Con la identificación de El mundo de Santiago Álvarez, Now se realizó en la Universidad José Martí de Sancti Spíritus un nuevo encuentro teórico de la Cátedra Honorífica Santiago Álvarez para mantener vigente las enseñanzas profesionales del más prolífero documentalista cubano y maestro de varias generaciones de cineastas. El programa del evento estuvo patrocinado por el Departamento de Educación Artística y su claustro de profesores, perteneciente a la Universidad José Martí, quienes fueron copatrocinados por la Oficina Santiago Álvarez del Icaic y el Centro Provincial de Cine.

Durante cuatro días profesores y estudiantes universitarios participaron en las diversas opciones que brindó el programa.

Durante cuatro días profesores y estudiantes universitarios participaron en las diversas opciones que brindó el programa. El día inaugural se proyectó Los ojos de Santiago, del realizador Osain Álvarez, hijo del documentalista mayor. En los debates se valoró las virtudes de la obra a partir del título que lo identifica: una posible mirada de continuidad con los principios ideo-estéticos que sostuvieron al autor de Now. La mayor parte del metraje se centró en la visita que hiciera Osain al actual Viet Nam, lo cual incentivó a la reflexión colectiva. Sirvieron de prolegómeno algunos pasajes de la vida íntima de Santiago con su esposa Lázara, quien preside la Oficina de Santiago Álvarez, así como el reencuentro con Iván Nápoles, director de fotografía de gran parte de la documentalística de Santiago Álvarez.

Pese a ciertos desencuentros organizativos, el evento constituyó una vía de promoción necesaria para la documentalística, en particular la realizada por Santiago Álvarez.  

Ese día, el profesor Luis Yero Pérez ofreció la conferencia Diez años que estremecieron al mundo, donde se contextualizaron los profundos cambios planetarios ocurridos en la década de 1960 y su repercusión en la fundación del Icaic y la formación audiovisual de Santiago Álvarez. Como antecedente se rastrearon los distintos acontecimientos transformadores ocurridos desde el Renacimiento donde la civilización Occidental fue modelando un modo de hacer artístico desde la perspectiva del humanismo burgués gestor de la modernidad hasta su sustitución antihegemónica a partir de los 60 que abrió los cauces a la posmodernidad con sus nuevos valores híbridos, fragmentados y de perspectiva poliédrica negadora del pensamiento binario canonizado por la modernidad. En Cuba y América Latina —concluyó el conferencista— se optó por la toma de conciencia a favor de sus propias culturas nacionales.

Un fructífero debate generó el crítico de cine y escritor Frank Padrón con su conferencia Presencia de la diversidad sexual en el cine documental en la sede de la Casa de la Guayabera. El público disfrutó de las cualidades comunicativas del presentador del programa televisivo Nuestra América, quien versó sobre la necesidad de la convivencia en igualdad de condiciones a partir del respeto a las diferencias de orientación sexual y, sobre todo, de las diversas expresiones de pensamiento que modelan la condición humana. Con esa premisa, los asistentes ofrecieron criterios válidos de cómo la sociedad sería más justa si aceptase las múltiples relaciones de pareja existentes construidas con los cimientos del amor. Para graficar sus palabras, el conferencista proyectó breves segmentos de documentales latinoamericanos y cubanos que abordan desde la perspectiva del arte audiovisual un tema neurálgico de tanta actualidad.

Los profesores y estudiantes de Educación Artística pudieron conocer igualmente, en una de las sesiones de debate, sobre la destacada labor profesional del joven cineasta espirituano Luis Alejandro Yero, quien ha conquistado premios en prestigiosos festivales de cine con sus documentales donde prima el principio de abordar la resistencia tenaz de personas que viven en las márgenes de la sociedad con un mínimo de condiciones materiales de vida. En sus cinco filmes: Natalia Nicolaevna, Apuntes en la orilla, Años de entrega, El cementerio se alumbra y Los viejos heraldos, multipremiado, se aprecia el deseo de contar historias que ahondan en la condición humana de quienes sobreviven a las circunstancias existenciales adversas. La proyección final de Los viejos heraldos, mostró a los presentes la capacidad audiovisual minimalista del realizador de contar la historia de una pareja de ancianos carboneros refugiados en su humilde hogar quienes conocen a través del televisor los momentos en que asume la presidencia de la República de Cuba Miguel Díaz-Canel Bermúdez. En el encuentro se exhibieron algunos de los premios conquistados por el cineasta, entre ellos, los festivales internacionales del Nuevo Cine Latinoamericano, el del Mar del Plata en Argentina, el del Cine de Gibara y el de la Universidad Autónoma de México.

