En las concepciones educativas de la Unesco y sus proyecciones en torno a las universidades se identifican diversos aspectos que priorizan la formación integral de los estudiantes, la profundización de sus valores, la ubicación del conocimiento no solamente en aras del beneficio personal, sino también para asumir el quehacer colectivo en la construcción de múltiples saberes para transformar la realidad social y local. En tal sentido, esto se resume en la importancia que tiene que las IES (Instituciones de Enseñanza Superior) cumplan con el encargo social para el cual fueron creadas, en tanto se concreta la preservación, desarrollo y promoción de la cultura, que en su interrelación dialéctica constituye expresión de la integración de los procesos sustantivos de la docencia, la investigación y la extensión.

En la Extensión Universitaria se precisan las diferentes formas y prácticas de cultura con las cuales la universidad se vincula al contexto social; véase entre otras: científico-tecnológica, artístico-literaria, cultura física, de salud, socio-humanística, económica, jurídica, político-ideológica, etc.

Según documentación socializada por el Ministerio de Educación Superior (MES, 2018):

Las Cátedras Honoríficas juegan un papel fundamental en la extensión universitaria, estas constituyen un elemento promotor de la investigación en esferas del conocimiento que no son objeto de profundización dentro del currículo de una carrera, por lo que entre los numerosos y variados cometidos y tareas principales están: estimular la investigación y profundización de la vida y obra de figuras sobresalientes en diferentes áreas del saber, nacionales y extranjeras; impulsar la organización y comunicación entre instituciones y organismos académicos, científicos de relieve nacional e internacional, intelectuales, profesores y maestros interesados en la temática de una u otra cátedra; convocar a los estudiantes a participar en sus actividades como seminarios, cursos, congresos, charlas, concursos, entre otras, que contribuyan a su formación integral; establecer, desarrollar y estrechar los vínculos con todas aquellas organizaciones e instituciones en pos de contribuir no solo al desarrollo de una cátedra en particular, sino además, al de la Educación Superior en general.

En 1999 se produce la visita del Premio Nacional de Literatura Jesús Orta Ruiz a la Universidad y a la localidad de Limonar, suceso que permitió crear las bases para la realización de los Encuentros Internacionales de Poetas Improvisadores Indio Naborí durante los años 2000 al 2004. Tales eventos facilitaron traer a la academia una tradición de la cultura popular profundamente arraigada en los campos y ciudades de la provincia matancera. En su época de repentista este cantor popular, más conocido como el Indio Naborí, ya había recorrido diversos pueblos de la provincia e incluso se le había denominado a una institución cultural limonareña “Casa Naborí” para divulgar ese arte estrechamente vinculado a la música campesina.

Catedrático español Maximiano Trapero, el Indio Naborí y María Teresa Linares. 

Es importante enfatizar que ya en aquellos momentos la idea de fundar una cátedra con la finalidad de preservar su legado lírico y escriturario se fue conformando, dado el interés de sistematizar la presencia de la tradición decimista en la vida cultural universitaria. Hay que precisar que la visión naboriana al respecto partía de la concepción cultural que había enarbolado la Unesco, pues él había impulsado en la década del 60 la creación de una gran jornada cultural en la provincia de Las Tunas para homenajear a Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, como el cultor principal de la expresión oral en la estrofa nacional.

Hay también relevantes antecedentes que debo nombrar; ya en 1992 el Ministerio de Educación Superior había formalizado en sus documentos la creación de las cátedras honoríficas en los centros de investigación y docencia. Por otro lado, se había trabajado en el Atlas de la cultura popular de Cuba, que recogía de forma exhaustiva información acerca de los diferentes exponentes y portadores de las tradiciones de la cultura popular. En 1999 por la Resolución 16 de Abel Prieto, entonces ministro de Cultura, se fundó la Cátedra Carolina Poncet y de Cárdenas, en reconocimiento a la primera mujer que se había consagrado a los estudios académicos de la oralidad popular cubana. En la cátedra ocuparon asiento personalidades de la talla de María del Carmen Víctori Ramos, Ana Vera Estrada, Martha Esquenazi, Caridad Santos y Alicia Morales.

