Candombe en la Feria

Pedro de la Hoz
15/2/2016

De Uruguay no solo han llegado escritores sino también músicos a la Feria Internacional del Libro de La Habana 2016. Unos más conocidos que otros —quién no sabe de la dimensión histórica de Daniel Viglietti, o del reciente gusto por los tangos renovados de Malena Muyala— pero todos fundamentales a la hora de ilustrar la diversidad de la creación sonora de la nación oriental.

Es así que los cubanos descubren a Daniel “Tatita” Márquez. Con él ha venido una zona de la tradición musical que da cuenta de la herencia africana en un territorio habitualmente identificado con huellas de las culturas europeas.

Me refiero al candombe, complejo músico-danzario que se fue armando a partir de los aportes de una veintena de grupos étnicos africanos esclavizados y trasladados a la fuerza desde ese continente al Nuevo Mundo durante la etapa colonial. Con la palabra candombe los esclavos primero y luego los libertos identificaban los cantos y bailes de añoranzas y resistencia.

Al pasar el tiempo, esa expresión cultural se ha enraizado de tal modo que es impensable una fiesta sin los toques y los bailes del candombe, de manera muy puntual en las jornadas del carnaval.

Musicalmente, el candombe se estructura mediante el toque de un juego de tambores denominados chico, repique y piano, que acompaña en el carnaval a las comparsas de negros y lubolos (blancos con caras ennegrecidas).

“Tatita” Márquez representa la corriente creativa contemporánea del candombe, en tanto lo ha llevado a la escena y al disco de manera independiente al hecho carnavalesco y lo ha logrado entroncar con otras músicas populares.

Este joven músico se ha dedicado a la investigación folclórica y la docencia, pero sobre todo a la interpretación de lo que llama candombe-fusión en festivales y conciertos en Brasil, EE.UU., Argentina, Chile, España y Francia.

En una entrevista confesó: “El conocimiento me condujo a hacer evolucionar el candombe y confrontarlo con públicos internacionales; no es que se pierda la pureza sino buscar la manera de que la música pueda dialogar con otras formas”.

Una de sus producciones discográficas más elogiadas por la crítica fue Iniciación, grabado en Nueva York: “Está inspirado por todo lo que pasa en la ciudad, y pretende conectarse con un medio que está acostumbrado a escuchar jazz en su vertiente latina”.

Hace apenas unos meses se unió en un concierto con el célebre trompetista norteamericano Wynton Marsalis. Un disco suyo anterior, Mukunda, mereció uno de los premios Graffiti 2013, lauros anuales a la producción musical uruguaya.

Aquí en Cuba, “Tatita” se ha encontrado con la rumba y los caminos que desde hace muchísimo tiempo esta ha emprendido para vincularse con diversos géneros de la música popular.

En tal sentido, la experiencia cubana del músico uruguayo puede ser enriquecedora.