La gráfica cubana siempre le ha puesto corazón al cartel. De ahí que, al primer golpe de vista, la presente exposición pueda entenderse como un conjunto de mensajes visuales atados al órgano más importante del cuerpo humano, que no por tener por soporte el papel, están rotos. Y de ahí, también, su título: Corazones, con el que se muestra al público en la Galería Rubén Martínez Villena, de La Habana Vieja, desde febrero hasta marzo de 2022. Iniciativa expositiva, por demás, que bien expresa la adhesión sin reservas al cartel de sus promotores en particular y de nuestro pueblo en general, en tanto es uno de los medios más significativos en cuanto a la nueva visualidad que ha caracterizado al arte cubano de vanguardia desde hace ya más de medio siglo.
Asimismo, independientemente del carácter monotemático de la exposición, es de destacar el amplio espectro de mensajes en carteles de cine, políticos y de promoción cultural y social, en los que se pone de manifiesto la continuidad y unidad formal y conceptual de nuestro cartel, aun cuando abarca un período de tiempo muy amplio, en el que han confluido las más variadas tendencias del arte pictórico y gráfico nacional e internacional. Sin embargo, nada le ha restado a esta forma de pensar y decir por el buen hacer de la imagen visual, la cual, si bien se gestó en la década del sesenta del pasado siglo, ha mantenido una expresión propia a través de diferentes generaciones de cartelistas, sin que por ello dejen de apreciarse las diferencias estilísticas de sus cultores más notables.
“Iniciativa expositiva (…) que bien expresa la adhesión sin reservas al cartel de sus promotores en particular y de nuestro pueblo en general, en tanto es uno de los medios más significativos en cuanto a la nueva visualidad que ha caracterizado al arte cubano de vanguardia desde hace ya más de medio siglo”.
Esta realidad, a no dudar, se hace más firme a partir del ya citado carácter monotemático de la exposición, como si un solo corazón tuviera el suficiente amor y coraje para inspirar los cincuenta y siete carteles que hacen la muestra. De hecho, el corazón siempre ha sido un tópico de la creación artística y literaria desde épocas pasadas, aun cuando los antiguos —los niños de la humanidad—, y, en particular, Miguel Ángel, siglos después, en su Moisés, le diera mayor destaque al bajo vientre. En cambio, los románticos (siglo XIX) entendieron que esta era una región de las más vulgares del cuerpo humano, para albergar sentimientos tan puros como el amor en sus más variadas manifestaciones, por lo que en sus obras artísticas y literarias propiciaron su traslado hasta la parte izquierda del pecho. Sin embargo, en términos visuales, aquí se siente constantemente renovado, como si cada uno de sus latidos —entiéndase, carteles—, motivara una irrigación sanguínea de real interés estético-comunicativo.
Por último, no creemos redundante recordar que la comentada propuesta expositiva sintoniza con una consigna muy de actualidad en nuestros medios de comunicación, en tanto nos revela una verdad igual de valedera para la creación gráfica como para el desarrollo de la nación:al cartel, como a Cuba, hay que ponerle corazón.