Todos los jueves del mundo

Mairyn Arteaga Díaz
15/8/2018

Hasta hoy los miembros de La Trovuntivitis no se ponen de acuerdo sobre qué día de septiembre marcó su nacimiento. Lo irrebatible es que fue un jueves de 1997.  Septiembre, ya se ha dicho. Desde entonces todos los jueves del mundo van a cantar en El Mejunje de Silverio, lugar que vio su alumbramiento y en el que han crecido, unos y otros, indistintamente.

Lo cierto es que este grupo de trovadores con estilos y maneras de hacer diferentes ha marcado un hito en la canción de autor santaclareña, cubana y quién sabe si un poco más allá.


Foto: Cortesía de la autora
 

Dicen que en aquellos días en Santa Clara persistía un brote de conjuntivitis, y que fue Rolando Roly Berrío quien bautizó el encuentro como La Trovuntivitis, nombre que identifica al proyecto de bardos y a la habitual peña de El Mejunje.

Fue en el mítico bar Tacones Lejanos, del emblemático Centro Cultural, donde surgía inicialmente el encuentro, pero la afluencia de público propició que lo que fuera una descarga íntima se convirtiera en un espectáculo en el patio grande, al que concurren todas las semanas alrededor de 500 personas, en su mayoría jóvenes, aunque conservan parte de aquellos seguidores que de algún modo, también los hizo crecer.

Veinte años más tarde La Trovuntivitis se presenta ahora con la buena nueva de su primer disco en conjunto, resultado del pitching de proyectos efectuado durante la vigésima edición del Festival de Trovadores Longina, en enero de 2016 en Santa Clara, certamen del que son igualmente anfitriones.

El fonograma, coproducción de la Empresa Provincial de la Música y los Espectáculos de Villa Clara Rafael Prats y de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM),  viene a coronar dos décadas intensas y comprometidas con las esencias más puras de la canción de autor en la Isla, un regalo que, aunque festejado con creces, se merecía el proyecto desde mucho tiempo atrás.

Las canciones de La Trovuntivitis han acompañado a varias generaciones que, tal vez, sin conocer autoría ni procedencia, se identifican con ellas, se emocionan, las tararean. “Ana”, “Los giros”, “La casa”, “El cocodrilo”, “Caridad”, son temas inspirados en disímiles sensibilidades, pero con una fuerza común que a muchas las ha hecho legendarias.

Compuesto por bardos con distintos modos de hacer y escribir la música, el grupo tiene ahí su principal fortaleza: respetar las diferencias e integrarlas en un todo que puede llegar a ser extraordinario.

Rolando Berrío, Leonardo García, Alain Garrido, Yordan Romero, Raúl Marchena, Yaíma Orozco, Irina González, Levis Aliaga, Michel Portela, Miguel Ángel de la Rosa, Diego Gutiérrez, Karel Fleites, Yatsel Rodríguez, Raúl Cabrera y Yunior Navarrete, son nombres que vitalizan un movimiento imprescindible.

De cuerpo presente o no, en El Mejunje, o en cualquier otro escenario donde La Trovuntivitis se anuncie, sus integrantes poseen un espacio seguro, porque las canciones han pasado de la posesión personal a patrimonio del grupo, motivo por el que son defendidas en conciertos y peñas y revividas cada vez desde las aristas más impensadas.

Aunque cada miembro tiene una carrera individual, cada uno de ellos también tributa y sostiene el espacio común. Así han llevado su música individualmente o en conjunto a países como Argentina, España, Suiza, Bélgica, Colombia, México, Bolivia y Venezuela.

La Trovuntivitis ha compartido escenario, además, con importantes cantautores e intérpretes de la trova cubana e internacional, entre ellos Silvio Rodríguez, Frank Delgado, Gerardo Alfonso, David Torrens, Manu Chao, Liliana Herrero y Javier Ruibal. En solitario se han presentado con Pablo Milanés, Santiago Feliú, Dúo Coplanacu, Yusa y Jorge Fandermole, por solo mencionar algunos.

La Trovuntivitis, denominación con la que también se identifica el disco del conjunto, es un fonograma doble compuesto por 24 temas, ya conocidos, de los cantautores, que adquieren matices diferentes.


Foto: Cortesía del grupo
 

“Voy”, “Será ayer”, “Cuando una mujer”, “Déjame ser”, “A veces”, “Frágil”, “Eternidad”, “La moringa”, “Son de Eliodoro” y “Abajo la xenofobia”, son algunos de los que integran esta producción, enriqueciendo así la historia musical de Cuba.

Marta Valdés, Premio Nacional de Música 2007, ha dicho sobre La Trovuntivitis: “Ellos componen, tocan instrumentos, cantan a solo, nos regalan preciosos trabajos cantados a varias voces; su característica principal es ese cariño con que se dedican a animar la obra del otro”.

En ese ánimo, La Trovuntivitis se convierte en un movimiento crucial dentro de la vorágine de sonoridades que es la nación cubana. Bienvenido entonces el fonograma, y que surjan muchos más.