En el encuentro se exhibieron algunos de los premios conquistados por el cineasta.

El evento tuvo un cierre pertinente con la presentación del documental en colores de 17 minutos Mi hermano Fidel (1977),de Santiago Álvarez, quien expone el encuentro del líder de la Revolución con Salustiano, un longevo anciano que conoció a los once años de edad a José Martí cuando desembarcó por Playitas, provincia de Guantánamo, para iniciar la Guerra de Independencia de 1895. La conducción de los debates estuvo a cargo del destacado cineclubista Miguel López, quien logró establecer una necesaria dialógica entre él y los participantes con sus preguntas muy bien dirigidas que permitió despertar el interés del público asistente que colmó el salón de reuniones de la Facultad de Humanidades. En el documental, el cineasta optó por mantener los primeros planos de ambos dialogando los que combinó con algunas tomas en exterior para recrear el lugar donde siempre vivió el campesino, muy cerca del desembarco del Apóstol. Con anterioridad, estudiantes de primer año de la carrera de Educación Artística ofrecieron una disertación morfológica y conceptual sobre la cartelística del cine cubano bajo la conducción del profesor Rolando Enebral, quien imparte la asignatura El lenguaje de las artes plásticas.

En el programa estuvo prevista también la realización de un cine debate con el documental ¿Cuándo van a abrir?, de Abdel Martínez, estudiante de cuarto año de la Facultad de Medios Audiovisuales del ISA de Camagüey, quien obtuvo en su presentación la máxima calificación por un tribunal de profesores especialistas de dicha facultad. Según declaraciones de los organizadores del evento, por los necesarios reajustes del programa debido a diversos imponderables surgidos no se proyectó lamentablemente el documental de Abdel, donde relata la existencia de la cafetería privada El colgao, que luego de la cuantiosa multa de ocho mil pesos por violación de precios y las consecuencias de la pandemia se vio obligado a cerrar sus puertas. El filme expone el dilatado proceso de reclamación legal que concluyó con una sentencia a favor de los demandantes del establecimiento. Con ritmo dinámico, textos humorísticos festinados, uso adecuado de los recursos audiovisuales y lenguaje desinhibido, la estructura fílmica se sostiene a partir del contrapunto visual entre las orientaciones de las máximas autoridades del país sobre la gestión laboral privada y las incongruencias en su aplicación. El colgao se había convertido en un espacio cultural preferido por quienes lo visitaban.

De izquierda a derecha: el profesor y crítico de cine Luis Yero, el crítico Frank Padrón, la jefa del Dpto. de Educación Artística Tania Valido y la representante de la Oficina Santiago Álvarez, Teresita Herrera.

Pese a las dificultades logísticas y necesarias adaptaciones del programa por imponderables surgidos en su desarrollo por los patrocinadores, se logró —según declaraciones de su responsable, la doctora Tania Valido— una nueva cita favorable al dar la posibilidad de conocer la importancia de la documentalística de Santiago Álvarez y las creaciones de los jóvenes seguidores del género con su capacidad de testimoniar reflexivamente sobre un período tan complejo de la sociedad cubana actual. Como expresara Teresita Herrera, especialista principal de la Oficina Santiago Álvarez adscripta al Icaic, el encuentro, pese a ciertos desencuentros organizativos, constituyó una vía de promoción necesaria para la documentalística, en particular la realizada por el permanente homenajeado. Estimo que para los próximos eventos sea indispensable una mayor participación de todos los alumnos de la carrera de Humanidades y, en particular, aquellos que podrían integrar la Cátedra Honorífica Santiago Álvarez. Vivimos un mundo protagonizado por las imágenes audiovisuales y acciones de esta naturaleza requieren de la mayor potenciación organizativa para consolidar y expandir los nuevos requerimientos de promoción de los cambios ideo-estéticos acaecidos en las esferas de la cultura contemporánea.