Hay noticias como un golpe en el pecho. Por qué a él, cuando más realizado estaba desde el punto de vista profesional.

Cuando analizo sus poemas inéditos y los ya publicados en el volumen Al otro extremo, Laia Editora 2025, pienso que vivió intensamente, como una premonición, un relámpago de su paso por la tierra de los mortales.

La última vez que nos encontramos en la acera de los “Doce Plantas” fue el pasado 19 de mayo. Era un filósofo natural con el cual se podía conversar de cualquier tema. Nos unía el sentido de pertenencia al barrio y la inquietud por realizar acciones culturales de interés para adolescentes y jóvenes a partir de la literatura, unida al resto de las manifestaciones artísticas y de esa necesaria integración Cultura, Uneac, gobierno y organizaciones de masas del territorio, en función de reanimar espacios con ofertas sustentables para el autofinanciamiento. Y hablamos de un proyecto de reanimación en el Prado de la Villa Panamericana, y ya veíamos libros nuevos y de uso y a los pintores con sus caballetes y caricaturistas comercializando sus obras, artesanas y hasta la retreta municipal.

Lo conocí a través de Péglez, el presidente del Grupo Ala Décima, agrupación que emergió en el 2000 desde la Peña de Luis y Péglez, donde asistía en ocasiones a los actos de premiación de los concursos “Ala Décima” en la Biblioteca Tina Modotti.

“Vivió intensamente, como una premonición, un relámpago de su paso por la tierra de los mortales”.

En 1995 Rodolfo Rensoli, junto a un grupo de jóvenes, fundó el GrupoUno, que organizó desde el Reparto Antonio Guiteras (Bahía) el Primer Festival del Rap en Cuba y durante la siguiente década extendió al municipio estos festivales que atrajeron la atención internacional, reflejando su impacto verdadero en el panorama cultural del país. Por sus contribuciones se ganó el apodo de “El padre del rap cubano” y recibió la Distinción Gitana Tropical, entre otros reconocimientos, considerado en la comunidad como parte de la vanguardia artística.

Cuando en mayo del 2008 fundo la tertulia artístico literaria “La letra en rosa” en la Finca El Progreso del promotor natural Jesús Leyva, el Renso fue el primero en traernos una caja de libros donadas por los profesores Nancy Maestiegui y Pablo Rigal; así como contribuyó al acercamiento de artistas y escritores de Guanabacoa, Alamar, Centro Habana y de otros municipios de la ciudad, convirtiéndose en uno de los principales colaboradores de este singular espacio donde un tanque de guerra pintado de rosado se convertía en símbolo de paz entre la espesa vegetación de plantas ornamentales, árboles maderables, frutales y un bosque martiano.

La autora en el homenaje tributado a Rensoli por sus colegas y amigos. Foto: Cortesía de Víctor Fowler

En la bitácora dejaba escritas sus notas chispeantes de ironía humorística: “¡Magnifico!¡que siga!”, 15 de febrero 2008; “Aquí de nuevo, sabroso, somos menos, pero somos los que somos. Someramente Rensoli”.  El 18 de abril del 2010 escribe: “La letra sigue, y dice la letra este año (es evidente), de enfermedades y enfermos, ocupaciones para otros, un espacio para sanear”. Y el 19 de diciembre del mismo año escribió: “Rodolfo Rensoli, el loco, el amigo de la poesía, este espacio maravilloso, se vistió de gala”.

Solía acompañarnos a la casa con el pretexto de ayudarme a llevar la carpeta y vasos y se formaba la post tertulia, compartiendo café, pan con pasta o cuanto comestible y bebestible hubiera en largas conversaciones.

Coincidíamos en diferentes espacios de La Habana, ya sea en la Uneac, el Pabellón Cuba, la Casa de la Poesía, el CIDVI, o en Alma Mater; ya fuera en los Festivales Internacionales de Poesía, las Ferias del Libro o en diferentes tertulias y peñas, creándose un hermanamiento sobre todo entre los poetas, que hasta hoy perdura. Desde el 2013 la tertulia pasó para la Galería de Arte “Mariano Rodríguez”, él participaba tanto en el Concurso “Ciudad Poesía” como en las exposiciones.

Durante la etapa que se desempeñó como promotor cultural en Guiteras, luego en el departamento de Programación de la Dirección Municipal de Cultura, se destacaba por su poder de convocatoria. Mientras trabajé en el Café Literario de “Enguayabera”, presentó sus proyectos y asistía habitualmente, después funcionó en la Casa del Alba junto a Gerardo Alfonso.

Ha sido jurado en los encuentros debate de talleres literarios en la Casa de Cultura “René Álvarez Beceiro”, de Guiteras, y en los festejos fundacionales participó con un proyecto de poesía oral e improvisación. 

Por sus contribuciones se ganó el apodo de “El padre del rap cubano” y recibió la Distinción Gitana Tropical, entre otros reconocimientos, considerado en la comunidad como parte de la vanguardia artística.

Muchas veces fue rechazado por su apariencia personal, por su irreverencia y valentía al expresar su criterio ante aquellas cosas que consideraba mal hechas, pero su talento, inteligencia y apego a la cubanía lo convirtieron en alguien muy necesario en la vida cultural de La Habana.

Escribió poemas, canciones, historietas, ilustró libros, expuso dos muestras personales, se graduó de Licenciatura en Preservación y Gestión del Patrimonio Histórico Cultural en el Colegio de San Gerónimo de La Habana y, aunque no tuvo hijos, dejó sobrinos que lo adoran. 

Uno de sus últimos proyectos, quizás, el más hermoso, es el de la fotografía artística a la bandera cubana “Donde hay una sola, la mía”.

Vive el Renso, en estos poemas suyos.

MI MADRE tiene cantos rodados en las manos
lentos como su suerte
descansan en el lecho.
Hay una sonrisa siempre esperando
una sonrisa que casi
no conozco.
mi madre se sentó a hilar,
dejó que le robaran el color del pelo.
Mi madre siempre tuvo
cristales en las sienes,
a veces bajo el agua,
se confunden con sus ojos.

AMO
a una mujer ajena,
que ennoblece las carnes
con sus insinuaciones.
Me invita a retozar
sobre sus muros
y tiende las ropas de su hombre
como una bandera.
Yo amo a una mujer enfermiza
que salva congregaciones
de insectos
tirando sus mieles por la borda.
Yo amo a una mujer divina
Protegida por el ángel
del insomnio,
que no tendrá piedad
de mi quietud,
ni de mi entrega.

EL GOLFO
Abierto,
con toda su apariencia,
aunque un velo espeso lo cubra,
el golfo perturbador,
y un barco, buscando puerto,
en realidad, varios, muchos,
infinitos barcos.
multitudes desesperados
deseando tierra,
por él entran todas las partículas
viajan sobre los accidentes
creando una nueva belleza,
la pericia, ¡la oración del mar!
la penetración, la lucha
la ansiedad de la tierra.

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