De las muchas y grandes cualidades que distinguen la vida de Abel Ramos Rodríguez, hay tres que lo enaltecen: su profundo amor por los niños, su perseverancia y su talento. Unidas las tres, en cualquier orden, el resultado será siempre su arraigado empeño en la formación de valores en niños, adolescentes y  jóvenes a través de la enseñanza artística, particularmente mediante la música.

Comenzó esta encomiable y hermosa  labor, que hace de su profesión de maestro un evangelio vivo, cuando concluía sus estudios en el Instituto Pedagógico Enrique José Varona.

“El trabajo final que debía realizar en este centro para graduarme —rememora—,  era la creación de un coro infantil. Además de gustarme, me entusiasmaba esa idea. Era algo que había soñado desde los inicios de mi carrera. Con ese trabajo me propuse demostrar las habilidades que ya poseía como maestro. Escogí a niños que cursaban la enseñanza primaria en el centro escolar Ciudad Libertad. Durante unos cuatro meses trabajé con ellos.

“Cuando el profesor nos enseñó a cantar, aprendimos qué significan la disciplina y las buenas acciones”.

En ese primer intercambio con niños sentí placer. Sentí que era una actividad que me hacía mucho bien. Cuando, finalmente, logré prepararlos con un repertorio, presenté aquel coro ante un jurado. Sus integrantes, asombrados por el trabajo que yo había realizado en tan poco tiempo, le hicieron varias preguntas a los niños.

“Casi todos en sus respuestas expresaron su aprecio y agradecimiento a su maestro, que les había cambiado un poco sus vidas. Nunca he podido olvidar las palabras de uno de ellos cuando dijo: Después de clases, nosotros nos dedicábamos a mataperrear. Andábamos por ahí, sin rumbo fijo. Pero cuando el profesor nos enseñó a cantar, aprendimos qué significan la disciplina y las buenas acciones”.

Asegura que a partir de esas opiniones aprendió a amar todavía más su profesión, “la cual se complementaba con las enseñanzas y el ejemplo de los buenos maestros que contribuyeron en mi formación, especialmente los que impartían las asignaturas de Pedagogía y Psicología. Esos conocimientos me permitieron, posteriormente, entender con más profundidad a los niños, sus intereses y necesidades espirituales. Salí del Instituto Enrique José Varona impregnado del deseo de continuar trabajando con niños y jóvenes. Y una vez graduado lo primero que decidí fue formar un coro infantil en mi propia comunidad”.

Abel Ramos Rodríguez junto a un grupo del coro Cascabelitos, una labor de más de 20 años potenciando valores en niños y adolescentes. Imagen: Tomada del Portal de la AHS

El primer desempeño profesional de Abel Ramos fue en el tecnológico René Ramos Latour, donde formó una nueva agrupación vocal integrada por un grupo de adolescentes y jóvenes estudiantes de ese centro. Con visible y no menos merecido orgullo manifiesta que fue aquel “el primer coro que logré crear en esta comunidad”.

Al frente de esta agrupación, laureada en eventos provinciales y nacionales, inició en el municipio Arroyo Naranjo su incesante quehacer en la formación musical e integral de decenas de niños, adolescentes y jóvenes, muchos de los cuales son hoy mujeres y hombres de bien.

“Algo que me ha caracterizado siempre es trasmitir a través de mis composiciones, de las letras de mis canciones, el amor a la Patria, a la naturaleza, a la familia. Valores que junto a otros completan la formación integral de las futuras generaciones, esenciales para preservar y dar continuidad a los principios que sostienen a la Revolución y a nuestra sociedad”.

“Un arduo trabajo, dirigido no solo a la formación artística de niños y jóvenes, también, y sobre todo a fomentar valores en su personalidad que le permitieran una formación integral”.

Por los excelentes resultados alcanzados con los estudiantes del tecnológico René Ramos Latour, fue “seleccionado para formar parte del equipo metodológico de la Dirección Municipal de Educación de Arroyo Naranjo. Ocupé esa responsabilidad por varios años. Confieso que desarrollamos  un trabajo muy bueno, tanto en las escuelas primarias como en las secundarias básicas. En ambas logramos los objetivos propuestos: insertar en esos centros de enseñanza todas las manifestaciones artísticas y el deseo de hacer arte”.

¿Cuándo y por qué nació en usted la idea de crear el proyecto Cascabelitos?
“Nuestros dirigentes en el municipio, cumpliendo un llamado de Fidel de llevar a cabo un proceso de transformación socio cultural en los barrios, tomaron como piloto la comunidad de la Güinera. Fui uno de los escogidos para realizar este trabajo. Y allí en la Güinera, justo el 14 de diciembre de 1998, cuando celebramos el Día del Instructor de Arte, nació Cascabelitos. Ese día hizo su debut, después de un proceso de selección y continuos ensayos efectuados meses antes.

“Seguidamente, emprendimos un arduo trabajo, dirigido no solo a la formación artística de niños y jóvenes, también, y sobre todo a fomentar valores en su personalidad que le permitieran una formación integral.

“Desde su surgimiento, Cascabelitos es la fusión de una labor conjunta de maestros, padres y de toda la familia en general. Comenzamos a crecer y a darnos a conocer. Al tiempo que fuimos insertándonos en actividades culturales provinciales y nacionales”.

