Lázaro Saavedra: Hay congestión en las líneas

Corina Matamoros
1/3/2016
Fotos: Cortesía de la autora
 

Únicamente en el espacio del arte, la Isla ha encontrado cobijo para los más descarnados exámenes de conciencia que no hallaron destino en el universo de las mediaciones ni de la comunicación. Con un pensamiento emplazado en las antípodas del cliché informativo, la práctica creativa de Lázaro Saavedra ha sabidoconstruir nuevos acomodos para una analítica de naturaleza antiacadémica, heterodoxa e iconoclasta, con disfraz de moraleja callejera, que se atreve con coraje a evaluar todas las circunstancias de la vida social actual, en particular la que involucra el mundo del arte.


 

Solo así es dado admitir que la línea curatorial de esta muestra fuera dada por el gran filósofo Karl Marx, con su famosa pareja categorial de base y superestructura. Saavedra la ha utilizado al pie de la letra y lo que ya era una metáfora de Marx para explicar el arriba/debajo en el estudio de las formaciones económico-sociales, inspirándose en términos de naturaleza arquitectónica, es convertida por Saavedra en una simbólica de localización física, donde se supone que la Base esté en el asiento que soporta una armazón, y la Superestructura ocupe una zona más alta, relativamente sustentada por ella.

De ahí que, en la planta baja donde queda emplazada esta exposición, Ud. se encontrará de nuevo, después de sus años de estudios, con Base. Pero la verá muy cambiada, porque su verdadero peso actual reside en ser un palimpsesto de historia contemporánea. Un cuidado Chevrolet´ 55, al mejor estilo del American Car,  abre desinhibido su capó para mostrar su nuevo motor coreano Hyundai, y las mil y una partes venidas de distantes regiones del mundo que hacen funcionar un auto hecho más de medio siglo atrás. De su motor coreano brota la fotografía del cordial encuentro Raúl-Obama, símbolo de los nuevos tiempos. Y a la par de esta novedad, justo detrás de ella, vemos correr otro tiempo a través del reportaje El progreso de una nación. Este documental, que recorre la gran exposición soviética que viajara a La Habana en 1961, fue realizado en su época para mostrar los avances científico-técnicos, sociales y productivos de la otrora URSS durante sus años felices. La información del documental sobre los rumbos del Socialismo real, transmitidos con una escéptica voz en off, es proyectada aquí sobre una tendedera criolla, al estilo de sábanas blancas colgadas en los balcones.


 

Base es la continuidad de una misma lógica de concurrencia y contraste de fuerzas sociales que Saavedra ha desplegado en diversos momentos de su trabajo. Tiene que ver con la pieza Sagrado Corazón(1992), cuando en los albores del período especial una sorprendente imagen del icono cristiano se nos apareciera con esa“otra geografía” del corazón puesto en Cuba, la mente en “theStates” y el discurso en la retórica de los Soviets. Al chiste criollo sobre las diferentes respuestas que darían un cubano, un norteamericano y un ruso sobre un mismo asunto, Saavedra nos golpeaba con una figura unificada donde las tres perspectivas se encabalgaban, provocando un ineludible ajuste de cuentas a nivel de políticas de alto rango, no menos que en la conciencia ciudadana de la Isla. 

Pieza en esa misma línea de pensamiento fue Nada más que un lindo día detrás de otro (1997-1998), donde se reúnen en una bella playa cubana a los más admirados personajes del cine animado nacional, Elpidio Valdés y María Silvia, con sus históricos enemigos de guerra españoles, el general Resoples y el Andaluz. En traje de baño toman juntos cervezas y charlan animadamente en la arena mientras, en segundo plano, una valla política con Elpidio vestido de Superman, apuesta por la consigna que titula la pieza.


 

Como último antecedente de Base, se alza Aire frío(2003), instalación en la que tres refrigeradores, procedentes de EE.UU., Rusia y Corea respectivamente, se agrupan bajo el intenso nombre—ahora reconsiderado— de la pieza teatral de Virgilio Piñera.Con semejante pedigrí, Base es un estallido 2015 reavivado bajo el impulso del inédito tope amistoso Cuba-USA.

Después de este “Todo incluido” histórico que ha traído la renovada Base propuesta por Saavedra, donde yuxtapone lógicas diversas para hacernos repensar sobre lo que creíamos bien sabido y enterrado, estamos preparados para subir al piso superior y entablar diálogo con Superestructura. Y ella, como acostumbra, es una miríada indescifrable e insólita de cosas difíciles de aunar. Por suerte, en esta muestra se ha enfocado en las altísimas cuestiones del arte.

Desde la perspectiva de Saavedra, donde es frecuente la transposición de lo verbal-conceptual a lo objetual-físico, Superestructura nos abrirá paso por entre las bambalinas de la Institución Arte, por entre las disquisiciones personalescon que se enfrenta el creador al hacer su obra y por el laberinto de los lenguajesartísticos.


