómada que ha llevado mi grupo nos ha hecho perder muchas piezas.

“Antes de fin de año nos posicionaremos en el local de ensayo aunque queden acciones por realizar en la obra. Nos urge tener nuestro espacio porque no podemos hacerlo bien si vamos de casa en casa para trabajar en nuestros montajes”.

 

Anuncia Martín que octubre es un mes que encierra mucha actividad para el grupo. A partir del día 6 de octubre Teatro de la Luna presenta en la nave 5 Humberto Solás, en Fábrica de Arte Cubano, El amor se acaba, un cabaret-teatro que presentaron recientemente en Ecuador. En el venidero Festival de Teatro retomarán, los días 22, 23 y 24 en la sala Adolfo Llauradó, la puesta en escena Ocurre en domingo. En la sección Otras Opciones del festival presentarán La boda, de Virgilio Piñera, con estudiantes de la Escuela Nacional de Arte los días 19 y 20 en la Sala Teatro El Sótano. Para el 2020 esperan montar Mar nuestro, una obra de Alberto Pedro, para completar la trilogía.

“El teatro es un acto de comunicación y en el teatro Roberto Blanco se podrá evidenciar. El teatro cubano ganará un espacio maravilloso con esta obra y su impacto social será significativo. Tiempo al tiempo”.