Abel Ramos siente orgullo de los logros del proyecto Cascabelitos, sobre todo de los niños y jóvenes a los que ha estimulado a descubrir aspiraciones artísticas. Imagen: Tomada de Internet

Próximo a cumplir sus veinticinco años de creado, Cascabelitos dejó de ser, desde hace ya un buen tiempo, una aplaudida y reconocida agrupación vocal para convertirse en un abarcador proyecto cultural que tiene como principal escenario el municipio Arroyo Naranjo. Y que ya, gracias al esfuerzo y el trabajo sistemático de este incansable educador, deviene referente en todo el país.

¿Cómo ha sido el respaldo de la comunidad a este proyecto?
“Cascabelitos es una gran familia conformada por niños, adolescentes y jóvenes, los padres, los instructores y maestros y hasta mi familia que, igualmente, se ha insertado en este proyecto. En estas más de dos décadas hemos contado y contamos también con la valiosa cooperación de algunos especialistas, como la actriz Mirtha Lidia Pedro, quien nos brinda asesoría en la manifestación de Teatro. Asimismo, la doctora Lourdes Roque, cuyo trabajo es imprescindible en la atención psicológica a los niños. No pocos de ellos conviven con familias disfuncionales o presentan serios problemas de conducta, de ahí la importancia y necesidad de su colaboración.

“En el transcurso de estos veinticinco años hemos enfrentado los más disimiles obstáculos y estos, lejos de debilitarnos, han servido de enseñanza a los niños, adolescentes y jóvenes  de Cascabelitos, que han aprendido que ninguna carencia o dificultad puede frenar sus sueños y aspiraciones”.

“No podemos decir lo mismo de los dirigentes del gobierno y el partido en el municipio, quienes en bien poco o nada nos han brindado su apoyo. Su respaldo ha sido prácticamente nulo. Durante mucho tiempo, por ejemplo, carecimos de un local. Después de meses de infructuosas gestiones, solo  con la ayuda de la gran familia que es Cascabelitos y muchos vecinos de la comunidad, logramos habilitar un espacio en la vivienda donde resido. No es amplio en modo alguno, especialmente, si se tiene en cuenta que los integrantes de Cascabelitos suman más de cien entre niños, adolescentes y jóvenes. Sin embargo, nos permite realizar, además de los ensayos y algunas presentaciones, talleres de canto, de guitarra, de música en general y de teatro, programados para todos los días de la semana en horario vespertino.

“Más allá de su labor artística y educativa, Cascabelitos se ha caracterizado por las constantes y recurrentes inventivas. Por el esfuerzo denodado para conseguir recursos en cualquier lugar.

“Cascabelitos es una gran familia conformada por niños, adolescentes y jóvenes, los padres, los instructores y maestros…”

“Pero el apoyo de los padres, reitero, ha sido inmenso. Ese apoyo se materializa en la confección de vestuarios, en equipos de audio, en el acondicionamiento de locales, en el financiamiento de equipos y de transporte para la movilidad de los niños a lugares distantes ya sea una presentación o un programa radial o televisivo. Son ellos, realmente, el sostén de este proyecto. Sin ese respaldo extraordinario el proyecto no podría existir”.

Y acaso esa falta de apoyo por parte de las autoridades municipales y de otras limitaciones reales enfrentadas durante un cuarto de siglo, ¿podrán detener la labor desarrollada, ese entusiasmo característico de Abel Ramos?

“Jamás. Por supuesto que no”. Fue la respuesta inmediata que recibimos de este humilde educador, que ostenta por su meritorio desempeño en el proyecto Cascabelitos numerosos galardones y reconocimientos otorgados por la Organización de Pioneros José Martí, el Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas y sobre todo uno de los más significativos: el Premio Nacional de Cultura Comunitaria, conferido por el Ministerio de Cultura.
“En el transcurso de estos veinticinco años hemos enfrentado los más disimiles obstáculos y estos, lejos de debilitarnos, han servido de enseñanza a los niños, adolescentes y jóvenes de Cascabelitos, que han aprendido que ninguna carencia o dificultad puede frenar sus sueños y aspiraciones, los propósitos que han trazado para su vida.

En el 2020, el Ministerio de Cultura otorgó el Premio Nacional Cultura Comunitaria, en la categoría Proyecto, al Coro Infantil Cascabelitos. Imagen: Tomada del Portal Cubarte

“Reconozco que en no pocas ocasiones hemos sentido disgusto, desánimo. Pero la responsabilidad con los niños, con las familias, nos inspira de nuevo a continuar creando una imagen sólida de que sí pueden hacerse cosas lindas aun en medio de las peores circunstancias.

“Es ese el principal mensaje de Cascabelitos, del equipo que hacemos posible este proyecto, que no ha escatimado esfuerzos para fomentar valores como el respeto, la solidaridad, la disciplina y el  amor a la Patria, a partir del conocimiento de acontecimientos relevantes de nuestra historia y sus principales protagonistas. Enseñanzas trasmitidas con tanto amor y cariño que estamos convencidos llevan y llevarán consigo siempre, dondequiera que estén, aquellos y estos integrantes de Cascabelitos”.

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