Así como el melodioso trino de la alondra —una de las aves cantoras más reconocidas del mundo— enamora a quien lo escuche, y el pájaro en sí deviene símbolo de ascensión e iluminación, la voz de Gretel Cazón, acompañada solamente por cuerdas pulsadas, se cuela, seduce, adentra al oyente en el hechizo que trae consigo la música popular y folclórica latinoamericana.

Como la alondra, bajo el sello Unicornio de Producciones Abdala en colaboración con el Centro Nacional de Música Popular, suma la voz de Cazón y la maestría de Gastón Joya como productor musical, con la obra de grandes del cancionero latinoamericano como Agustín Lara y los cubanos César Portillo de la Luz y José Antonio Méndez. El resultado es un álbum nominado en los Premios Cubadisco 2023 en las categorías de Canción y Diseño Gráfico.

“Este es un álbum claro, transparente, cuya belleza radica en lo bien hecho, cantado y ejecutado”.

El nombre del disco hace alusión a “La alondra”, de Sindo Garay, la canción que inicia el álbum con un arreglo de tres y voz. Completan la lista de trece temas: “Amor de mis amores”, “Alma llanera”, “Recuerdos de Ypacaraí”, “Yo vendo unos ojos negros”, “La Paloma”, “Toda una vida”, “Uno”, “Noche cubana”, “Y decídete mi amor”, “Alma mía”, “Solamente una vez” y “Soy tan feliz”.

Cada una de estas canciones hace un recorrido magistral y minimalista por la música de Latinoamérica; si preguntas por qué, Gretel Cazón comenta que su interés por las sonoridades del continente, de manera más consciente y profunda, inició en el 2022 cuando presentó su anterior fonograma, Rumba Azul, en París. “En esa presentación me pidieron que cantara canciones de ese disco, otras cubanas y que abordara la música latinoamericana”, cuenta a La Jiribilla. A partir de entonces, comenzó a estudiar la música popular latinoamericana y decidió que sería interesante acercarse a ella desde un fonograma. Así surge Como la alondra.

Como la alondra suma la voz de Cazón y la maestría de Gastón Joya como productor musical, con la obra de grandes del cancionero latinoamericano.

Según Cazón, este es un álbum claro, transparente, cuya belleza radica en lo bien hecho, cantado y ejecutado, porque no hay grandes bandas sino pocos instrumentos y cada uno cumple un rol protagónico. El repertorio es de música popular y eligieron precisamente la cuerda pulsada, o sea, la guitarra y el tres, porque son los instrumentos más cercanos a la esencia latinoamericana, presentes en casi todas las casas del continente, sin importar el país. “Es un elemento natural y propio de nuestras tierras, de nuestras canciones y por eso queríamos que fuera un álbum cercano al origen y a la raíz de la música latinoamericana”. 

La artista compara el disco con un recorrido por el tiempo y el espacio de Latinoamérica, que inicia en la mañana y termina en la noche; y las noches siempre son más románticas, por eso están presentes los boleros al final del álbum. Pero también hay tangos, joropos…

Como la Alondra es también como Gretel, versátil, dúctil, abierta al cambio y a la experimentación”.

Miguel Barnet solo necesitó poco menos de una cuartilla para describir esta propuesta en las notas discográficas:

La rica cartografía musical de Latinoamérica se engalana con la dúctil voz de la cantante cubana Gretel Cazón. Con el acompañamiento de la rica diversidad de la cuerda pulsada, la canción se eleva al plano romántico, sensual e íntimo que nos lleva al recuerdo de lo inmarcesible. El amor y la nostalgia se encuentran en un diálogo que expresan lo más puro de un continente que nos devuelve, como un espejo, la imagen de un alma llena de melodías y plenilunios.

A Como la alondra también se sumaron músicos de la talla de Barbarito Torres, en el laúd; Héctor Quintana y Nam Sam, en la guitarra eléctrica; Julito Padrón, en la trompeta; César Hechavarría, en el tres, clave y maraca; Carlos Ernesto Varona, en la guitarra; y Marlene Martínez y Javier Valladares, en los coros. Como invitados participaron Gastón Joya y el Trío Los Embajadores. Participaron además Javier Valladares en la grabación, edición y mezcla; Víctor Rodríguez en la producción general; Jorge Rodríguez en la producción y repertorio; Ofelia Quesada en la asistencia de producción, Ricardo Monnar en el diseño gráfico; Alejandro Fernández en la fotografía y José Luis González en el diseño de vestuario. 

“La artista compara el disco con un recorrido por el tiempo y el espacio de Latinoamérica, que inicia en la mañana y termina en la noche”.

Si bien en el álbum la intérprete continúa abordando la cancionística —rasgo que la ha identificado desde que inició su carrera musical—, ahora sale de su zona de confort y se adentra en las sonoridades de todo un continente, pero, con el principio de cantar a los grandes compositores con respeto, rigor y estudio. “El objetivo es acercar esa música que me enorgullece al público que me sigue, y ofrecerle un trabajo de calidad, hecho con mucha pasión”.

Si bien en el álbum la intérprete continúa abordando la cancionística, ahora sale de su zona de confort y se adentra en las sonoridades de todo un continente.

Como la Alondra es también como Gretel, versátil, dúctil, abierta al cambio y a la experimentación. La artista regresa constantemente a sus raíces, las reverencia, y este disco no es la excepción; es, en definitiva, una suerte para los que disfrutan de la magia que resulta de una magistral y cuidada interpretación.