Un cuarto de siglo ha transcurrido desde la muerte en Bogotá, Colombia, el 3 de abril de 1998, a los 84 años, del cantante cubano René Cabel, sobrenombrado el Tenor de las Antillas.

Entrevistado en 1988 por Luis Báez, confesaba: “Dondequiera que tropiezas con un cubano lo primero que sale a flote es la puñetera nostalgia. Yo mismo añoro mucho el aire, las palmas, las playas, la acera de la brisa, esa acera donde no da el sol y corre el aire. Lo extraño todo. ¿Cómo no lo voy a extrañar? Nunca he dejado ni dejaré de ser cubano”.[1]

Durante casi una década René Cabel fue artista exclusivo de RCA Víctor, etapa en la que grabó con algunas de las más conocidas orquestas cubanas. Foto: Tomada de Habana Radio

Quienes conocen de René Cabel solo por referencias hogareñas de los mayores, o por las carátulas de los longplayings de los años 50, no alcanzan a valorar la dimensión de lo que representó para los cubanos este cantante cuya fotografía con tanta frecuencia se multiplicaba en los medios.

En realidad nombrado José de Jesús Cabezas Rodríguez y de quien se afirma que fue el avispado empresario Gaspar Pumarejo quien le cambió el nombre, René Cabel constituyó uno de esos fenómenos de aceptación y popularidad en Cuba y el Caribe por muchos años, aun cuando su fallecimiento “en el siglo pasado” le reste hoy día espacio en los sitios de Internet y no abunden los datos biográficos para ahondar en su vida y quehacer. No obstante, el periodista Luis Báez, en su libro Los que se fueron, de 1991, le dedica un muy documentado capítulo-entrevista.

Nació el 9 de marzo de 1914 en Alquízar, hoy provincia de Artemisa, el mismo pueblo donde nació el compositor Luis Marquetti, autor de los célebres Plazos traicioneros,y siguió clases de canto lírico con el profesor italiano Arturo Bovi, establecido en La Habana. Consciente de su espléndida voz incursionó primero en los lares de la ópera, pero no tardó en enrumbar hacia el bolero y las canciones románticas, en lo cual influyó el espaldarazo del maestro Ernesto Lecuona, a quien le estrenó Yo quiero que tú sepas.

Incluido entre los grandes boleristas cubanos y latinoamericanos, la relación de sus éxitos como intérprete es extensa.

Para Cabel después llegarían las presentaciones en la radio, desde la década del 30. Con 23 años hizo en 1937 una gira por México que se extendió por ocho meses, grabó un disco y conoció al compositor puertorriqueño Rafael Hernández, tras lo cual regresó a Cuba. Hallándose ambos en La Habana, grabó las canciones del maestro boricua con la orquesta de Alfredo Brito.

Diversos pianistas y agrupaciones lo acompañaron. Al piano, los maestros René Touzet, Juan Bruno Tarraza y Julio Gutiérrez, entre otros; en cuanto a las orquestas, lo hicieron la de los Hermanos Castro, los Hermanos Palau, la Casino de la Playa y la Riverside del maestro Enrique González Mantici, sin agotar la relación.

Durante casi una década fue artista exclusivo de RCA Víctor, etapa en que grabó con las orquestas Habana Casino, Riverside, Casino de la Playa y la del maestro Gonzalo Roig. En Cuba llegó a tener un programa de televisión, Cita con René Cabel, al cual llevó a varios de los artistas que entonces visitaban el país, entre ellos los mexicanos Agustín Lara, Mario Moreno (Cantinflas), Pedro Vargas, María Félix y Arturo de Córdova. Actuó también en cabaret (Tropicana, Alí Bar, Karachi…) y popularizó en su voz boleros como Tú me acostumbraste.

Cabel hizo giras por Colombia, país donde el éxito siempre le sonrió, Brasil, Argentina, Chile, Venezuela y Puerto Rico. En julio de 1961 partió a esa isla para cumplir contrato de trabajo y en ella permaneció hasta 1964, cuando se trasladó a Colombia, una plaza que conocía bien, donde realizó además funciones de gerente artístico en el Hotel Tequendama, de Bogotá, el mismo donde murió, fulminado en el escenario por un infarto y se asegura que en sus brazos, su compatriota y amigo Miguelito Valdés (Míster Babalú). El hecho impresionó de tal manera a Cabel que nunca más volvió a cantar en público.

René Cabel junto a Libertad Lamarque. Foto: Tomada de Internet

De él se dijo que poseía un torrente de voz, lo cual puede aún apreciarse en sus grabaciones. Incluido entre los grandes boleristas cubanos y latinoamericanos, la relación de sus éxitos como intérprete es extensa, aunque de ella entresacamos Tú me acostumbraste, Peregrina (favorita de Carlos Prío Socarrás, por autorización de la viuda del expresidente se escuchó el disco con dicha grabación en el funeral), Qué será, qué será, La barca, Cuéntame tus penas de amor, Despecho, El reloj, Palabras de mujer, Siboney, Cada vez más, Vagabundo, Siete noches, Santa, Amigo, Mi eterna canción, Irremediablemente solo, Volveré…

René Cabel, el tenor bolerista, poseyó la voz y el carisma artístico (simpatía incluida) que lo convirtieron en uno de los intérpretes del género de los enamorados, entre los de mayor fuerza en los años cincuenta del siglo anterior, preferencia que se extendió por otros países amantes del bolero.

No debemos ni podemos olvidar a René Cabel, como tampoco olvidó él su condición de cubano.


Notas:

[1] Luis Báez: Los que se fueron, Editorial José Martí, La Habana, 1991, p. 183.

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