Tres flores cubanísimas

Rubén Darío Salazar
21/12/2020

Las tres cumplen años escalonadamente. Teresita Fernández el 20 de diciembre, Alicia Alonso el 21 y Dora Alonso el día 22. Como si las tres, pertenecientes también a provincias continuas: Villa Clara, Matanzas y La Habana, se hubieran puesto de acuerdo con sus padres para venir al mundo en la estación invernal; pero con los corazones cálidos, hirviendo de amor por su país, como lo demostró cada una en vida desde su arte.

Teresita la trovadora, pobre, nómada y libre, como ella misma se autodefinió, fue, es y seguirá siendo un monumento musical que ha roto las fronteras de la Isla para colocar sus canciones en el viento. Historias increíbles, lo mismo sobre insectos minúsculos que de animales domésticos, del mar, del aire… A la vez le cantó a la nación, al amor y la religión desde sus propios códigos, matizados de conocimientos académicos y un criterio personalísimo de la vida. Tuvo toda la libertad en sus manos para recrear melodías y retratos sencillos, que luego se tornaron gigantes en su voz y han hallado ecos en infantes y adultos hasta hoy.

 Teresita Fernández seguirá siendo un monumento musical que ha roto las fronteras de la Isla para colocar sus canciones en el viento. Fotos: Cortesía del autor
 

Alicia la bailarina, ave nacional, mariposa en el escenario, estrella infinita. Su huella se multiplica en los cientos de estudiantes de ballet que cada año acceden y se gradúan en nuestras escuelas de arte. Su danza no pertenece solo a Cuba. Puso su acento tropical en heroínas de origen francés y español como Giselle y Carmen, hasta volverlas asequibles al ente más humilde. Sus creaciones fueron de la tierra a la luna, sin hacerle caso a impedimentos físicos como la visión, o los accidentes propios de la edad. Bailó en todos los momentos. Aún continúan sus gestos y pasos desde una galaxia cercana.

La huella de Alicia se multiplica en los cientos de estudiantes de ballet que cada año acceden y se gradúan en nuestras escuelas de arte.
 

Dora Alonso la escritora, guajira iluminada, como un mapa de Cuba, madre de personajes que nos identifican: Pelusín del Monte, títere nacional, aventurero de nuestros retablos y El cochero azul, más conocido como Martín Colorín, en su viaje mágico por la costa norte del occidente del país. La periodista de la gesta de Playa Girón. La poeta de La flauta de chocolate, Palomar, El grillo caminante, Los payasos… Autora de novelas y cuentos para todos los lectores, sin distingo de edades. Fue del periódico a los libros, de estos al teatro, la radio y la televisión con un éxito arrollador. Dora fue una mambisa desde su pluma pródiga y transparente.

Autora de novelas y cuentos para todos los lectores, Dora Alonso fue del periódico a los libros, y de estos al teatro, la radio y la televisión con un éxito arrollador.
 

Maestras las tres, y magas desde sus profesiones. Caminaron orgullosas por nuestro territorio y allende los mares con la patria en el pecho. No todo fue fácil para ellas, construyeron sus trayectorias asaeteadas de sucesos y tropiezos como el más común de los mortales; pero como fueron mujeres de luz no se echaron a llorar de rodillas, sino de pie, hasta vencer los problemas y conseguir sus sueños cantados, bailados, escritos, con una sonrisa en el rostro y un montón de nuevos proyectos en los bolsillos.

Se les extraña en demasía, como se les echa de menos a las personas necesarias. Me gustaría escucharlas hablar sobre el presente. Cada cual con su sabiduría del camino, con sus visiones marcadas por el empeño, el hacer y la fidelidad a nuestras mejores raíces. Las tres fueron flores de colores, tamaños y texturas diferentes, y a la vez iguales, con esa marca indeleble que se llama cubanía.