Al vincular mis lecturas sobre la poesía en Cuba a partir de los ensayos del maestro Cintio Vitier, con estos procesos de la oralidad encontré también los estudios de Argeliers León y María Teresa Linares. Ya desde la fundación del proyecto Casa Iberoamericana de la Décima, liderado por Ramón Batista López en el contexto sociocultural de las Jornadas Cucalambeanas, mantuve fructíferos diálogos con María Teresa y con Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí.

La celebración en Las Tunas del II Encuentro Festival Iberoamericano de la Décima y la posterior publicación de los trabajos y comunicaciones presentadas por estudiosos de España, México, Venezuela, Argentina y Cuba en La décima popular en Iberoamérica, editado por el Instituto Veracruzano de Cultura (1995), nos aportaron una visión continental más abarcadora de la presencia de la estrofa espineliana en las culturas populares de nuestra América.

En las jornadas fundadoras de los Encuentros Internacionales de Poetas Improvisadores Indio Naborí 2000-2004 desplegados en la Universidad de Matanzas, Orta Ruiz atrajo al evento teórico las valiosas intervenciones de María Teresa Linares, Virgilio López Lemus (Universidad de La Habana/ Instituto de Literatura y Lingüística), Maximiano Trapero (Universidad de las Palmas de Gran Canaria), José Luis Caramés (Universidad de Oviedo) y Ángel Augier (Premio Nacional de Literatura), pero también de importantes repentistas y cultivadores de la oralidad de diversos países; a la vez que invitó a poetas matanceros de amplia trayectoria como Fernando García González, Ernesto Ramírez, Jesús Tuto García y Manolito García, junto a la vanguardia más joven: Alexis Díaz Pimienta, Emiliano Sardiñas, Tomasita Quiala, Luis Quintana, Irán Caballero, Noel Sánchez y Yoslay García, quienes encontraron en la universidad un verdadero espacio de legitimación.

Con este grupo de investigadores seguimos trabajando a distancia, pues la cuestión de fundar la Cátedra era un aspecto más bien formal. La labor se enriqueció a partir de los juicios acertados de Naborí, pero también con los criterios académicos del doctor Virgilio López Lemus. En 2005 ocurre la desaparición física de Orta Ruiz y tuvimos un corto receso reflexivo.

Finalmente la idea de oficializar la fundación de la Cátedra se produce en 2010. En tal sentido, su contexto temático abarcaría no solamente las dos vertientes de la décima, sino también los estudios realizados sobre el acompañamiento musical, las diferentes tonadas y el desarrollo de la música campesina. El último aspecto se corresponde con la presencia e intervenciones sistemáticas de la Dra. María Teresa Linares.

Es evidente que por las exigencias de las investigaciones en dicha etapa y la necesidad de aumentar el número de publicaciones se diera mayor espacio a la vertiente escrita y a su promoción mediante las justas literarias, que eran organizadas en diferentes puntos de la geografía de la tradición.

En una de las últimas presentaciones hemos enfatizado nuevamente los objetivos generales de la Institución desde la Dirección de Extensión Universitaria:

– Incorporar el patrimonio literario de Jesús Orta Ruiz a la cultura universitaria y proyectar su estudio y promoción desde ambas vertientes.

– Profundizar en los aportes formales y estilísticos de los cultivadores de la vertiente escrita y la expresión oral.

– Investigar los proyectos que tienen como centro la décima, jornadas culturales, grupos emergentes, concursos, homenajes y coloquios.

Véase la importancia que le otorgamos al estudio y promoción del quehacer improvisador y escriturario de Jesús Orta Ruiz, pero también a la práctica creativa de la espinela en ambas vertientes con igualdad de condiciones.

“La Cátedra como institución cultural debe dar respuesta a las exigencias de los creadores, pues ella existe porque hay una tradición identitaria que nos representa y porque hay creadores que necesitan interactuar con un público joven (…)”.

En el área de investigación hay resultados importantes que se continúan aplicando a nuevos procesos, como la tesis doctoral con la propuesta de una estrategia científica para la promoción de la décima escrita a partir de los concursos literarios. Es una propuesta que estudia las justas nacionales Concurso 26 de julio, Premio de la Ciudad de Santa Clara y Concurso Iberoamericano Cucalambé en Las Tunas. Dicha indagación viene aportando nuevas visiones incluso para investigar los certámenes en la vertiente improvisada de la tradición, como son el Concurso Nacional de Jóvenes Improvisadores Francisco Pereira (Chanchito) en la “Casa Naborí” y el Concurso Nacional Justo Vega que se desarrolla anualmente durante las Jornadas Cucalambeanas de Las Tunas.

