Homenaje a los instructores de arte… Ser uno de ellos en nosotros mismos

Belkis Curbelo
18/2/2021

Si hoy Cuba puede lucir con orgullo un fuerte movimiento de cultura comunitario, de rescate y salvaguardia de nuestro patrimonio cultural, es obra, en gran medida, del movimiento de instructores de arte. Este grupo de hombres y mujeres, capaces de sobreponerse a las dificultades y dar lo mejor de ellos, de su talento y amor por la cultura nacional, da continuidad al legado de una máxima expresada muchas veces, donde se posiciona a la cultura como la huella que deja el hombre en su paso por la tierra, memoria y testimonio vivido de los pueblos.

Fotos: Tomadas de Cubarte
 

En esta fecha en la que se celebra el Día del Instructor de Arte, rememoramos a Olga Alonso, instructora en la especialidad de teatro, quien nació el 18 de febrero de 1945 y falleció mientras cumplía con su misión en el poblado del Escambray. En reconocimiento a su labor se establece el Día del Instructor de Arte, efeméride que aprovechamos para agasajar y destacar la labor de los protagonistas de que todos los niños de nuestro país adquieran una cultura artística, aprendan a apreciar el arte y tengan la oportunidad de desarrollar sus inquietudes artísticas.

Fue en el año 1961 cuando el gobierno revolucionario hizo extensiva la cultura a todo el pueblo como una de las primeras tareas de la recién triunfante revolución. Al respecto, Fidel expresó: “Debemos lograr una guerra contra la incultura”. A esta convocatoria siguió la búsqueda de jóvenes en todo el país, que se convirtieran en instructores de música, danza, teatro, con el objetivo de descubrir a niños y niñas que tuvieran talento para las artes y pudieran desarrollar su vocación accediendo a las escuelas de arte.


 

Con esta misión el país se dio a la tarea de crear las escuelas de instructores de arte, en las que se formaron alrededor de 6000 instructores que durante más de 40 años han trabajado incansablemente por llevar adelante la cultura a todo un pueblo, demostrando que es posible la igualdad de oportunidades y posibilidades para todos, trabajando en la formación político-ideológica, ética y estética de las actuales y futuras generaciones con la influencia del arte para ser hombres y mujeres más sensibles enriquecidos espiritualmente.

En este sentido, la labor del instructor de arte, desde el sistema de casas de cultura en todo el país, desarrolla el componente artístico-cultural comunitario desde todas las manifestaciones. Esta fuerza cultural que hoy se multiplica sin importar carencias, se hace visible en proyectos que recorren los lugares más insospechados: centros penitenciarios, campamentos provinciales, festivales de aficionados en las montañas, guerrillas culturales y concursos nacionales como el de plástica infantil “De donde crece la palma”, dedicado al Apóstol.


 

Estas acciones son apenas una representación de tan ardua labor. A ello se suma que, a pesar de las dificultades y situaciones adversas, no han dejado de ofrecer talleres donde el pueblo de cualquier edad aprende a apreciar los valores del arte, la atención a grupos y unidades de aficionados, y la labor promocional de la cultura artística en las escuelas, entre otras actividades.

Sin la labor de los instructores de arte Cuba no sería la nación que hoy se empeña en aprender mucho más con una sensibilidad cultivada desde los primeros años de la Revolución, donde se declaraba la necesidad de ser una sociedad con una cultura general basada en el conocimiento y la apreciación de las artes, como herramienta fundamental para analizar, orientar, disfrutar y vivir con la más profunda libertad.

Ante este sueño hecho realidad y sostenido durante todos estos años, es una certeza que semejante bondad tiene su génesis en el altruismo de los instructores de arte y su aporte invaluable a la cultura cubana. En el Día del Instructor de Arte, nuestro mejor homenaje a tanta entrega, sensibilidad y compromiso es ser uno de ellos en nosotros mismos.

 

Tomado de Cubarte
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