8 de mayo, celebración de la declaratoria del Son como Patrimonio Cultural de la Nación, motivo perfecto para dedicarle algunas consideraciones a la obra historiográfica sobre el Son, de uno de los investigadores musicales que trabajó en la gestión y promoción de este género musical: Alberto Muguercia Muguercia (1928-1987).

Debido a su fallecimiento, ocurrido el 12 de septiembre de 1987, la entonces joven periodista Arleen Rodríguez Derivet, publicó en el periódico Juventud Rebelde una breve; pero sentida nota titulada: “Un sonero que ni compuso ni cantó sones”[1]. Si bien es cierto que Alberto Muguercia no parecía tener aptitud para la composición musical, el canto o el baile del Son, sí coinciden muchos investigadores—entre los que me incluyo—que dejó una obra historiográfica significativa que muestra el arraigo del género músico-danzario en nuestra población.

A partir del triunfo revolucionario, después de laborar como jurista en varias instituciones habaneras, comenzó en el año 1969, su trabajo como investigador musical en la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”, bajo la tutela del Dr. Argeliers León, quien dirigía el Departamento de Música, aunque desde 1967, Muguercia había publicado su primer artículo: “Matamoros todavía sirve”, en la Revista Cuba, en 1967[2].

Durante 20 años realizó lo que llamó su “archivo de la palabra”, constituido por más de 300 cintas magnetofónicas con testimonios e historias de vidas que hoy atesora la Biblioteca Nacional.

El 8 de mayo es el Día del Son cubano.

Por otra parte, publicó textos donde expone consideraciones sobre los diferentes géneros de la música cubana, en especial el Son y la Trova Tradicional, ambos analizados como algo casi inseparable desde la perspectiva de la música popular oriental por el desdoblamiento de muchos de estos músicos para subsistir de forma económica, entre otras razones. Es por ello que aparecen publicados estudios como “El son, ese viejo travieso y saltarín”[3] del año 1979, en el cual explica el surgimiento del Son y sus primeros cultores; “Estribillo copla y poesía en el son cubano”[4], donde se analizan las estructuras de los textos del son y la trova, al tiempo que dedica un interesante acápite a su gran amigo el Poeta Nacional Nicolás Guillén, publicado en 1980; “El son Guantanamero: sus orígenes y fundamentos”,[5] publicado en la revista Bohemia, 1983, profundiza en los cultores de esa provincia desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad; y “Músicos santiagueros del siglo XIX”,[6] publicado en la revista Santiago, de la Universidad de Oriente en 1987, en nuestra opinión uno de los estudios que más logra sistematizar la música santiaguera en el decimonónico.

Si bien es cierto que Alberto Muguercia no parecía tener aptitud para la composición musical, el canto o el baile del Son, (…) dejó una obra historiográfica significativa que muestra el arraigo del género músico-danzario en nuestra población.

El artículo “Teodora Ginés ¿Mito o realidad histórica?”,[7] le valió el Premio de Musicología “Pablo Hernández Balaguer”, en 1975, en la categoría ensayo científico sobre música, donde hace referencia a soneros del siglo XIX, apoyándose en indagaciones documentales y testimonios brindados por músicos longevos, y muestra de forma acuciosa los argumentos apócrifos hasta el momento sobre el surgimiento del Son.

Destacados soneros que Muguercia abordó en su obra historiográfica integraron diferentes agrupaciones en formato de sexteto, particularizando en la provincia de Guantánamo tales como: Cerveza Polar, El Polmero, Estrellas del Guaso, Juventud, La Rosa, Los Marquitos y otros relevantes a nivel nacional como: Alabama, Boloña, Habanero, Matamoros, Nacional, Occidente y Universo. En cuanto a los septetos debemos mencionar sus escritos sobre el Septeto Cauto, dirigido por Mozo Borbellá y el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro. Escribió sobre otras agrupaciones musicales como tríos, conjuntos, estudiantinas y otros formatos que abordaron el Son y la Trova Tradicional

Sobre la obra del destacado sonero y trovador Miguel Matamoros, el investigador, escribió cinco artículos, por lo que consideramos fue el músico más estudiado por el investigador. El primero, ya mencionado, en el año 1967, posteriormente publica en 1975 los artículos: “El Trío Matamoros”, en la revista Verde Olivo;[8] “Los tres son de la loma, en el 50 aniversario del trío matamoros”, revista Bohemia;[9] “Matamoros: un firme obstinado”, revista Signos.[10] En 1987 la revista guantanamera El Mar y la Montaña, da a conocer el texto: “El que siembra su maíz, que se coma su pinol”.[11] Con este último trabajo el autor cierra el ciclo dedicado a Matamoros.

“La sublime ilusión de Salvador Adams”,[12] es un artículo dedicado a otro de los más compositores de la Trova y el Son del oriente cubano: Salvador Adams, quien le explicó a Muguercia interesantes aspectos sobre el surgimiento del son guantanamero y las circunstancias que propiciaron la composición de varios de sus sones.

Es imposible resumir la acuciosa obra que Alberto Muguercia desarrolló en la promoción e investigación del Son Cubano, que, sin dudas, lo convierten en uno de los más fervientes soneros.