 

Nos asomaremos a dilemas particulares como pueden ser el arte oficial, el no oficial y el emergente; el productor artístico y sus intermediarios; el mercado y el mercantilismo; el arribismo y un amplio repertorio de posiciones éticas que hacen lobby en los circuitos de la creación. La primera sala de la muestra trae un conjunto de piezas dedicadas a la comercialización del arte y sus  periferias. Este peliagudo asunto se advierte como uno de los núcleos fuertes de las  actuales preocupaciones de Saavedra, quelanza sobre él su poderosa caballería crítica. Pero este tipo de trasiego artístico-mercantil parece rebasar las fronteras de los productos culturales y se posa con sorna sobre la vida cotidiana. Por eso en la pieza El productor y sus intermediarios, por ejemplo, no solo se confrontan los porcientos de ganancias del creador y su “dealer”, sino que funciona por igual para la larga cadena de intermediarios entre el campesino y el carretillero de vegetales de la esquina en la Cuba de hoy.

El gongorismo de Saavedra y su amplio dominio de la teoría del arte hacen venir a esta muestra a importantes creadores y pensadores. La pieza Arte institucional, donde Saavedra reproduce en la pared y en un lienzo a ella adosado, el diseño de las losas del piso tipo damero,  está dedicada a Daniel Buren, en alusión a su posicionamiento crítico sobre el lugar de emplazamiento de las obras de arte. Aquí podría estar convocado por igual Marcel Broodthaers y todos aquellos autores que hicieron de la diatriba museal tema crucial de sus propuestas transgresoras.

En especial está invitadoEnmanuel Kant, cuyo concepto filosófico de “objeto en sí y para sí” es transformado en personaje principal de la exposición: el lienzo, utilizado burdamente, sin imprimacióny montado sobremodestísimo bastidor. Este curioso lienzo kantiano es sometido a una intensa demanda actoral, pidiéndosele representar, desde su corporalidad de objeto, un amplio repertorio de lugaresfrecuentes en el ecosistema de la institución Arte. De modo que,cuando veamos en la muestra un lienzo cubierto por una montaña de tierra, sabremos que es Arteunderground, ysi nos tropezamos con unoque ha sido lanzado contra la pared hasta abrirle un tajo, ese será el Arte contestatario. Articidio, por su lado, será fácilmente reconocible en un desesperado lienzo que se ha quitado la vida colgándose de una soga, luego de haberse subido a un taburete.

La forma en que el artista piensa y trabaja, por su parte, ha sido una línea argumental mayormente expresadaa travésde dibujos hechos directamente sobre las paredes. Con el carboncillo en la mano, Saavedra ha proyectado en ellas lo que ha estado preguntándose en la soledad de sus block de notas. Reflexiones de índole sicológica, de lenguaje, éticas o políticas se esparcen por los viejos muros del Centro Wifredo Lam como invitación al pensamiento. En especial destacan, por sus alusiones ético-sociales, Espejo terapéutico y Cabecilla, contundentes piezas denunciadoras de fenómenos de corrupción y arrogancia del poder respectivamente. 

Énfasis en los vericuetos de la lógica internadel arte se ponen en juego a varios niveles durante la muestra. De manera general, se produce en Base/Superestructura una cohabitación de lenguajes: el propio de las artes visuales, el de la escritura y el universo sonoro. Fundamentalmente los dos primeros se han entretejido en toda la configuración de las obras, confirmando cuánto se complementan imagen y texto. Durante el proceso curatorial se nos hizo obvia la necesidad de sustentar la lógica visual con la lógica narrativa, en un proceso caro al conceptualismo que perfilara, unificándolo, el significado de las piezas. De ahí que Saavedra comenzara a escribir, en un momento ya bastante avanzado del trabajo, las cartelas que acompañan un grupo importante de obras. Pensábamos que esos textos de diverso corte —a veces burlescos, embrollados o portadores de importantes pistas de comprensión—eran, ni más ni menos, las obras mismas. Podríamos,además,hacerlasencarnarun espíritu irónico y anti-institucional, vistiéndolas con empaque de buena museografía, y realizándolas en un formato amplio y elegante. Y valió la pena. Cuando el espectador se acerca a una pieza que le parece tal vez incierta y busca el auxilio de una respetable y refinada cartela explicativa comprenderá, pasados unos instantes, que la prometedora aclaración no llega, sino que se escabulle para emprender sus propias galimatías textuales, algo desasida del relato visual. Ese efecto, a la vez artístico y curatorial, es una de las más sugerentes características de Base/Superestructura.

Esta es una muestra sobre los valores. Los valores que se ponen en juego durante el proceso íntimo de creación, los valores que merodean y circundan la ejecutoria de la Institución Arte, los que prevalecen en el mercado y en el mercantilismo bastardo de la producción cultural, y esos valores que hacemos circular en el cuerpo social, reproduciéndolos con ceguera o creándoloserróneamente en la práctica concreta de todos los días.

Solo Karl Marx pudiera decirnos si esta nueva formulación de Base y Superestructurapropuesta por Lázaro Saavedra, facilitará una más alentadora perspectiva de futuro. Mientras tanto, no se deje engatusar demasiado por su humor y vaya con él, sígalo hacia los más encriptados espacios de su implacable perspectiva lógica y de su poderío conceptual. Tal vez todos juntos podamos descifrar por qué las líneas están congestionadas.