Se están realizando investigaciones acerca de significativos cultores de ambas vertientes y su vínculo familiar para mantener la tradición: la familia Orta Ruiz, los García, el quehacer del poeta Pablo Luis Álvarez Denis, fundador de la Casa Naborí y Pablo Cazola Solís, un improvisador muy recordado.

Es también apreciable la labor de consultoría para la ejecución de diversas tesis de conclusión de estudios en la carrera de Gestión sociocultural para el desarrollo que abarcan la trayectoria de poetas en específico, como otras en relación al desempeño de proyectos o instituciones de la cultura —en tal sentido ocupa un lugar destacado la “Casa Naborí” de Limonar—.

Una de las tesis más significativas pertenece a la hoy periodista del diario Girón Lianet Fundora Armas, quien estudió la presencia de un periodismo cultivado por Jesús Orta Ruiz a partir de textos tanto en prosa como en verso en los cuales los acontecimientos son mostrados a través de una disposición lírica muy peculiar, cuyos resultados han sido presentados en múltiples eventos culturales y de la Cátedra. Sin dudas, atiende una parte del quehacer naboriano que integra desde la investigación poemas que reflejan sucesos del devenir histórico junto a artículos publicados en diversos medios de prensa, a partir de los cuales también los docentes podrían identificar nuevas motivaciones para el proceso de enseñanza de la historia patria.

Se ha trabajado en la conformación de un compendio bibliográfico acerca del autor cuyo nombre sostiene la Cátedra, que comprende su producción literaria, pero también aquellos textos que realizan análisis críticos acerca de su quehacer.

Tenemos una estructura multidisciplinar, temáticas específicas de crecimiento, e importantes relaciones de trabajo con estudiosos y portadores que han empleado la espinela como centro de sus propuestas culturales. Desde los inicios se han mantenido diálogos e intercambios con los investigadores Dr. Maximiano Trapero y José Criado, ambos de España, quienes han donado sus publicaciones a la Institución. Dicha labor también viene realizándose con portadores de otros países que mantienen vínculos con la tradición de la improvisación; aquí debemos citar a creadores de la talla del Dr. José Luis Mejía Huamán, Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú y el Dr. Víctor Hugo Márquez García de Venezuela, también los decimeros Marcos Yamada y Nicolás García Flores de México, el colombiano Ricardo Olea, así como la familia de Alfonso Sanabria de Puerto Rico, quienes han mantenido una meritoria labor en la promoción de dicha tradición lírica.

En la actualización de otras temáticas hemos intercambiado con la doctora Ana María Baeza Carvallo de la Universidad de Chile, quien publicó junto al payador argentino Wilson Saliwonczyk “La poesía en Décima en los paradigmas de la modernidad y el arte contemporáneo”. Después de su visita a la Universidad de Matanzas (2013), la investigadora nos colaboró con amplia información acerca de las vías que han utilizado relevantes improvisadoras para identificar su lugar en el mundo de la poesía improvisada y legitimar el arte que cultivan, ante el dominio masculino que ha caracterizado tales expresiones de la identidad cultural latinoamericana. Cabe mencionar entre ellas a figuras claves como Cecilia Astorga, de Chile; Mariela Acevedo, de Uruguay; Marta Suint, de Argentina y la cubana Tomasita Quiala.

Desde el inicio se convocó el acompañamiento del centro promotor de la cultura campesina “Casa Naborí” del municipio de Limonar para desarrollar actividades específicas, en particular los Coloquios cada 30 de septiembre por el nacimiento del poeta, día elegido a propuesta de la payadora argentina Marta Suint en el Congreso de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria como Día de la Décima Hispanoamericana, nombre con el cual se registró desde entonces el evento.

Tomasita Quiala recibiendo un reconocimiento de la Cátedra de Estudios sobre la Décima Jesús Orta Ruiz.

Las etapas de cierre de los Coloquios han coincidido con la organización del Concurso de Jóvenes Improvisadores, certamen que en una ocasión memorable fue bautizado por el poeta Orismay Hernández como Concurso de la Dignidad retomando el legado naboriano. Es indiscutible que tal competencia enriqueció los objetivos de la Cátedra y otorgó prioridad al componente creativo y evaluativo, pues la indagación acerca de ambas vertientes de la tradición vino a identificar a los certámenes como herramienta de estimulación creativa para las expresiones del repentismo más contemporáneo y el quehacer con las jóvenes generaciones.

