Increíblemente, con orígenes diversos, el resultado musical es extraordinario en el destino que el Jazz Plaza 2024 quiso que tuvieran: La Habana. En el Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes ocurrió la primera oportunidad, y luego se dio en Fábrica de Arte Cubano. Públicos también distintos en su manera de disfrutar y valorar el arte, pero convencidos en ambos casos de que la música es el mejor aliado para unir almas y creaciones.

Hubo sentido artístico en la puesta, hubo “bomba” en cada tema…

Ganadora de un Grammy, la violinista y cantante Mireya Ramos (de madre dominicana, cantante y acordeonista, y padre mexicano cantante de mariachi) no abandonó su sencillez y deslumbró a los asistentes. Talentosa en su instrumento y con un amplio registro vocal, interpretó temas de su autoría como “Quiero volver”, “Dicen” y “Regresa ya”, en un repertorio que incluyó otros como “Palabras”, de Marta Valdés, “Y tal vez”, de Juan Formell, “Siboney”, de Ernesto Lecuona y “Reaching for the moon”, de Irving Berlin.

La violinista y cantante Mireya Ramos deslumbró a los asistentes.

Además, y era la novedad que también yo esperaba, el multinstrumentista y compositor estadounidense Michael McClintock —gestor de esta iniciativa de confluir en concierto en Cuba con Mireya y con músicos cubanos— no solo tocó el tres en el espectáculo, de manera magistral y con sello propio, sino que puso a disposición de todos los títulos “Goza mi nengón” y “Habana”, en coautoría con su esposa Dálida Pupo.

Fue el músico cubano, compositor, arreglista y productor musical Janio Abreu quien asumió el desafío de arreglar los temas, con la sonoridad que evidencia su impronta y que permitió imbricar diversos estilos. Sumó a otros músicos cubanos como Guillermo del Toro en la percusión, Fabio Rivera y Mario Rivera en los drums y el piano, respectivamente, Enrique Lazaga en el güiro, Roberto Álvarez en el bajo y él mismo en el saxofón.

Fue el músico cubano Janio Abreu quien asumió el desafío de arreglar los temas e imbricar diversos estilos.

Hubo sentido artístico en la puesta, hubo “bomba” en cada tema y, sobre todo, hubo una calidad musical y estética que considero necesario destacar en un evento que potencia tanto la pluralidad.