Muguercia realizó un compendio de libros de textos sobre música con un marcado carácter didáctico e informativo para los jóvenes lectores que tituló: Serie Nuestros Autores. Los textos salieron mecanuscritos por la Biblioteca Nacional José Martí y solo se publicaron tres números de la serie: dos de ellos bajo la autoría de Muguercia, dedicados al Son y la Trova Tradicional cubana: Sobre Graciano Gómez y su música,[13] de 1981 y Algo de la trova en Santiago,[14] publicado en 1985.

Para la promoción del Son y otros géneros de la música cubana, creó desde el año 1972, diferentes ciclos de conciertos que se efectuaban tanto en el teatro de la Biblioteca Nacional José Martí como en otras instituciones. A estos espacios los denominó Ciclo del Son, que alternó con otros ciclos temáticos. Se realizaron conciertos en homenaje a muchos músicos con larga trayectoria, los cuales eran invitados especiales y participaban agrupaciones y solistas que interpretaban sus obras. Es de resaltar, en ese sentido, las importantes notas musicológicas en los programas de mano, escritas por el propio Muguercia y otros colaboradores.

En su incursión como asesor de materiales audiovisuales participó en dos documentales: De dónde son los cantantes, realizado por Luis Felipe Bernaza, en 1977,[15] y En Guayabero mamá… (Me quieren dar), de Octavio Cortázar, en 1986.[16]

Es imposible resumir la acuciosa obra que Alberto Muguercia desarrolló en la promoción e investigación del Son Cubano, que, sin dudas, lo convierten en uno de los más fervientes soneros. Sirva este acercamiento para motivar a nuestros lectores a la búsqueda de sus escritos, verdaderas joyas de la historiografía musical cubana.


Notas:

[1] Rodríguez Derivet, Arleen: “Un sonero que ni compuso ni cantó sones”, en Juventud Rebelde [La Habana], 15 de Septiembre de 1987, p.11.

[2] Muguercia, Alberto: “Matamoros todavía sirve”, en Revista Cuba, [La Habana], (66): 64-69; octubre de 1967, contiene 9 ilustraciones.

[3] Muguercia, Alberto: “El son, ese viejo y travieso saltarín”, en Revolución y Cultura [La Habana],  82: 51-55; junio de 1979, contiene 5 ilustraciones.

[4] Muguercia, Alberto: “Estribillo Copla y Poesía en el Son cubano”, en Bohemia [La Habana], 72 (13): 10-13; 28 de marzo de 1980, 7 ilustraciones.

[5] Muguercia, Alberto: “El son Guantanamero: sus orígenes y fundamentos”, en Bohemia [La Habana], 75 (26): 16-19; Junio de 1983, contiene 5 ilustraciones.

[6] Muguercia, Alberto: “Músicos santiagueros del siglo XIX”, en Santiago, Revista de la Universidad de Oriente,[Santiago de Cuba], (66): 67-68; septiembre de 1987.

[7] Muguercia, Alberto: “Teodora Ginés ¿mito o realidad Histórica?”, en Revista de la Biblioteca Nacional José Martí,  [La Habana], 3ra época vol. XIII, 62 (3): 53-86; septiembre-diciembre de 1971, contiene 2 ilustraciones

[8] Muguercia, Alberto: “El Trío Matamoros”, en Verde Olivo, [La Habana], 17 (20): 58;  18 de mayo de 1975, contiene 2 ilustraciones.

[9] Muguercia, Alberto: “Los tres son de la loma, en el 50 aniversario del trío matamoros”, en Bohemia, [La Habana], 67 (21): 10-13; 23 mayo 1975, contiene 6 ilustraciones.

[10] Muguercia, Alberto: “Matamoros: un firme obstinado”, en Signos, Biblioteca Martí, [Santa Clara], (17): 160-207; mayo-diciembre de 1975, contiene 11 ilustraciones.

[11] Muguercia, Alberto: “El que siembra su maíz, que se coma su pinol”,  en El Mar y la Montaña [Guantánamo],(1): 40-41; 1987.

[12] Muguercia, Alberto: “La sublime ilusión de Salvador Adams”, en Bohemia [La Habana],  78 (12): 16-19; 21 marzo de  1986, contiene ilustración.

[13] Muguercia, Alberto: “Sobre Graciano Gómez y su música”, Biblioteca Nacional Jose Marti, en Serie Nuestros Autores, 1, La Habana, 1981. 63 p.,  ilustraciones.

[14] Muguercia, Alberto: “Algo de la trova en Santiago”, Biblioteca Nacional Jose Martí, en Serie Nuestros Autores 3, La Habana, 1985. 170 p., ilustraciones.

[15] Bernaza, Luís Felipe (Dirección): “De donde son los cantantes”, Documental, 35 mm. Color, 32 min., Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica, [La Habana], 1977.

[16] Cortázar, Octavio (Dirección): “En Guayabero mamá”… (Me quieren dar). Documental, 35 mm. Color, 31 min., panorámico, Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica, [La Habana], 1986.

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