A continuación veamos una original improvisación del multipremiado poeta Sindy Manuel Torres (2015):   

Como la Universidad
fomenta el acercamiento
sin que sea vano el intento
sin que asfixie la ansiedad.
Como hacer que la verdad
marque la ruta del paso
como se logra, el abrazo
para limar el ayer
entre un templo de saber
y alguien de cultura escaso.
La Universidad nos reta
nos emplaza, nos invita
lo intelectual necesita
ver su estructura completa.
Pero también el poeta
que busque la calidad
tendrá la necesidad
para la luz del mañana
de asomarse a la ventana
que abre esta Universidad.

La Cátedra ha posibilitado influir en comunidades que comparten la tradición y que tienen una trayectoria de trabajo, como es el caso de Limonar con la Casa Naborí, Máximo Gómez (Hogares Cucalambé promovidos por su fundador Luis Cordero Peguero) y la Ciénaga de Zapata (Proyecto Sociocultural Fiesta de la Décima, liderado por Efraín Otaño Gerardo y Belkys Z. Delgado Aguiar), lo que permitió diseñar estrategias para fortalecer dicha labor con esos territorios y lograr un enriquecimiento del accionar y las prioridades establecidas.

En este contexto hay que destacar el trabajo realizado por la filial de la Cátedra en la sede universitaria de Limonar, no solamente en cuanto a promover la enseñanza de la estrofa nacional a partir de herramientas y dispositivos tecnológicos que mezclan elementos multimediales, gráficos y testimonios de relevantes portadores de la tradición; sino que han desplegado sesiones abiertas, talleres de escritura, junto a debates de documentales dedicados a figuras del medio como Irán Caballero González y Orestes Pérez. Tales materiales han sido producidos por la investigadora Patricia Tápanes y el Grupo Guijarro.

Las relaciones con estas comunidades deberán ampliarse como parte de los proyectos de desarrollo local para contribuir al bienestar de sus habitantes. En tal sentido, diríase que nuestra institución colabora desde adentro en el impulso y cumplimiento de los principales objetivos de la Agenda 2030 para el desarrollo (Cepal, 2017, p. 35). Es evidente que la entidad se ha interesado por otras zonas de la provincia como Pedro Betancourt, Jagüey, Unión de Reyes y Jovellanos, donde se vienen produciendo expresiones y movimientos creativos a partir de la estrofa con los cuales necesitamos trabajar de manera conjunta.

Hay que destacar también los cambios que se han producido en dos eventos en los cuales la Cátedra venía divulgando tanto los resultados de sus investigaciones como la prioridad de la creatividad repentista. Ahora mismo estamos buscando mayor apoyo financiero de las instituciones de la Cultura para aumentar la participación de ponentes con sus trabajos investigativos en las jornadas del Coloquio de la Décima Hispanoamericana, cuya colegiatura ha aumentado al ser ubicado dentro del Congreso Internacional Universidad-Sociedad que se despliega en uno de los hoteles de Varadero. Por otro lado, se trabaja para lograr un financiamiento que permita la realización del certamen Francisco Pereira para jóvenes improvisadores, que venía realizando la “Casa Naborí” y que coincidía, como hemos planteado, con la celebración del Coloquio de la Universidad.

En el área académica y cultural hemos avanzado en la firma de convenios de colaboración que faciliten una labor en todas las tareas que desempeña la entidad, pero también para socializar más la labor cultural que se despliega en la Universidad y en sus sedes municipales. Estamos actualizando un convenio de colaboración firmado con la Casa Iberoamericana de la Décima Juan Cristóbal Nápoles Fajardo de Las Tunas. Lo anterior ha permitido acercarnos a las dinámicas de desarrollo de la tradición en una zona oriental del país que celebra hace más de 30 años la Jornada Cucalambeana, celebración insignia de la cultura campesina en el país y que fuera impulsada en la década del 60 por el Indio Naborí.

También hemos formalizado un convenio de colaboración académica y cultural con el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado de La Habana, cuyo quehacer metodológico viene enriqueciendo y ampliando el arsenal de propuestas estratégicas que genera la Cátedra.

