Un homenaje para un cineasta en revolución

Indira Hernández Alonso
18/3/2019

La calle de Madera del Centro Histórico de La Habana acogió la presentación del libro Santiago Álvarez, un cineasta en revolución, un agasajo de la Oficina Santiago Álvarez al centenario de esta personalidad, que tanto legó junto a su equipo a la documentalística cubana, y a los 60 años del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).

Oficina Santiago Álvarez
 

“Vista en el tiempo, la vida de Santiago Álvarez se nos presenta un tanto aventurera —su primera vida, porque para suerte del arte cinematográfico cubano tuvo dos—, fusión de inquietudes personales y accidentes propios de un país de naturaleza inestable”, adelanta el prólogo del volumen a cargo del Premio Nacional de Literatura Reynaldo González.

“Era uno a quien pudiera considerársele mala cabeza, vino a asentarla en La Habana, con la creación del ICAIC. Iniciaba la segunda parte de su vida. En los intentos de descubrir oficios se había descubierto a sí mismo: sería cineasta”, prosigue Reynaldo González en estas primeras páginas introductorias, quien definió a Santiago como un maestro, nuestro mayor documentalista.

El texto fue el resultado de la labor investigativa de tres jóvenes graduados de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y miembros de la Cátedra Honorífica Santiago Álvarez: Andy Muñoz Alfonso, Lianet Cruz Pareta y Yobán Pelayo Legrá.

“Queríamos hacerle un humilde homenaje que sirviera de gancho para que las generaciones más jóvenes corrieran a ver los Noticieros ICAIC Latinoamericanos, creados con un discurso grandilocuente distintivo y esa forma diferente de mover la imágenes, que el momento histórico de aquella época exigía”, afirmó Cruz Pareta.

“Esta es una invitación, un punto de partida —agregó— para el cual desplegamos un gran trabajo investigativo con riqueza de enfoques y combinamos técnicas discursivas del periodismo y el documental”.

Por su parte, Yobán Pelayo Legrá precisó cómo este libro intentó trascender, además, la visión de la obra cinematográfica de Santiago junto a la Revolución, pues resultó enriquecido con sus experiencias en el abordaje del documental desde el punto de vista estético, específicamente desde la concepción de una banda sonora parte de un ejercicio subjetivo del periodismo.

Asimismo, durante la presentación en el marco del Sábado del Libro, intervino otro de sus autores, Andy Muñoz Alfonso, quien se refirió al texto como una pequeña provocación para continuar investigando sobre el ámbito documental cubano, donde Santiago Álvarez dejó, sin dudas, una impronta imperecedera.

La amplia agenda por el centenario de Santiago Álvarez igualmente comprendió la reinauguración de la sala 4 del Multicine Infanta, bajo el nombre de esta valiosa personalidad. Dedicada a la documentalística, este espacio inició una retrospectiva de la obra de este maestro del documental, con la exhibición del Noticiero ICAIC número 142, dedicado a Benny Moré; Mi hermano Fidel y un material de jóvenes integrantes de la Cátedra Santiago Álvarez, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Formaron parte de la cita importantes figuras de la cultura nacional, como el presidente del Instituto Cubano del Libro, Juan Rodríguez Cabrera; la Premio Nacional de Cine 2018, Miriam Talavera; el presidente del ICAIC, Ramón Samada Suárez, y Víctor Casaus Sánchez, director del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau en La Habana, entre otros. 

Colaboradores directos y allegados a Santiago Álvarez tampoco podían faltar en la presentación que le rindió tributo, como Laura Herrera, Pedro Suárez Bouza y Fernando Pérez. Este último dedicó unas sentidas palabras, al referirse al volumen como un necesario acercamiento inicial a un Santiago que perdura “vivo en los jóvenes de hoy”.

La ocasión también fue propicia para un merecido homenaje por parte de la Oficina Santiago Álvarez al historiador de La Habana, el Doctor Eusebio Leal, por su quehacer a favor de la preservación de la memoria cinematográfica cubana.