Dido abandonada en el Festival

Camila Novas García
10/11/2016
Fotos: Kike

 

La célebre historia de Dido y Eneas volvióa los escenarios cubanos en el ámbito del 25 Festival Internacional de Ballet “Alicia Alonso”. Interpretadapor el Ballet Nacional de Cuba, la obra en cuatro escenas Dido abandonadacuenta con la coreografía de Alicia Alonso, inspirada en el ballet homónimo de GasperoAngiolini. El libreto original de esta pieza parte de la visión que nos han legado Virgilio y Metastasio, poetas latino e italiano, respectivamente. Sin embargo, la presente versión no constituye una reconstrucción histórica, sino un acercamiento desde los preceptos de este arte danzarioa aquella leyenda.
El cuidado por la pose, la recreación casi fotográfica del estilo, pero con una inventiva propia, nos hacen advertir cómo la coreografía, desde las bases académicas, se desdobla en buscar la correcta alineación del torso, de la mano, la asimetría propia de este período.

El estilo del ballet nos remite a un clasicismo elevado(y no me refiero a la fórmula Petipá, sino a lo que entendemos en la historia del arte como clasicismo, aquel inspirado en el período helenístico). De este modo nos recuerda por qué el ballet, entre las manifestacionesdanzarias, continúa siendo de los que demandan mayor exquisitez en la ejecución.

El cuidado por la pose, la recreación casi fotográfica del estilo, pero con una inventiva propia, nos hacen advertir cómo la coreografía, desde las bases académicas, se desdobla en buscar la correcta alineación del torso, de la mano, la asimetría propia de este período, en un sentido escultórico, en un exquisito manjar de sensaciones visuales muy acorde con el lenguaje teatral del siglo XVIII.

Estos elementos, sobre todo, brillaron en la interpretación de la reina Dido por la primera bailarina SadaiseArencibia, precisa en técnica y en ejecución; y en el también primer bailarín Dani Hernández, en su papel de Eneas, el héroe troyano que se debate entre el deber y el amor.

El corps de ballet femenino, al servicio de interpretar a las damas mensajeras de Dido y a la corte de la reina de Cartago, nos regaló una placentera ejecución, pareja y con cuidado en los detalles del estilo, tan importante en este ballet.


Dido abandonada.

Sin embargo, lamentablemente, nublaron la puesta hechos que, si bien pueden haber intentado pasar inadvertidos, para algunos no lo fueron. Un cuerpo de baile masculino con excelente potencial como bailarines individualmente, mas disparejo y con interés en resaltar como solistas y no como conjunto (muy notorio en las interpretaciones de los personajes de los soldados troyanos), conllevó a percances evitables, como el mal uso de elementos escenográficos, cruces de dos bailarines en grandjetés no bien calculados y fallidos en ejecución, y hasta danzantes notoriamente desconcentrados en el mismo inicio del ballet, rompiendo con la magia del prólogo.

Felizmente, en contraposición a estos hechos, se destacó la interpretación del bailarín Ariel Martínez en el personaje de Jarbas, el rey moro. Con excelente potencial físico y con una carrera en ascenso, este joven bailarín ya nos tiene acostumbrados a su energía y vitalidad en escena. Como Jarbas, hizo gala de estas fortalezas, y con ellas dotó al personaje de una virilidad y manera de bailar muy propias, situando—como dicta el deber ser—la técnica al servicio de lo que se quiere decir:giros y saltos virtuosos estuvieron acompañando la intensidad y el dramatismo del dolor que siente su personaje cuando es rechazado y burlado. Sería gratoseguir la carrera de este bailarín y verlo desdoblarse en otras interpretaciones, quizá alejadas de este tipo de personaje, ya que puede que tenga mucho que ofrecer.


Ariel Martínez en Dido abandonada.

La puesta en escena de este ballet constituye una muestra más de lo que en materia de repertorio nuestro Ballet Nacional cuenta como ventajas. Si bien muchos coincidimos en una necesaria actualización de las obras ofrecidas por el mismo —para lo cual este Festival ha sido el marco propicio—; otros pueden coincidir en lo grato que resulta revisitar piezas como esta, clave en la conformación del estilo y la estética de esta compañía. Una historia amena para una función agradable, mas perfectible.