Recientemente hemos intervenido en el Primer Congreso Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, que convocado por dicha institución facilitó intercambios más amplios en el plano de la tradición, sobre todo con los proyectos más actuales como Oralitura Habana, Décima cuerda de Ciego de Ávila y el quehacer de la Casa de la Décima en Mayabeque, con un saldo positivo en cuanto a socializar el trabajo realizado en estos años de quehacer investigativo y cultural desde la Universidad de Matanzas.

“La Cátedra ha posibilitado influir en comunidades que comparten la tradición y que tienen una trayectoria de trabajo”.

En un diálogo con periodistas acreditados precisamos que la Cátedra como institución cultural “debe dar respuesta a las exigencias de los creadores, pues ella existe porque hay una tradición identitaria que nos representa y porque hay creadores que necesitan interactuar con un público joven, capaz de apreciar en su justa medida este arte que forma parte de la riqueza cultural de Cuba”.

La proyección estratégica descrita anteriormente no se puede lograr solo desde la universidad, hace falta conectar el proceso de la Cátedra y sus prácticas con el entorno local donde están enclavadas múltiples instituciones con las cuales es necesario interactuar debido a la coincidencia de intereses culturales y sociales.

A pesar de la interrelación con otras universidades solamente hemos logrado resultados con las casas de altos estudios de Sancti Spíritus y Las Tunas, que aún no han formalizado sus cátedras, pero han desplegado múltiples iniciativas para estimular la tradición. En la última etapa se han creado instituciones con similares propósitos culturales en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona y la Universidad Hermanos Saíz de Pinar del Río; con ambas trabajamos para futuros acuerdos que abarquen tanto la trayectoria creativa de Jesús Orta Ruiz como la tradición repentista en sus respectivos territorios. Es indiscutible que en lo adelante será necesario avanzar más, para dinamizar los modelos de intercambio entre las universidades y los centros que promueven la tradición que centra la estrofa nacional.

Por otro lado, adquiere valor estratégico la creación de la Oficina de Investigación y Promoción Cultural Indio Naborí adscripta al Ministerio de Cultura, bajo la dirección del poeta, narrador, ensayista y guionista cinematográfico Fidel Antonio Orta, hijo de Jesús Orta Ruiz que, como ente coordinador, viene a centrar los intereses investigativos y de gestión cultural de las entidades universitarias que estamos refiriendo en este trabajo.

En declaraciones a la prensa, Fidel Antonio Orta manifestó hace algunos años:

Quiero agradecerle, una vez más, a la Universidad de Matanzas, el sostenido y profundo trabajo que viene haciendo para honrar la obra poética del Indio Naborí… Les puedo asegurar que, entre las universidades de Cuba, esta tenía para él un importantísimo significado desde el punto de vista espiritual… La propia vida ha demostrado que el espíritu del Indio Naborí sigue estando presente en este centro de altos estudios.

Que en el año 2000 Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, visitara la Universidad de Matanzas (que ahora está cumpliendo 50 años de fundada) para presidir el Encuentro Internacional de Poetas Improvisadores, fue entonces un hito cultural que con el tiempo hemos podido apreciar en su justa medida. Hay que comprender que era muy difícil en aquellos años, para una universidad, apoyar una iniciativa de tal magnitud. No se trataba de una cátedra más, sino de una cátedra que traería una auténtica tradición popular al espacio académico como aspecto novedoso dentro del proceso sustantivo de la Extensión Universitaria.

Además de aplaudir la tradición que representaba en sí el autor de “La fuga del ángel”, la nuestra sería una cátedra que profundizaría en el real impacto de la oralidad, analizando la práctica repentizada y escrituraria a partir de una visión científica, en tanto esto aportaría nuevos elementos para mejorar dicho proceso y reajustarlo a las realidades y expectativas del presente cultural de la Patria. Aunque todavía nos queda mucho trabajo por hacer, creemos que tal objetivo se ha logrado con creces. De ahí que actualmente se trabaje en función de multiplicar la presencia de estudiantes en sus cursos y temas de investigación, siempre con el apoyo de las diferentes facultades y una interacción fluida con otras universidades enclavadas en importantes zonas de la geografía decimista del país, algo que nos permitirá llegar a diversas y lejanas comunidades que comparten la tradición de la décima oral y escrita en el mundo hispano.