Roberto Faz, una voz que perdura medio siglo después

Leonardo Depestre Catony
1/3/2016

Se cumplen ahora 50 años de la muerte del sonero Roberto Faz. La noticia, recibida con estupor, aún evoca disímiles recuerdos entre los cubanos  —y los reglanos en particular— que lo conocieron y tararearon sus composiciones.

Roberto fue un ídolo en sus momentos de esplendor. La popularidad, la simpatía, la musicalidad, la voz, se aunaron en este carismático cantor.

Comenzó a darse a conocer a partir de su entrada en el popularísimo Conjunto Casino, de Roberto Espí, en 1944, con el cual realiza sus primeras grabaciones. La trilogía de cantantes integrada por Faz, Espí y Agustín Robot alcanza gran aceptación. Las grabaciones menudean: los boleros “Comprensión”, “Flor de fango”, “Amor de media noche”, “Realidad y fantasía”, “Delirio”, “Quiéreme y verás”, “Tú mi adoración”…, guarachas como “A romper el coco”, “Como baila mambo”, “Que se corra la bola”… Las presentaciones no cesan en la radio, y con la irrupción de la televisión también encuentran su espacio, como en el programa El show de mediodía, conducido por German Pinelli, del cual el Conjunto Casino es invitado asiduo.

Viaja por Centroamérica, por México, el sur de EE.UU.. Las guarachas, los boleros y sones montunos se escuchan de un modo diferente en la voz de Faz.

El 16 de enero de 1956, fecha de la cual no hace mucho se cumplieron 60 años, surge el Conjunto de Roberto Faz, que debuta el 4 de febrero en bailable celebrado en el Liceo de Regla.

La nueva agrupación es el resultado de la escisión del Conjunto Casino, y gusta por su forma asentada de tocar, por la calidad de los intérpretes y la cubanía del ritmo. Pronto graban una primera placa de larga duración para la firma Panart.

“Faz fue un artista sorprendente —asegura Leángel Rodríguez, Rolito, uno de los vocalistas fundadores del conjunto en entrevista concedida a este redactor tres décadas atrás. No tenía conocimientos musicales y su formación era totalmente autodidacta. Pero tenía una voz muy sonera, de un timbre agudo bonito que aun al subir mantenía una tonalidad agradable, sin llegar nunca a ser chillona, con un sentido melódico tremendo. Lo mismo cantaba un guaguancó, que un bolero, que una guaracha, ¡y todos bien! Recuerdo que cuando a propuesta de [Orlando] Reyes, el otro de los vocalistas, montamos el primer dengue, Faz no tenía mucha confianza en el éxito de este ritmo y sin embargo la popularidad que alcanzó este con nosotros fue muy grande”.

Ameniza los carnavales habaneros, se presenta ante las cámaras de televisión; en las victrolas de los establecimientos los clientes repiten a petición sus grabaciones, se le tararea en las viviendas y las esquinas.

De la producción de Faz se recuerdan con particular agrado sus Mosaicos, sucesión de boleros grabados en discos, a manera de una serie. A mediados de la década del 60 consigue un nuevo escalón de la popularidad con el ritmo dengue, creado por Dámaso Pérez Prado y del cual Faz hace una versión muy apropiada al gusto del cubano. “Dengue de la caña”, “Dengue del pollo” y “Dengue” en Fa figuran entre los más aplaudidos.

Cuando muere a los 54 años, el 26 de abril de 1966, está en la cima de la popularidad. Regla, un municipio cuyos moradores transitan por las calles en abierto desafío a las leyes del tránsito, gozan de fama de buenos bailadores —tienen como prueba una de las comparsas más populares del país, Los guaracheros de Regla— y apelan al transporte marítimo para su comunicación con la vecina capital, tiene entre sus hijos célebres a quien el cantor Tito Gómez llamó “el mejor sonero blanco que ha dado Cuba”.

Nacido el 18 de septiembre de 1914, en su natal Regla Roberto Faz sigue siendo —ahora incorporado a la leyenda— el mismo ídolo que durante tres décadas estremeció el corazón de los enamorados.