Existe un desarrollo en espiral con más de una ruta ascendente que debemos observar para calibrar con cuanta propiedad debemos hablar del jazz cubano como de una entidad singular. Pruebas a la vista, o mejor dicho, al oído: la libertad y amplitud con que ha congeniado el mainstream del complejo musical oriundo de Estados Unidos con diversos géneros y especies de la tradición cubana; el desarrollo de lenguajes en los que el mestizaje afrolatinocaribeño es el sello distintivo; la continuidad y ensanchamiento de la creación autoral, la formación académica en las escuelas de arte; y la fluida continuidad generacional.

Un elemento más a tomar en cuenta: la excelencia de los aportes instrumentales más allá de la percusión. Sucede que habitualmente lo que se pone en valor, como contribución fundamental, es el papel de la percusión en el sostén y transmisión de la cubanidad en el jazz, cuando en verdad desde el piano, la guitarra, los saxofones, la flauta y el violín se aprecian hitos para nada estancados en el tiempo y con suficientes méritos como para trazar perspectivas en cualesquiera de las líneas jazzísticas históricas y vigentes.

“En el lugar que merecen, la trompeta y los trompetistas se pusieron de relieve en Jazz Plaza 2022”.

Justo esta vez el comienzo del coloquio Leonardo Acosta in memoriam que acompasa reflexiones, aproximaciones teóricas, talleres y homenajes en la agenda del Festival Jazz Plaza, estuvo marcado por el abordaje del papel de la trompeta y sus ejecutantes en la trama del jazz cubano.

El punto de partida fue la evocación de la vida y trayectoria artística de José Miguel Crego (1958 -2021), más conocido como El Greco, a quien se conoce y valora por su ejecutoria en Afrocuba, Irakere, NG la Banda y, ya como líder, al frente del quinteto Top Secret. Fue el momento de recordar cómo en él confluyeron los saberes aprendidos de la academia —egresado de la Escuela Nacional de Arte— y los del oficio diario del trabajo, forjado desde cuando muy joven lo llamó Leonardo Timor para integrar la orquesta que animaba los espectáculos del Salón Rojo del hotel Capri. Timor, por cierto, había accedido a la dirección orquestal desde su iniciación como trompetista.

“El punto de partida fue la evocación de la vida y trayectoria artística de José Miguel Crego (1958 -2021)”. Foto: Tomada de TV Yumurí

De El Greco se dibujó un mapa de su trayectoria. Yasek Manzano trajo a colación la belleza del sonido, la capacidad para desarrollar una dicción inteligente y sensible en torno a los códigos de los géneros cubanos; Roberto García subrayó el talento improvisatorio y la facilidad para insertarse con rapidez, apenas sin calentamiento, en el discurso de cada pieza interpretada, como testimonió al ofrecer vivencias compartidas con su colega en el Ronnie’s de Londres; Julito Padrón particularizó acerca de la maestría alcanzada no solo en la trompeta, sino sobre todo en el fliscorno; y Mayquel González, el más joven, contó haberlo tenido, en sus días de estudiante, como un paradigma: “Cuando me probaron para ingresar en la Escuela Nacional de Música, preguntaron qué trompetista conocía y no dudé en decir que mi aspiración era tocar como El Greco”. Cada uno de los opinantes, se sabe, es un maestro del instrumento.

Llegó el momento de mirar hacia atrás y adelante. Cuán útil y necesario sería actualizar las huellas de Andrés Castro, Chico O’Farrill, Mario Bauzá, Julio Cueva, Chocolate Armenteros, Félix Chappotin, El Guajiro Mirabal, Jorge Varona, Pepín Vaillant, Luis Escalante, Edilio Montero, Juan Munguía y Adalberto Lara, por citar algunos de los que abonaron el camino hasta hoy. Incluso analizar el caso de Arturo Sandoval, quien a la excelencia como músico une una irrefrenable vocación por denigrar la tierra que lo vio nacer y echar a rodar patéticas mentiras acerca de la incapacidad del sistema cubano de la enseñanza artística para formar nuevos músicos.

A esto habría que añadir un examen de las promociones emergentes de instrumentistas que con un amplísimo espectro se mueven de la música cubana al jazz y del jazz a la música cubana, fundiendo raíces y dando continuidad a una ascensión imparable. En el lugar que merecen, la trompeta y los trompetistas se pusieron de relieve en Jazz Plaza 2022. 

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