Ante la partida del amigo
“Para Rensoli”
Te vas dejando un tratado
lírico en la poesía
con inédita empatía
humana, como legado.
También dejaste un jurado
poético en el camino
además del peregrino
andante en tu vestidura.
Y el arte de la
escritura
tatuada en un torbellino.
Nos dejaste tu pintura
sobre lienzos transparentes
en un cúmulo de puentes
donde la literatura,
cabalga con la cultura
afro, española cubana
nos dejaste una ventana
abierta, con tu silueta.
Para dejar al poeta
tuyo, en el mar de la Habana.
Quiso raptar tu desnuda
voz, la embestida del mar
al oírte declamar
tus obras, se quedó muda.
De Guillén y de Neruda
heredas el patrimonio
nos dejas el testimonio
de tu leyenda altruista.
Y le dejaste tu artista
al reino de Pepe Antonio.
Homenaje al inolvidable:
Rodolfo Rensoli.
Hasta siempre, Negro.
Te queremos.
José Ramón Rodríguez

“De paseo”
Amigo de los de verdad poeta hermano
Cerca estás
Sólo te fuiste unas horas
Llevaste a pasear tus musas pictóricas y poéticas
hasta la frescura del bosque
donde llega luz del sol que no quema ni hiere
En estas horas recuérdame
porque aquí te espero
Volverás para seguir intercambiándonos
abrazos y primaveras
Volverás para seguir compartiéndonos
este verano sin fin
como mejor oferta
Volverás para traerme tu certidumbre
que me salva indefinidamente
Vuelve que tu presencia es imprescindible
Eres mi fortuna de referencias
Ellas no te dejarán morir
Para ti
mi amigo Rensoli
Natividad Sergia Domech Cárdenas
“El Renso”
“La eternidad
que nunca da la hora”.
Cervantes
Te conocí en la noche. Fue el
comienzo
de una amistad nocturna. Que si
el karma,
que si Martí fue de Martí y no un
arma
apologética. Que si hay un
lienzo
en que Wilfredo Lam fue tan
intenso
que nos dejó la jungla iluminada.
Que si la vida es una jungla en
cada
palmo del cosmos. Que si todo
es denso
y volátil y prístino y demora.
Que si hay un sitio en el adiós,
propenso
a convertirse en el lugar. Ahora
me han dicho que te fuiste en un
ascenso
inexplicable. Pregunté la hora
y era la eternidad, amigo Renso.
Giraldo Segura Riquenes

“Cuando un amigo se va”
Cuando un amigo se va
hay que dejarlo partir
cantarle a su soledad
a su luz
a su credo.
Al fin es un pájaro libre
como el sol, como esas nubes
que transcriben procesos
incontrolablemente naturales.
Cuando un amigo, de repente,
ya no está
lo inconcebible se convierte
en certeza
etérea es la verdad
cuando
no se encuentra filosofía en el decir
sólo dolor mucho dolor.
Yamilet Calcines
