El director y guionista Rudy Mora es una figura significativa dentro del audiovisual cubano; con su sello de autor tiene una prolífica obra televisiva. Ha dirigido dramatizados seriados, producciones de no ficción, y más de trescientos video-clips. El realizador también incursionó en el cine con los filmes: Y sin embargo (2011) y Leontina (2014).

Por estos días, Mora se encuentra en Ciudad México donde realiza los ajustes finales de efectos digitales, corrección de color y otros renglones técnicos a su tercer largometraje Calle 232.

En una escapada de los estudios, el cineasta satisface interrogantes sobre su más reciente película coproducida por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) y DMM FILMS.

“Se trata de una película testimonial sobre los cuidadores. En el guion plasmé vivencias y emociones de una realidad que enfrenté durante 10 años, la cual reflejé a través de personajes, contextos y situaciones de ficción”.

“La película cuenta la historia de un importante director de cine, quien sufre de forma repentina una enfermedad que lo priva de sus capacidades intelectuales y es abandonado por familia, amigos y seguidores. Abel, un joven arrendador de un espacio en la casa del artista rompe con sus propósitos personales y su relación amorosa para ayudarlo.

Rudy revela detalles personales que lo condujeron a escribir la historia:

“Se trata de un filme testimonial sobre los cuidadores. En el guion plasmé vivencias y emociones de una realidad que enfrenté durante 10 años, la cual reflejé a través de personajes, contextos y situaciones de ficción”.

Sobre el enfoque conceptual del filme argumentó que el envejecimiento poblacional y la ausencia de espacios que ayuden a las personas enfermas y envejecidas en Cuba ha potenciado la figura del cuidador, el cual, en mi opinión, no tiene suficiente reconocimiento. Estos últimos ponen a un lado su crecimiento individual o la continuidad de sus vidas para atender a otras personas, algunas de las cuales pueden haber tenido relevancia social, pero por lo dicho antes son relegadas, sepultadas en el olvido.

“Me interesa mucho llamar la atención sobre esa problemática desde el punto de vista social y convocar a la reflexión en torno al fenómeno. Aunque es una situación latente, pienso que no se trata de manera profunda y sostenida, por eso mi interés en incidir en esa circunstancia”.

Calle 232 contó con un reducido elenco de actores. Imagen: Tomada de Internet

El realizador propone una poética hasta cierto punto tradicional, sin desprenderse de su firma creativa caracterizada por la originalidad visual y la profundidad temática. Con producción de Adriana Moya, esta resulta la obra más intimista del artista, quien narra la historia dentro del contexto que habita el protagonista, por lo que la dirección de fotografía de Alexander Escobar aprovecha los espacios de una casa amplia y espaciosa que transita de la luminosidad inicial a las sombras de la enfermedad.

Según Juan Carlos Rivero, compositor de la música original del largometraje, su intención creativa fue potenciar los momentos climáticos del guion mediante notas sueltas, sin aparente orden lógico, pero con la fuerza dramática suficiente. El músico ha compartido con Rudy varios proyectos audiovisuales y una inconformidad constante, que en Calle 232 volvió a germinar en la amalgama de la música con las situaciones dramáticas.

Con respecto a las lecciones aprendidas en la realización del filme, apunta Rudy Mora:

“Ha sido una experiencia interesante. Me he acercado a nuevas dinámicas tecnológicas, pues no es lo mismo producir para la televisión nacional que para el cine y, sobre todo, con intereses de exhibición internacional, los cuales exigen otros requerimientos”.

Al trabajar con el reducido elenco, en el que intervienen Jorge Alí en el rol protagónico, Luis Ángel Batista, Isabel Santos y Chavely Díaz, entre otros actores, el director compartió memorias y elementos que enriquecieron el mundo interior y el comportamiento de los personajes. Debido a los límites de tiempo, el equipo redobló esfuerzos en los ensayos para lograr una mayor profundidad emocional y asegurar la réplica de esos sentimientos en el rodaje.

El creador cinematográfico ultima detalles que garanticen la calidad óptima del filme, con vistas a su presentación en festivales internacionales y su posible distribución. Hace un alto en sus tareas para reconocer la receptividad del equipo técnico azteca de DMM FILMS.

“La experiencia ha sido muy buena. Antes de comenzar el proceso de trabajo mostré la película a los profesionales mexicanos, y ese fue un momento significativo. Sentí la conexión que establecieron con la historia y con los personajes.

“Aunque las situaciones están enmarcadas en el contexto cubano Calle 232 plantea un tema universal, que varía en matices, pero conserva la esencia relacionada con la solidaridad y el apoyo hacia otras personas”. 

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